Los testigos de Jehová nunca olvidaremos la campaña de predicación de noviembre de 2020. La mayoría de nosotros estuvimos confinados en nuestros hogares por culpa de una pandemia. Así que tuvimos que dejar de usar temporalmente algunos de nuestros métodos de predicación. Aun así, esta campaña mundial para anunciar el Reino de Dios fue todo un éxito. Millones de testigos de Jehová distribuyeron por todo el mundo el número 2 del 2020 de la revista La Atalaya. Enviaron esta revista a negocios, funcionarios, profesores, amigos, familiares y al público en general. Esta campaña animó a muchas personas. No solamente a quienes escucharon el mensaje, sino también a quienes participaron en ella.

Esto es lo que han comentado algunos hermanos de diferentes partes del mundo:

Lucinda Furkin, una hermana recién bautizada de 18 años de edad que vive en Australia, escribió: “Aunque estuve muy enferma durante la campaña, sentí que Jehová me animó, me tomó de la mano y me dio las fuerzas que necesitaba para aguantar”.

Un padre de Nueva Zelanda cuenta cómo ayudó la campaña a su familia: “Tenemos 4 hijas, de 7, 9, 11 y 13 años. Vimos esta campaña como una asignación que Jehová nos estaba dando a nosotros como familia. Eso nos ayudó a ser constantes y a predicar todos los días durante la campaña”.

Kagiso y Lydia Marumo, un superintendente de circuito y su esposa, enviaron un ejemplar electrónico de la revista a familiares no Testigos. Algunos les contestaron dándoles las gracias. Una familiar de Kagiso, que es médico, dijo que la revista era justo lo que necesitaba en ese momento. Explicó que algunos de sus pacientes tenían preguntas sobre asuntos espirituales y que hasta sus propios hijos habían estado practicando el ocultismo. Kagiso y Lydia hablaron con ella y comenzaron un curso de la Biblia esa misma tarde. Dirigen el curso dos veces por semana.

Soroya Thompson, que sirve como precursora en Ontario, escribió: “La campaña me ayudó a centrarme de nuevo en lo que es más importante y a darme cuenta de lo mucho que queda por hacer. También demuestra que Jehová nos ama y que no quiere que nadie sea destruido. Pensar en eso me impulsó a predicar aún más durante la campaña”.

Una hermana de Columbia Británica dijo: “Decidí hacer el precursorado auxiliar durante esta etapa tan difícil para luchar contra los sentimientos negativos. Me ayudó a sentirme mejor, y también ayudó a mi familia”.

La sucursal de Canadá informa que, gracias a la campaña, muchas familias ahora están más unidas. Los niños también se sintieron útiles: escribieron cartas sencillas de su puño y letra, o ayudaron a sus familias a escribir las direcciones en los sobres, a poner los sellos o a buscar direcciones.

Timo Tuomisto, que es superintendente de circuito, y su esposa, Eeva, dijeron: “En el norte, noviembre es el mes en el que hay mayor oscuridad. Así que los hermanos, especialmente los precursores, agradecieron mucho la campaña, porque les trajo luz en medio de la oscuridad”.

Un matrimonio le envió la revista a un conocido. Esta persona les escribió una carta de agradecimiento en la que les explicaba que estaba leyendo el libro bíblico de Santiago, donde dice que la fe sin obras está muerta. En la carta decía: “Los testigos de Jehová siempre se han esforzado por hablar con las personas para enseñarles lo que dice la Biblia. Hacen obras que fortalecen la fe”.

La sucursal de Grecia hizo el siguiente comentario: “Los confinamientos y las restricciones por culpa de la pandemia han hecho que muchos se sientan cansados y estresados. La campaña fue el alivio que necesitaban. Muchos dijeron que fue como estar en un oasis espiritual”.

Una hermana llamada Suzie Kontargiri decidió hacer el precursorado auxiliar a pesar de sus problemas de salud y de que su esposo no es Testigo. Ella dijo: “Gracias a la campaña, todos mis pensamientos negativos desaparecieron. Me levantaba alegre por las mañanas, hacía las tareas de la casa, cocinaba, atendía a mi esposo, y luego empezaba a predicar. Muchas veces mi esposo, que no es creyente, me preguntaba: ‘Hoy vas a predicar, ¿verdad?’, porque se había acostumbrado a verme feliz cuando predicaba con las hermanas”.

La hermana Tamaki Hirota escribió cartas a algunos funcionarios del gobierno. Cuenta: “El primero que utilizó las cartas para dar testimonio fue Jehová. Él escribió 66 cartas a la humanidad, cartas que los humanos hemos leído una y otra vez a lo largo de la historia para acercarnos a él. Jehová sabe que este método funciona. Fue una campaña inolvidable”.

Las hermanas Meharaja Vijaya e Imayanathan Amutha escribieron a la misma dirección por error. El señor que recibió las cartas tiró la primera a la basura sin abrirla. Pero al recibir la segunda carta pensó que debía contener un mensaje muy importante si se la habían mandado por segunda vez. Así que leyó la revista, llamó a la hermana que le había enviado la segunda carta y aceptó un curso bíblico.

Una funcionaria que recibió la revista llamó a la sucursal de Sri Lanka. Decía que, aunque era cristiana, nunca había conocido a un testigo de Jehová. Hizo comentarios muy positivos sobre la revista y nuestra página web, y luego preguntó: “¿Cómo puedo hacerme testigo de Jehová?”. Inmediatamente, los hermanos se encargaron de que alguien la llamara.

Un publicador de 13 años, que asiste a una escuela en la que a menudo se habla de política, explicó cómo le ayudó la campaña de noviembre: “Me dio más confianza para explicarles a mis profesores por qué soy neutral en asuntos políticos. Eso fortaleció muchísimo mi fe”.

La hermana Margit Haring tuvo sentimientos parecidos. Escribió: “Esta campaña me ayudó a predicar con más valor y entusiasmo. Al principio, me ponía nerviosa solo con pensar que tenía que hablar con personas de negocios o con funcionarios públicos. He aprendido a defender mis creencias con calma, y eso me ayudará en el futuro”.

Un anciano dijo: “Me conmovió ver la cantidad de hermanos que hicieron el precursorado a pesar de tener problemas serios de salud. Podían habérselo tomado con calma. Pero no lo hicieron. Aprovecharon la oportunidad de participar en la campaña. Cuando expresaron su alegría y el agradecimiento que sentían hacia Jehová y hacia los hermanos, a todo el mundo se le saltaban las lágrimas”.

Las experiencias y los comentarios que nos han llegado de todas partes del mundo son tantos que no podemos contarlos aquí. Nos hace muy felices haberles llevado el mensaje de Reino a millones de personas (Juan 15:11).