El 28 de agosto de 2021, Alexánder Lubin y Anatoli Isákov salieron de prisión preventiva tras una solicitud que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos hizo a las autoridades rusas. Aunque ambos tienen discapacidades, estuvieron detenidos durante mes y medio en la región rusa de Kurgan. Todavía podrían ir a la cárcel después de que el tribunal que atiende su caso tome una decisión.

El 13 y el 14 de julio de 2021, las fuerzas de seguridad de la región de Kurgan realizaron registros masivos en viviendas de testigos de Jehová. Detuvieron a varios Testigos, entre ellos a Anatoli, que tiene 56 años, y a Alexánder, de 65.

Alexánder padece una enfermedad vascular grave, hipertensión y una enfermedad autoinmune que afecta sus órganos. Mientras estuvo detenido, no le permitieron recibir sus tratamientos médicos, entre ellos su terapia diaria de 16 horas con un humidificador de oxígeno. Tiene dificultades para caminar y no puede ponerse de pie sin ayuda. Su esposa, Tatiana, también tiene una discapacidad y ha sufrido cuatro derrames cerebrales.

Anatoli tiene un tipo de cáncer de la sangre y varias fracturas en la columna vertebral y en las costillas, por lo que debe usar silla de ruedas. Durante la estancia en la cárcel se le interrumpió su quimioterapia y no se le administraron medicinas para el dolor. Y lamentablemente allí se contagió del COVID-19.

Durante semanas, los abogados apelaron al tribunal para solicitar la liberación de Anatoli y Alexánder, pero no consiguieron nada. Los jueces basaron su decisión en un certificado que emitieron los médicos del Hospital Clínico Regional de Kurgan. En este se hacía la absurda declaración de que Alexánder y Anatoli no tenían ninguna enfermedad que los eximiera de estar en prisión preventiva.

El 8 de agosto de 2021, los abogados llevaron el asunto al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Este tribunal presentó una petición a la Fiscalía General de la Federación de Rusia. El 24 de agosto de 2021 se envió de nuevo a Alexánder y Anatoli al Hospital Clínico Regional de Kurgan. Esta vez, los médicos admitieron que ambos estaban muy enfermos y que no podían seguir detenidos.

Oramos por Alexánder y Anatoli, que se mantienen leales a pesar de la persecución y las enfermedades. Sabemos que Jehová continuará mostrando su fuerza a favor de ellos (2 Crónicas 16:9).