El 12 de mayo de 2017, las autoridades de Turkmenistán pusieron en libertad a Mansur Masharipov. Él está agradecido por volver a estar con su familia después de este último encarcelamiento, que ha durado casi un año.

Tiempo atrás, el señor Masharipov se había negado a realizar el servicio militar por razones de conciencia. En mayo de 2004, el tribunal de Dashoguz lo sentenció a pasar 18 meses en el campo de trabajos forzados de Seydi, una prisión famosa por el maltrato, la precariedad y las enfermedades. Debido a eso, su salud se resintió mucho. En mayo de 2005 fue liberado antes de que acabara su condena gracias a una amnistía especial. En julio de 2014, la policía irrumpió en su casa, la registró y confiscó sus publicaciones religiosas. Mientras estaba bajo custodia policial, el señor Masharipov recibió varias palizas y fue amenazado. Luego lo llevaron a un centro de rehabilitación para drogadictos, no porque lo necesitara, sino para inyectarle drogas que lo intoxicaron y lo paralizaron. Como temía por su vida, escapó y permaneció escondido hasta que lo detuvieron el 30 de junio de 2016.

Los testigos de Jehová están muy contentos por la liberación del señor Masharipov. Sin embargo, están preocupados por las medidas tan duras que toma Turkmenistán para evitar que los Testigos practiquen su religión libremente. Los Testigos también siguen luchando por que se ponga en libertad a Bahram Hemdemov, quien acaba de comenzar su tercer año de condena en el campo de trabajos forzados de Seydi. El señor Hemdemov fue sentenciado por dirigir una reunión religiosa pacífica en su hogar junto a otros Testigos.