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Tribunal Regional de Oriol

11 DE JUNIO DE 2019
RUSIA

Palabras de Dennis Christensen ante el Tribunal Regional de Oriol el 23 de mayo de 2019

Palabras de Dennis Christensen ante el Tribunal Regional de Oriol el 23 de mayo de 2019

El jueves 23 de mayo de 2019, Dennis Christensen habló por última vez ante el tribunal de apelaciones. A continuación podrá leer una transcripción (originalmente escrita en ruso) de lo que dijo.

Me gustaría agradecer especialmente a quienes me han apoyado los dos años que ha durado este proceso.

Sobre todo, quiero agradecer a mi esposa, Irina, que desde el principio ha hecho todo lo que ha podido para ayudarme. Ha estado pendiente de mí, y me ha traído ropa, comida, medicinas y otras cosas que necesitaba. Me ha apoyado emocional y espiritualmente con sus visitas y sus cartas, que me enviaba todos los días.

Mi querida Irina, tu fe fuerte, tu paciencia, tu serenidad, tu amor por mí, tu amor por la verdad y tu optimismo han sido un gran ejemplo para mí. Quiero decirte que te quiero mucho y estoy muy orgulloso de ti.

También le quiero dar las gracias a mi familia, que está en Dinamarca. Gracias especialmente a mi envejecido padre y a mi hermana. Quiero que sepan que los extraño mucho. Los quiero y agradezco todo lo que han hecho por mí. Desde que me detuvieron, sus cartas y llamadas me han animado mucho. Estoy convencido de que no se van a dar por vencidos y no van a perder la esperanza de que un día nuestra familia se reúna de nuevo.

Agradezco a mis amigos de todo el mundo por las palabras de ánimo, los dibujos hermosos y otros regalos que me han enviado en sus cartas. Me han ayudado a ver que no estoy solo y que tengo una gran familia internacional.

Quiero que sepan, queridos amigos, que todas sus cartas, grandes o pequeñas, me animaron y fortalecieron. Por favor, no se desanimen si no puedo responderles. Les prometo que en el futuro voy a buscarlos para darles las gracias y abrazarlos.

Gracias también a la embajada de Dinamarca en Moscú y a todo su personal. Asistieron a muchas audiencias y me visitaron en el centro de detención varias veces. Los consejos, la asesoría y el apoyo que me dieron fueron muy importantes para mí. Muchas gracias por la ayuda que me prestaron.

Agradezco al tribunal de apelaciones por permitirme asistir a esta audiencia. Cuando era necesario que me conectara por videoconferencia desde el centro de detención para otras audiencias de apelación, se me hacía muy difícil escuchar todo. Tenía que adivinar la mitad de lo que decían y era muy complicado defenderme. Además, en las videoconferencias me tenía que sentar detrás de las rejas y eso me hacía sentir como un animal en un zoológico. Me parece que eso no está bien, es inhumano y no debería pasar en el siglo 21.

Llevo casi dos años en el centro de detención. Mi caso ha durado ya quince meses. Para soportar una situación como esta sin rendirse ni desanimarse, hace falta ser fuerte. La Biblia dice en Filipenses 4:13: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. a Y en Isaías 12:2 dice: “¡Mira! Dios es mi salvación. Confiaré y no estaré en pavor; porque Jah Jehová es mi fuerza y mi poderío, y él llegó a ser la salvación para mí”.

Todo este tiempo he sentido que Jehová, mi Dios, ha estado conmigo. Me ha dado fuerzas para aguantar todo lo que ha pasado y para no rendirme ni desanimarme, para conservar la alegría y continuar sonriendo. Estoy muy agradecido por su ayuda y me siento muy orgulloso de ser uno de sus Testigos, de ser testigo de Jehová.

Muchos me han preguntado cómo me ha afectado este proceso judicial. Obviamente, no es fácil estar en un centro de detención tanto tiempo, separado de mi esposa, familiares y amigos. He estado muy solo y aislado estos dos últimos años. Se puede decir que sencillamente he estado vivo, pero no viviendo. Todos los días paso 23 de las 24 horas del día en mi celda de 3 por 6 metros (aproximadamente 10 por 20 pies). Camino una hora diaria en un patio del mismo tamaño que mi celda, pero por lo menos está al aire libre. Durante estos dos años he conocido a varias personas con las que he tenido conversaciones muy interesantes. Me he dado cuenta de que muchos de ellos quieren que se les permita tener un proceso y un juicio justos. La mayoría siente que nadie los escucha, y yo he sentido lo mismo estos dos últimos años. He intentado animarlos lo mejor que he podido, pues estoy seguro de que Jesucristo hubiera hecho lo mismo.

He hecho muchos amigos. Algunos han asistido a varias audiencias y otros me han escrito cartas. A algunos los conozco personalmente, pero a otros todavía no. Algunos tienen las mismas creencias que yo, y otros no. Pero me han apoyado porque les indigna que esté ocurriendo esta injusticia en Rusia. Los testigos de Jehová son ciudadanos pacíficos que aman a su prójimo como a sí mismos, pero aquí algunos los están llamando delincuentes y extremistas. Es totalmente ilógico y ridículo. A muchos les sorprende que en Rusia esté pasando algo así en pleno siglo 21.

También me han preguntado si todo esto ha afectado mi fe. La verdad es que este juicio la ha fortalecido. He sentido en carne propia cómo se cumplen las palabras que están en la Biblia en Santiago 1:2-4: “Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se encuentren en diversas pruebas, puesto que ustedes saben que esta cualidad probada de su fe obra aguante. Pero que el aguante tenga completa su obra, para que sean completos y sanos en todo respecto, sin tener deficiencia en nada”.

No soy perfecto, pero he aprendido a aguantar las dificultades sin perder la alegría. Y lo que es más importante, me siento más cerca de mi Dios, Jehová. Estoy más decidido que nunca a hablar de él, de su propósito y de su Reino, la única solución a los problemas de la humanidad. Estoy más decidido que nunca a hablar de las buenas noticias que hay en la Biblia acerca del Paraíso en el que podremos vivir para siempre y en paz aquí en la Tierra. Deseo ayudar a la gente a acercarse al Creador y a que tengan fe en él y en sus promesas.

Es verdad que oficialmente esta es mi última declaración o quizás sea lo último que diga hoy aquí. Es probable que esta sea la última audiencia del caso y el final de una etapa de mi vida que ha durado dos años. Pero les garantizo que no son mis últimas palabras sobre este asunto y sobre las injusticias que están sufriendo personas pacíficas e inocentes en Rusia. Esto solo es el principio, todavía tengo mucho que decirle al mundo. No voy a quedarme callado como si fuera culpable o tuviera algo que esconder. Tengo la conciencia tranquila porque no he hecho nada malo, no he violado ninguna ley rusa y no tengo nada de qué avergonzarme.

De lo que sí habría que avergonzarse es de lo que me están haciendo a mí y a otros testigos de Jehová en Rusia. Acusarnos falsamente de extremismo, interrogarnos, arrestarnos, registrar nuestros hogares, confiscar nuestras pertenencias, investigarnos, amenazarnos y hasta torturarnos... Eso sí es una vergüenza. Pero la verdad siempre sale a la luz y tarde o temprano se hará justicia. La Biblia dice en Gálatas 6:7: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará”.

¿Por qué me impuso el tribunal una condena de seis años de cárcel? No hay explicación. No existe una sola prueba de que yo haya hecho algo malo. Todo lo contrario, hay muchas pruebas que demuestran que siempre actué de acuerdo con el artículo 28 de la Constitución de la Federación de Rusia. Cumplo la ley del gobierno ruso y soy una persona honrada. Soy cristiano, creyente y testigo de Jehová. Amo al pueblo ruso. ¿Por qué me castigan? ¿Por qué me quieren encarcelar seis años? No hay explicación. Es una injusticia.

Sinceramente, deseo que este tribunal de apelaciones defienda la ley y se asegure de que se haga justicia. Espero que sea este tribunal el que ponga fin a la persecución religiosa que se está llevando a cabo en Rusia. De verdad, espero que este tribunal de apelaciones le demuestre al mundo entero que aquí en Rusia existe libertad religiosa para todos.

Muy pronto se cumplirán las palabras que están en Miqueas 4:3, 4, donde dice: “Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos [...]. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra. Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar”.

Dios siempre juzga con justicia. Gracias a su Reino, muy pronto no existirán conflictos ni violencia ni guerras. Viviremos en paz y ya no habrá nada que nos cause ansiedad. En otras palabras, la humanidad será realmente feliz.

Señor juez, la decisión que usted tome hoy puede encaminarnos en esa dirección de justicia y paz. Sería un gran paso hacia a un mundo sin temor, tristeza e injusticia. Espero que su decisión vaya en esa dirección. De antemano, muchas gracias.

a Dennis citó de la traducción sinodal rusa. Sin embargo, para facilitar la labor de traducción, aquí se usó la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.