30 DE AGOSTO DE 2022
FILIPINAS
Se cumplen 75 años del primer número de La Atalaya en tagalo
El 1 de septiembre de 2022 se cumplieron 75 años desde que se empezó a publicar La Atalaya en tagalo. Desde entonces, se ha pasado de imprimir unos 600 ejemplares de cada número con un mimeógrafo a imprimir 1,2 millones de ejemplares de cada número en una rotativa. También está disponible de forma digital en jw.org.
La primera vez que se predicó en Filipinas fue en el año 1908. La obra se empezó a organizar mejor a partir de 1924, cuando se estableció la sucursal. Aunque al principio se utilizaban sobre todo publicaciones en inglés, los hermanos se dieron cuenta de que hacía falta traducirlas al tagalo.
El 14 de junio de 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, llegaron a Filipinas tres misioneros de Galaad: Earl Stewart, Victor White y Lorenzo Alpiche. Poco después de que lo nombraran siervo de sucursal, el hermano Stewart se encargó de que varios hermanos capaces empezaran a traducir La Atalaya al tagalo. Para septiembre de ese año, los publicadores ya estaban recibiendo dos números de la revista cada mes para su distribución.
Muchos de los primeros traductores tenían que trabajar para mantener a sus familias, así que traducían las publicaciones al regresar, a veces hasta muy tarde en la noche. Por ejemplo, el hermano Hilarion Amores dijo: “Teníamos que traducir hasta las dos de la mañana, pero lo hacíamos con gusto porque sabíamos que estábamos ayudando espiritualmente a nuestros hermanos”.
Hoy día, en Filipinas hay 1.126 congregaciones de este idioma, donde sirven 97.443 publicadores. En todo el mundo la cifra total de publicadores que hablan tagalo es de más de 115.000. En Filipinas hay unos 76,5 millones de personas que hablan tagalo, pero las publicaciones en tagalo se distribuyen en muchos otros países para el beneficio de publicadores y personas interesadas de todo el mundo.
Le damos muchas gracias a Jehová por dar alimento espiritual mediante su organización a millones de personas de todo el mundo en el idioma de su corazón (Mateo 24:45, 46).