El 29 de junio de 2017, un tribunal de Kazajistán ordenó a la sucursal de los testigos de Jehová del país, ubicada en Almaty, que suspendiera por tres meses todas sus actividades. Además, les impuso una multa de unos 680.000 tenges kazajos (unos 2.000 dólares).

Anteriormente, el 17 de mayo, las autoridades habían hecho una redada en la sucursal. Con actitud intimidante, un grupo de unos cuarenta agentes armados —algunos de ellos enmascarados— ofreció un lamentable espectáculo ante la comunidad. Los Testigos piensan presentar una querella en contra de la redada.

El 5 de junio de 2017, la policía inspeccionó la sucursal. Según las autoridades, en la inspección se descubrió que los Testigos habían violado ciertos protocolos. Los Testigos expresaron su disconformidad con los resultados de la inspección, que se realizó sin cumplir los procedimientos legales.

Lo que ha sucedido en Kazajistán guarda similitud con los incidentes de intimidación policial e intolerancia religiosa que han tenido lugar en contra de los Testigos de Rusia, donde el gobierno prácticamente ha prohibido la obra de los testigos de Jehová. Los Testigos apelarán la decisión que se tomó el 29 de junio, y tienen como plazo hasta el 14 de julio de 2017.

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