El 18 de octubre de 2019, tras 447 días en prisión preventiva, el hermano Dimitri Barmakin salió de la cárcel y fue puesto bajo arresto domiciliario. Por fin pudo reencontrarse con su esposa, Yelena, con la que lleva 13 años casado.

El 28 de julio de 2018, mientras el hermano Barmakin visitaba a la abuela de su esposa, de 90 años de edad, unos agentes armados y enmascarados irrumpieron en la casa y lo arrestaron. Fue acusado de participar en los servicios religiosos de los testigos de Jehová. El Tribunal de Distrito Pervorechenski de Vladivostok ordenó que Dimitri Barmakin pasara dos meses en prisión preventiva. Posteriormente, el mismo tribunal prolongó su detención en ocho ocasiones.

En una de las audiencias, mientras él estaba en prisión preventiva, el tribunal dijo que las pacíficas actividades religiosas del hermano Barmakin eran “un delito en contra de los fundamentos del orden constitucional y de la seguridad del estado”. Estas falsas acusaciones van en contra de lo que dice claramente el artículo 28 de la Constitución de la Federación de Rusia, que afirma que todos los ciudadanos tienen el derecho a “elegir libremente, tener y difundir sus convicciones religiosas, entre otras, y actuar en conformidad con ellas”.

Nos alegra que el juez Stánislav Salníkov del Tribunal de Distrito Pervorechenski de Vladivostok ordenara que el hermano Barmakin saliera de la cárcel, aunque esto no ponga fin a la investigación judicial en su contra.

Confiamos en que Jehová seguirá dando fuerzas y valor a nuestros hermanos de Rusia, especialmente a los que están en la cárcel o en arresto domiciliario. Todos ellos, al igual que el hermano Barmakin, son un magnífico ejemplo de valor y lealtad para todos los hermanos del mundo (Filipenses 1:13, 14).