El 4 de junio de 2016, Nikolai Stoyanov estaba en una calle de Burgas (Bulgaria) junto a un pequeño exhibidor con el que ofrecía publicaciones gratuitas de los testigos de Jehová a los transeúntes. Alrededor de las siete de la tarde, vino la policía y le impuso una multa de 50 levas (27 dólares) por infringir una ordenanza municipal. Otros cuatro Testigos de Burgas también fueron multados durante los meses de mayo y junio por difundir de forma pacífica sus creencias religiosas.

Nikolai y los otros Testigos llevaron sus casos ante los tribunales, y el Tribunal Regional de Burgas los revisó en octubre y noviembre de 2016. En todos los casos falló a favor de los Testigos y canceló las multas.

Mientras tanto, los testigos de Jehová también solicitaron a los tribunales que evaluaran si la ordenanza municipal violaba o no la Constitución búlgara. El 12 de octubre de 2016, el Tribunal Administrativo de Burgas declaró que la ordenanza que pretendía imponer restricciones a la obra de los Testigos iba en contra de las garantías ofrecidas en la Constitución, así como de los compromisos de respetar la libertad religiosa que el país tiene con la comunidad internacional.

El consejo municipal de Burgas estaba al tanto de que las restricciones de la Ordenanza para Mantener el Orden Público eran inconstitucionales. En el 2013, un partido nacionalista propuso enmendar la ordenanza porque algunas personas se habían quejado de la obra de los Testigos. El gobernador del distrito evaluó la ordenanza y concluyó que las enmiendas propuestas eran discriminatorias. Por tanto, emitió una orden en la que las declaraba inconstitucionales. Sin embargo, el siguiente gobernador de distrito revocó la orden, y el consejo municipal aprobó las enmiendas. La oficina del Defensor del Pueblo le advirtió al consejo que las enmiendas eran ilegales, pero estas permanecieron vigentes hasta que el Tribunal Regional de Burgas las invalidó.

Algo parecido sucedió en Kyustendil, donde el consejo municipal decidió enmendar una ordenanza, pese a saber que esas enmiendas restringirían la libertad religiosa. Después ordenó a la policía municipal que hiciera cumplir la nueva ordenanza. Sin embargo, el Tribunal Administrativo de Kyustendil invalidó seis infracciones imputadas a los Testigos, así como las multas, que ascendían a 800 levas (439 dólares). En una de sus decisiones, declaró: “A la solicitante se le acusa por una acción que es, en esencia, el ejercicio del derecho a la libertad de culto, la cual está protegida por la Constitución y por la Ley de Actos Religiosos”. El 24 de junio de 2016, este mismo tribunal admitió a trámite otra solicitud de los Testigos y declaró que las enmiendas a la ordenanza eran inconstitucionales. * El consejo municipal de Kyustendil ha apelado esta decisión ante el Tribunal Supremo.

En los últimos años, al menos 44 municipios de Bulgaria han enmendado ordenanzas con el fin de restringir las actividades religiosas de organizaciones que tienen reconocimiento legal. Cuando las autoridades locales hacen cumplir las ordenanzas, los Testigos reciben advertencias por escrito, citaciones, multas y amenazas. Hasta se han visto sometidos a ataques. Por ejemplo, el 26 de marzo de 2016, Marin Tsvetkov, un funcionario municipal de la ciudad de Vratsa, les dijo a dos mujeres Testigos que buscaría a unos matones para que les pegaran. Luego, les quitó algunas publicaciones y las estropeó.

Ahora bien, los tribunales búlgaros y algunos funcionarios de mente abierta han defendido el derecho a la libertad religiosa. Por ejemplo, en Sofía, la capital, tres funcionarios se acercaron el 2 de junio de 2016 a un exhibidor de publicaciones y les preguntaron a los Testigos si tenían permiso para estar allí. Después de analizar el asunto, los funcionarios reconocieron que la Constitución garantiza el derecho a realizar este tipo de obra. Y en Plovdiv, la segunda ciudad más grande del país, el consejo municipal rechazó la propuesta de un grupo político que quería enmendar la Ordenanza de Orden Público y Seguridad, a fin de ilegalizar a los Testigos.

Los testigos de Jehová de Bulgaria están tratando de dejar sin efecto las 44 ordenanzas que pretenden restringir su derecho constitucional a expresar sus creencias. Krassimir Velev, portavoz de la sucursal de los testigos de Jehová de Bulgaria, ubicada en Sofía, declaró: “Los testigos de Jehová ofrecen un servicio valioso a la comunidad, pues hablan con las personas sobre asuntos que les preocupan y responden a sus preguntas con la Biblia. Aunque a muchas personas les gusta nuestro mensaje, ciertos municipios han adoptado ordenanzas restrictivas que nos castigan por distribuir de forma gratuita nuestras publicaciones o por expresar públicamente nuestras creencias. Siempre que sea posible, defenderemos el inestimable derecho que Dios nos ha dado de adorarlo libremente”.

Los testigos de Jehová agradecen que los tribunales y muchos altos funcionarios del país hayan defendido la libertad religiosa, un derecho que beneficia a todos los sectores de la sociedad. El tiempo dirá si las autoridades enmendarán las ordenanzas que aún restringen esa libertad en Bulgaria.