Ir al contenido

24 DE JUNIO DE 2020
REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO

Los Testigos congoleños: azotados por el coronavirus, las inundaciones y los conflictos armados

Los Testigos congoleños: azotados por el coronavirus, las inundaciones y los conflictos armados

En medio de la pandemia del coronavirus, los testigos de Jehová de algunas zonas de la República del Congo y de la República Democrática del Congo también han sufrido los efectos de las inundaciones y los constantes conflictos armados. La sucursal ubicada en Kinsasa, que supervisa la predicación en estos dos países, se ha encargado de darles ayuda física y espiritual. Para ello, ha creado 57 Comités de Socorro. Hasta la fecha, más de 90.000 hermanos han podido recibir alimentos gracias a este esfuerzo.

Los días 16 y 17 de abril de 2020, las fuertes lluvias provocaron inundaciones en las provincias del este de la República Democrática del Congo, por lo que 139 Testigos tuvieron que abandonar sus hogares. Sus hermanos en la fe los han acogido en sus casas mientras los Comités de Socorro están trabajando para conseguirles un lugar temporal o permanente donde vivir.

Los hermanos han apoyado con gran generosidad las labores de socorro. En una zona, reunieron 700 kilos (1.543 libras) de bananas o plátanos, 400 kilos (882 libras) de maíz y 220 kilos (485 libras) de yuca y hojas de yuca.

Además, los 60 publicadores de una congregación llamada Some 26 Km hospedaron a 50 hermanos que tuvieron que huir de zonas muy afectadas por la guerra. Compartieron con ellos la comida que tenían hasta que los Comités de Socorro les hicieron llegar alimentos.

Un cabeza de familia de Brazzaville —la capital de la República del Congo— describió así lo que sintió cuando recibió la ayuda de los hermanos: “La vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Yo tenía un empleo estable y, junto con los trabajos esporádicos que conseguía mi mujer, teníamos lo suficiente para vivir. Cuando llegó la pandemia, se acabaron todos nuestros ingresos. Pero no dejamos de confiar en Jehová. Mientras estábamos hablando de qué haríamos cuando nos quedáramos sin comida, Jehová intervino y nos ayudó”.

Mbuyi Ester, una hermana viuda de la ciudad de Kinsasa, dijo algo parecido: “Hace un mes perdí a mi esposo. Necesitaba ayuda desesperadamente. Tenía tres hijos que alimentar y ningún ingreso. Mi familia jamás habría logrado reunir tanta comida para todos esos días. ¡Gracias, Jehová!”.

Le pedimos a Jehová que siga cuidando de nuestros hermanos y bendiciendo las labores de socorro. Estamos deseando que llegue el día en que todos podamos disfrutar de los abundantes productos de la tierra (Salmo 72:16).