31 DE ENERO DE 2020
RUSIA
Stanislav Kim y Nikolái Polevódov, procesados por dos tribunales. Se espera que la primera sentencia se haga pública el 4 de febrero de 2020
Se espera que el 4 de febrero de 2020 el Tribunal del Distrito Yeleznodorozni, de la ciudad rusa de Jabárovsk, anuncie la sentencia en el juicio contra dos testigos de Jehová: Stanislav Kim y Nikolái Polevódov. El fiscal ha solicitado para ambos una sentencia de tres años en un campo de trabajos forzados. Ahora bien, estos dos Testigos también están siendo procesados por un segundo tribunal de la misma ciudad.
Su arresto se produjo el 10 de noviembre. Ese día, más de cincuenta Testigos de Jabárovsk estaban reunidos en una cafetería alquilada para pasar un rato juntos. No se trataba de una reunión religiosa. Había pasado poco tiempo cuando irrumpieron en el local varios agentes de la policía antidisturbios, así como algunos miembros del Comité de Investigación de la ciudad, y los arrestaron a todos. Stanislav Kim, Nikolái Polevódov y Vitali Yuk pasaron más de dos meses en prisión preventiva y varios meses más bajo arresto domiciliario.
La sentencia del día 4 de febrero es solo para los hermanos Kim y Polevódov, contra quienes se han levantado cargos por haber estado en aquella reunión. Pero las autoridades han abierto otro caso que los involucra no solo a ellos, sino también al hermano Yuk y a tres hermanas más, que igualmente estuvieron presentes. En este caso en particular, las autoridades acusan a los hermanos Kim y Polevódov de haber organizado la reunión. Todavía no se ha fijado la fecha para la sentencia.
Los hermanos Kim y Polevódov se encuentran en una situación poco común: tienen que comparecer en dos juicios al mismo tiempo. Las autoridades decidieron iniciar dos juicios, en lugar de uno, por lo que nuestros hermanos tienen que presentar su defensa en dos tribunales distintos de Jabárovsk.
Ambos Testigos tienen esposa e hijos en casa. Estamos seguros de que Jehová seguirá dándoles espíritu santo, tanto a ellos como a sus familias, para proteger su mente y corazón, y, así, ayudarlos a mantenerse leales (Filipenses 4:7).