La mañana del domingo 1 de septiembre de 2019, el huracán Dorian —una de las tormentas más fuertes que se han registrado en el océano Atlántico— tocó tierra en la isla Gran Ábaco (en el norte de las Bahamas). Alcanzó la categoría 5 y es especialmente peligroso por la lentitud con la que avanza, la intensidad de sus vientos y las abundantes lluvias. Dorian había pasado como tormenta tropical por las islas de Sotavento, Puerto Rico y las islas Vírgenes, donde no provocó mayores daños.

La sucursal de los testigos de Jehová de Estados Unidos sigue reuniendo información sobre el impacto que este huracán ha causado tanto en nuestros hermanos como en las propiedades de la sucursal. De momento, se sabe que los 46 publicadores de las dos congregaciones de Gran Ábaco están bien. Pero el único Salón del Reino de la isla quedó destrozado.

En la isla Gran Bahama hay cuatro congregaciones y 364 publicadores. Según los primeros informes, 196 Testigos han tenido que abandonar sus hogares y 22 casas han sufrido daños. Tres casas quedaron destruidas.

Antes de que llegara la tormenta, la sucursal dio instrucciones a los superintendentes de circuito y ancianos de las zonas afectadas. Recomendó que los hermanos se desplazaran a la capital, Nasáu, o a otros lugares seguros.

Seguiremos orando por los hermanos que sufren por culpa de este huracán. Sabemos que Jehová está pendiente de ellos y les dará las fuerzas que necesitan en estos momentos difíciles (Salmo 46:1, 2).