El miércoles 5 de julio de 2017, tras el paso del tifón Nanmadol por el sur de Japón, llovió como nunca antes sobre Kyushu, la tercera isla más grande del archipiélago japonés. Como consecuencia, hubo inundaciones y deslizamientos de tierra, y las autoridades tuvieron que evacuar a 430.000 personas. En tan solo doce horas se registraron más de 500 milímetros de lluvia (alrededor de 20 pulgadas o 500 litros por metro cuadrado). Hasta ahora se han informado 34 muertes. Una de las zonas más afectadas fue la prefectura de Fukuoka, en el norte de Kyushu.

Ningún testigo de Jehová ha muerto ni ha resultado herido de gravedad, pero algunas de sus casas sufrieron daños a causa de las inundaciones. Las congregaciones de la zona están atendiendo las necesidades de los Testigos afectados.

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