Artur Avanesyan, un joven de 20 años de edad, está cumpliendo una condena de treinta meses en la colonia penitenciaria de Shushi a pesar de que está dispuesto a realizar un servicio civil alternativo. Hasta el más alto tribunal de Nagorno Karabaj ha denegado su derecho fundamental a la objeción de conciencia al servicio militar.

Artur, que es testigo de Jehová, explica lo que hay detrás de sus fuertes convicciones: “Mi conciencia no me permite realizar el servicio militar. Amo al prójimo y no quiero tomar las armas ni aprender a hacer daño a los demás”. Él añade: “No quiero evadir mi deber cívico. Intenté realizar un servicio civil en vez del militar, pero no me lo permitieron”.

El 29 de enero de 2014, el Comisariado Militar de la localidad de Askeran (Nagorno Karabaj) llamó a filas a Artur Avanesyan. Al día siguiente, Artur presentó una petición en la que explicaba que su conciencia no le permitía hacer el servicio militar y expresaba su deseo de realizar un servicio civil sustitutorio. Además, buscó a un abogado para que lo representara porque sabía que la ley no contempla el servicio civil alternativo.

Como Artur tiene pasaporte armenio, su abogado se reunió con los funcionarios de Armenia y Nagorno Karabaj para buscar una solución. Todo indicaba que a Artur se le permitiría realizar un servicio civil sustitutorio en Armenia. Con ese fin, Artur se fue a vivir a Armenia. El 13 de febrero de 2014, entregó una petición ante el Comisariado Militar de Masis (Armenia) para realizar un servicio civil alternativo.

La junta del servicio civil sustitutorio de Armenia nunca se puso en contacto con Artur. En vez de eso, el 14 de julio de 2014 la policía le ordenó que se presentara en la comisaría central de Ereván, en Armenia. Cuando llegó, la policía de Nagorno Karabaj lo estaba esperando. Enseguida lo arrestaron y se lo llevaron a la fuerza a Askeran, en Nagorno Karabaj. Aquello fue a todas luces una extradición, pero sin audiencia, ni orden judicial ni ninguna otra formalidad.

El 14 de julio de 2014, cuando Artur tenía solo 18 años, pasó su primera noche en prisión. Al día siguiente, cuando se leyó su acusación, se enteró de que el tribunal de primera instancia había emitido una orden de detención para arrestarlo y dejarlo en prisión hasta que se celebrara el juicio. El tribunal confirmó su veredicto anterior y, como resultado, Artur fue encarcelado en la colonia penitenciaria de Shushi. El tribunal rechazó todos los recursos presentados contra su arresto preventivo.

El 30 de septiembre de 2014, el juez Spartak Grigoryan, del tribunal de primera instancia, condenó a Artur a treinta meses de cárcel por evadir el servicio militar. * Artur apeló la decisión, pero tanto el tribunal de apelación como el Tribunal Supremo de Nagorno Karabaj confirmaron el veredicto. El joven seguirá encarcelado hasta enero de 2017.

Shane Brady, uno de sus abogados, afirma: “Artur Avanesyan fue detenido, arrestado, procesado y condenado por sus convicciones religiosas. Aunque ha sido encarcelado injustamente, está decidido a seguir fiel a su postura”. El abogado informa que los funcionarios de la prisión ya le permiten a Artur tener una Biblia y publicaciones bíblicas, así como que su familia lo visite.

Después de agotar todos los recursos legales del país, Artur presentó una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Esperan que el fallo sea favorable (aunque es probable que se emita meses después de su liberación), pues este Tribunal ha defendido en repetidas ocasiones el derecho a la objeción de conciencia. En el caso Bayatyan contra Armenia, la Gran Sala del Tribunal Europeo determinó que la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión les da a los ciudadanos el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar. Otros fallos del Tribunal Europeo han confirmado esa decisión. *

Los fallos del Tribunal Europeo han fomentado el respeto por el derecho fundamental a la objeción de conciencia, incluso en tiempos de disturbios o guerra. Por ejemplo, en junio de 2015, un tribunal superior de Ucrania reconoció que los objetores de conciencia tienen derecho a realizar un servicio civil sustitutorio durante la movilización de la reserva.

Los testigos de Jehová de Nagorno Karabaj y de todo el mundo esperan que este gobierno reconozca que la objeción de conciencia es un derecho humano fundamental. ¿Les dará el gobierno a los objetores de conciencia la oportunidad de realizar un servicio alternativo? ¿O seguirá encarcelando a jóvenes inocentes? Si el gobierno de Nagorno Karabaj reconoce el derecho fundamental a la objeción de conciencia, demostrará que respeta las normas europeas sobre este asunto, así como la conciencia de jóvenes de firmes convicciones como Artur Avanesyan.