Se ofrecieron para ayudar en Albania y Kosovo
“Nunca imaginé lo mucho que lograría darle a Jehová”. Así es como Gwen, una hermana de Inglaterra, se siente por servir en Albania, un lugar donde hay una gran necesidad de publicadores. a
Gwen es una de los muchos testigos de Jehová que se han mudado a Albania para ayudar a reunir “las cosas valiosas de todas las naciones” (Ageo 2:7). ¿Qué los motiva a hacer esto? ¿Qué cambios han tenido que hacer para mudarse? ¿Y qué recompensas les han ayudado a aguantar a pesar de los problemas?
Distintas circunstancias, pero la misma motivación
Todos los publicadores que se han ido a Albania para ayudar tienen la misma motivación: aman a Jehová y quieren ayudar a otros a conocerlo.
Antes de mudarse, dieron ciertos pasos para ampliar su ministerio, y esto los preparó para enfrentar los desafíos de servir en otro país. Gwen dice: “Lo primero que hice fue cambiarme a un grupo de habla albanesa que había donde yo vivía. Luego asistí a una asamblea en Albania. Tiempo después, volví y me quedé una temporada para mejorar mi albanés”.
Manuela, una hermana de Italia, se mudó cuando tenía 23 años a otra región de su país para apoyar a una congregación pequeña. Ella cuenta: “Serví allí por cuatro años. Y luego me enteré de que había mucha necesidad de publicadores en Albania. Así que hice planes para servir de precursora allí por unos meses”.
Una hermana llamada Federica tenía 7 añitos cuando escuchó un informe sobre Albania en una asamblea. Ella recuerda: “El hermano que dio el informe dijo que se estaban empezando muchos cursos bíblicos en Albania y que las personas interesadas estaban asistiendo a las reuniones. Empecé a decirles a mis papás que quería ir a Albania. Aquello les sorprendió mucho, pero mi papá me dijo: ‘Bueno, cuéntaselo a Jehová. Y, si él quiere, te contestará’. A los pocos meses, ¡mi familia recibió la invitación de ir a servir a Albania!”. Han pasado muchos años, y Federica sigue en Albania. Ahora sirve a tiempo completo al lado de su esposo, Orges.
Gianpiero y Gloria —un matrimonio de Italia— se mudaron a servir a Albania cuando él ya estaba jubilado. Él dice: “Nuestros hijos crecieron en Italia, y tres de ellos se mudaron a lugares donde hacían falta más publicadores. El artículo ‘¿Puede usted pasar a Macedonia?’, que salió en una Atalaya, nos motivó a hacer lo mismo que ellos. Entonces, nos sentamos a pensar cómo podíamos organizarnos para que mi pensión nos alcanzara en Albania”.
Hay que hacer buenos planes
Para poder mudarse adonde hacen falta más publicadores, hay que hacer buenos planes y algunos ajustes (Lucas 14:28). Entre otras cosas, quienes se mudan tienen que pensar de qué van a vivir. Por ejemplo, Gwen —mencionada antes— cuando aún estaba en Inglaterra, se fue a vivir con su hermana para ahorrar dinero. Sophia y Christopher, también de Inglaterra, recuerdan: “Vendimos nuestro auto y algunos muebles. Nuestra intención era quedarnos en Albania por lo menos un año”. Al final consiguieron quedarse mucho más tiempo.
Lo que hacen algunos publicadores es vivir en Albania unos meses, luego vuelven a su país de origen para trabajar y ahorrar, y entonces regresan a Albania. Eso es lo que hicieron Eliseo y Miriam. Él cuenta: “Miriam es de una zona turística de Italia, así que ahí es fácil encontrar trabajo en verano. Durante cinco años, trabajábamos allí los tres meses de verano, y los otros nueve meses vivíamos de nuestros ahorros en Albania”.
Cómo adaptarse
Los hermanos que se van a servir a otro lugar también tienen que adaptarse a nuevas circunstancias; pero las recomendaciones y el ejemplo de los Testigos de la zona les ayudan a adaptarse a los cambios. Sophia, a quien ya mencionamos, dice: “Durante el invierno, en Albania las casas son mucho más frías que en donde yo vivía. Me fijé en lo que se ponían las hermanas de la zona, y eso me ayudó a darme una idea de lo que yo podía usar”. Grzegorz y Sona, un matrimonio de Polonia, se fueron a servir a la pintoresca ciudad de Prizren, en Kosovo. b Grzegorz dice: “¡Los hermanos de aquí son tan humildes, tan amables y tan pacientes…! No solo nos están enseñando el idioma, sino muchas cosas más. Por ejemplo, nos dicen en qué tiendas encontrar los mejores precios y cómo comprar comida en el mercado”.
Muchos motivos de alegría
A los que se mudan a otro lugar les enriquece hacerse amigos de hermanos de la localidad y conocer su cultura. Sona explica: “He visto lo poderoso que es el amor de Jehová. Mi fe se fortalece al ver los cambios que tuvieron que hacer los hermanos en sus creencias y en su forma de vivir cuando conocieron a Jehová. Vemos claramente cuál es nuestro lugar en la congregación y nos sentimos útiles en ella. Servimos a Jehová con hermanos y hermanas que ahora son nuestros amigos” (Marcos 10:29, 30). Gloria dice: “Algo que me conmueve es ver cuánto aman a Jehová las hermanas que sufrieron la oposición violenta de los vecinos que estaban en contra de los Testigos”.
Otra oportunidad que tienen los hermanos que se mudan es que pueden aprender lecciones valiosas que tal vez no habrían aprendido donde vivían. Por ejemplo, han visto que salir de su zona de confort para darle más a Jehová los hace felices. Stefano lo expresa así: “En mi país, cuando predicaba, casi todo el tiempo hacía presentaciones cortas por interfono. En cambio, a los albaneses les encanta hablar largo y tendido, sobre todo mientras toman café. Como soy muy tímido, al principio me daba vergüenza y no sabía qué decir. Pero, con el tiempo, aprendí a interesarme más por las personas, y ahora me gusta mucho hablar con ellas. Disfruto mucho más de la predicación”.
Leah y su esposo, William, se mudaron de Estados Unidos a Albania. Ella cuenta: “Servir aquí nos abrió la mente a nuevas maneras de pensar y vivir. Y también nos ha enseñado mucho sobre la hospitalidad, el respeto y la amistad. Hemos aprendido nuevas maneras de predicar y de expresarnos, y a razonar con las personas usando la Biblia”. William dice: “La mayoría de las personas que vienen a Albania se enamoran de sus preciosas playas. A mí personalmente me gusta mucho hacer senderismo en los Alpes albaneses. Pero lo que de verdad hace que me guste este lugar es su gente. En muchos pueblos de nuestro territorio solo se ha predicado durante las campañas especiales. Así que, cuando vamos allá, a veces pasamos todo el día hablando con un par de familias”.
Pero lo que más felicidad les produce a todos estos hermanos es ver cómo la gente responde a las buenas noticias (1 Tesalonicenses 2:19, 20). Laura, que siendo una joven soltera se fue a vivir a Albania, cuenta esto: “Serví una temporada en Fier, y en tan solo dos años y medio se nombró a 120 publicadores. Yo les di clases de la Biblia a 16 de ellos”. Otra hermana llamada Sandra dice: “Le prediqué a una mujer que trabajaba en el mercado. Se bautizó y volvió a su pueblo. Hasta donde yo sé, ¡había empezado 15 cursos bíblicos!”.
Jehová recompensa el aguante de ellos
Algunos hermanos que se fueron a Albania hace años todavía están sirviendo allí, y lo disfrutan mucho. A veces se sorprenden cuando ven que las semillas que plantaron dan fruto mucho tiempo después (Eclesiastés 11:6). Christopher, de quien hablamos antes, comenta: “Me encontré a un hombre con el que había empezado a estudiar cuando yo acababa de llegar a Albania. Me emocioné mucho cuando me habló con lujo de detalles de nuestras conversaciones de la Biblia. Y ahora él y su esposa están bautizados”. Federica, a quien también ya mencionamos, cuenta: “En una congregación, una hermana se acercó a mí y me preguntó si me acordaba de ella. Me dijo que yo le había predicado nueve años atrás. Poco después de que me mudé a otra ciudad, ella empezó a estudiar la Biblia y llegó a bautizarse. Yo pensaba que nuestros primeros años en Albania no habían dado muchos resultados, ¡pero estaba muy equivocada!”.
¡Qué agradecidos se sienten los hermanos que se han mudado a Albania y Kosovo! Han visto cómo Jehová ha bendecido sus esfuerzos y les ha dado una vida plena y feliz. Después de muchos años en Albania, Eliseo hace la siguiente reflexión: “Los seres humanos solemos engañarnos fácilmente pensando que la estabilidad está en lo que este mundo presenta como estable. Pero eso es una fantasía. Lo que realmente le da estabilidad y un propósito a nuestra vida son los principios que Jehová nos enseña. Y servir aquí me ayuda a tener presente eso. Me siento útil y valorado; estoy rodeado de amigos de verdad que van tras los mismos objetivos que yo”. Sandra piensa algo parecido. Dice: “Cuando me mudé para ayudar, sentí que Jehová me estaba dando la oportunidad de ver cumplirse mi sueño de toda la vida: ser misionera. Jamás me he arrepentido de mudarme a Albania. ¡Nunca había sido tan feliz!”.
a Para saber más sobre la historia de la predicación en Albania vea el Anuario de los testigos de Jehová 2010.
b Kosovo está al noreste de Albania. En esta región muchos hablan un dialecto del albanés. Testigos de Albania, de varios países de Europa y de Estados Unidos se han ofrecido para predicarles a las personas que hablan ese dialecto en Kosovo. Para el año 2020, había 256 publicadores sirviendo en 8 congregaciones, 3 grupos y 2 pregrupos.