El gobierno ruandés tomó una medida para acabar con la discriminación en las escuelas: decretó una orden que obliga a respetar las creencias religiosas de los estudiantes. Estas son muy buenas noticias para los alumnos que se niegan a participar en ciertas actividades escolares por motivos de conciencia.

En Ruanda, la mayoría de las escuelas están subvencionadas por el Estado, pero son administradas por instituciones religiosas. Cualquiera puede inscribirse, sin importar a qué religión pertenezca. A pesar de todo, algunas escuelas han impuesto reglas estrictas que obligan a los estudiantes a participar en actividades religiosas o patrióticas, o a pagar tributo a la iglesia. Además, han castigado a los alumnos que han violado esas reglas por causa de sus creencias. Un ministro del gobierno que supervisa la educación primaria y secundaria resumió así la manera de pensar de algunos directores de escuela: “No está permitido que nuestros estudiantes adoren a Dios de forma contraria a nuestras creencias”.

Las autoridades gubernamentales decidieron intervenir para solucionar el problema y emitieron un decreto presidencial que contiene reglamentación dirigida a eliminar la discriminación religiosa en las escuelas. El artículo 12 de la orden 290/03, publicada en el boletín oficial el 14 de diciembre de 2015, declara que todas las escuelas tienen que respetar la libertad de religión de los estudiantes y permitirles orar a Dios en conformidad con su fe, siempre que su religión o iglesia esté reconocida por el gobierno y mientras hacerlo no interfiera en el proceso de enseñanza y aprendizaje en la escuela.

Esta acción del gobierno apoya la decisión que tomó el Tribunal Intermedio de Karongi en el caso de ciertos alumnos testigos de Jehová que fueron expulsados de una escuela en mayo de 2014. La dirección del centro no respetó la decisión de los alumnos de negarse a participar en un servicio religioso patrocinado por la escuela. El tribunal absolvió a los estudiantes de las acusaciones y ellos pudieron seguir con sus estudios.

En otro caso, el director de un colegio del distrito de Ngororero se negó a darles las calificaciones a 30 estudiantes que no quisieron pagar el tributo eclesiástico (no se trataba de parte de la matrícula o de cuotas escolares). Cuando los padres se quejaron al encargado de educación del distrito, el director tuvo que ceder y al final del año académico entregó las calificaciones a todos los estudiantes.

Chantal Uwimbabazi es una joven Testigo que fue expulsada de su colegio en el distrito de Ngororero porque no quiso asistir a una misa católica que se organizó allí. Sus compañeros de clase y otros se burlaron de ella y perdió un año entero de escuela. Tiempo después se matriculó en otro colegio más apartado de su casa y más costoso, hecho que supuso un sacrificio para su madre, quien es viuda y tiene pocos recursos. Chantal sintió un gran alivio cuando se enteró de la nueva normativa. Ella comenta: “Creo que otros estudiantes de colegios religiosos que tienen circunstancias parecidas también disfrutarán de estudiar sin que se violen sus derechos”.

La nueva normativa está en conformidad con la Constitución de Ruanda, la cual garantiza la libertad religiosa y el derecho a la educación. Los estudiantes testigos de Jehová y sus padres esperan que por fin acaben los incidentes por discriminación religiosa. Además, agradecen al gobierno que haya actuado para proteger la libertad de creencias de los niños en edad escolar.