Nuestro equipo de traducción al español cruza el Atlántico
Jesús profetizó que las buenas noticias del Reino de Dios se predicarían a gente de todas las naciones (Mateo 24:14). A fin de ayudar a las personas a conocer ese mensaje en su lengua materna, los testigos de Jehová traducimos a muchos idiomas nuestras publicaciones bíblicas, las cuales redactamos originalmente en inglés. En 1909 comenzamos a traducirlas al español, que es la lengua materna de más personas después del chino. Hoy, unos 500 millones de personas por todo el mundo hablan español.
“El español es una lengua internacional. Se habla en decenas de países con culturas muy distintas”, explicó William, quien pertenece al equipo que traduce nuestras publicaciones al español. Él añadió: “Nuestro objetivo es producir un texto que llegue al corazón de toda clase de lectores, sea cual sea su origen, su formación académica o su nivel de vida”. Para alcanzar este difícil objetivo, el equipo cuenta con personal procedente de la Argentina, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, México, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela y, por supuesto, España.
Por décadas, el equipo de traducción al español estuvo en Estados Unidos, y durante ese tiempo contó con la colaboración de traductores en la Argentina, España y México. En 1993, el equipo se estableció en Puerto Rico, donde los traductores tuvieron la oportunidad de trabajar juntos en un solo lugar.
En marzo del 2012 se decidió trasladar una vez más al equipo de traducción, en esta ocasión a la sucursal de los testigos de Jehová de España. Edward, quien se mudó con el grupo, dijo: “No solo tuvimos que trasladar al personal, sus pertenencias y el mobiliario y equipo de las oficinas, sino también a un importantísimo ‘integrante’: la biblioteca”. En esta biblioteca hay unas 2.500 obras de consulta, así como cientos de Biblias en español.
El equipo de traducción al español llegó a su nuevo hogar el 29 de mayo de 2013. La familia Betel de España los recibió a todos con los brazos abiertos. Los traductores, los libros, el mobiliario y el equipo de las oficinas tuvieron que cruzar el océano Atlántico; pero gracias a la cuidadosa planificación y al duro trabajo de muchas personas, los lectores siempre recibieron las publicaciones puntualmente. “Lo importante es proclamar el mensaje del Reino —declaró Edward—, y deseamos que este mensaje llegue al mayor número posible de hispanohablantes.”