El 7 de enero de 2020, un terremoto de magnitud 6,4 —seguido de cientos de réplicas y temblores— sacudió la isla de Puerto Rico. Y, en la mañana del 11 de enero, la isla sufrió otro terremoto; esta vez de magnitud 5,9.

Todavía hay muchas zonas sin luz y, por motivos de seguridad, muchas personas no pueden regresar a sus casas. La sucursal de Estados Unidos ha confirmado que ninguno de nuestros hermanos resultó herido ni perdió la vida. Sin embargo, 248 tuvieron que abandonar sus hogares. Además, las casas de 8 publicadores quedaron destruidas. Otras 70 casas de Testigos y 10 Salones del Reino sufrieron daños. Un Comité de Socorro, junto con los superintendentes de circuito de la zona, está atendiendo las necesidades de los hermanos y consolándolos con la Biblia.

A pesar de todo, nuestros hermanos han seguido con sus actividades espirituales. El hermano Robert Hendriks, de la Sección de Información Pública, explica: “Como los terremotos no son muy comunes en Puerto Rico, les han causado mucha angustia a los hermanos. Pero es bonito ver la actitud tan positiva que tienen. No se han desanimado. Hacen todo lo posible por seguir predicando y asistiendo a las reuniones, incluso sin luz y sin agua. Los ancianos de las congregaciones están haciendo un gran trabajo dando ayuda física, emocional y espiritual a todos los que lo necesitan”.

Nos alegra mucho ver que, en medio de todo esto, los hermanos valoran tanto las cosas espirituales. Le pedimos a Jehová que les siga dando paz mental (Salmo 119:165).