11 DE FEBRERO DE 2013
RUSIA
“Ya no estamos en 1937”
El 16 de abril de 2012, en la ciudad de Perm (región central de Rusia), se celebró el juicio de Aleksandr Solovyov, un testigo de Jehová. Al señor Solovyov se le había impuesto una multa de 1.000 rublos (unos 30 dólares) por organizar “servicios religiosos no autorizados” en un local de alquiler.
Tras examinar con cuidado las supuestas pruebas de la acusación, el juez del tribunal de distrito que atendió el caso revocó la decisión de un tribunal inferior y anuló la multa.
El juez leyó la sentencia y luego dirigió estas palabras a Solovyov: “Hoy se dictan leyes contradictorias y se emiten opiniones prejuiciadas, pero ya no estamos en 1937, cuando cerrábamos los ojos a la realidad. Espero que la obra educativa en la que usted participa logre elevar la ética y la moralidad de nuestra sociedad”.
Se refirió a 1937 porque en julio de ese año, Stalin —dictador de la Unión Soviética— emitió la orden número 00447 e inició una era de terror. Cualquiera a quien se considerara disidente podía ser arrestado y condenado en un juicio ficticio. Según el registro oficial, decenas de miles fueron enviados a campos de trabajo y más de 300.000 recibieron sentencias de muerte y fueron ejecutados.