Todos los días, decenas de presos confinados en instituciones penitenciarias de Estados Unidos escriben a las oficinas centrales de los testigos de Jehová para solicitar ayuda espiritual.

Por eso, se hacen las gestiones necesarias para que Testigos de las congregaciones locales visiten a estas personas y les den clases bíblicas. Van a prisiones, hospitales penitenciarios, reformatorios y centros de rehabilitación.

En algunas instituciones también se celebran reuniones de forma regular. Por ejemplo, a un discurso público que se presentó en dos de los patios de una prisión asistió un total de 32 personas.

Los resultados han sido extraordinarios. En una prisión del estado de Indiana, un hombre que fue condenado a cadena perpetua por asesinato ha hecho cambios significativos en su vida y ahora es un testigo de Jehová bautizado.

Un Testigo que le dio clases bíblicas a un hombre recluido en una prisión muy grande de California dijo respecto a su estudiante: “Sé muy bien cómo era antes, y he visto cuánto ha progresado. Tuvo que hacer cambios radicales a fin de poder bautizarse”.

Muchos han aceptado el mensaje de la Biblia sabiendo que eso los podría poner en peligro. Algunos que eran miembros de pandillas han tenido que ser puestos en aislamiento o transferidos a otro complejo por su propia seguridad.

El poder de la Biblia para transformar vidas suele dejar anonadados a los oficiales de las prisiones. De hecho, algunos Testigos han recibido premios o certificados de reconocimiento por su excelente labor en estas instituciones.