Solo tenían sesenta días
El viernes 5 de julio de 2013, Anthony Morris, miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, presentó este emocionante anuncio a la familia Betel de Estados Unidos: “Se ha llegado a un acuerdo para vender los seis edificios del complejo ubicado en el número 117 de la calle Adams y el 90 de la calle Sands de Brooklyn. a El acuerdo requiere que los edificios 1 a 5 queden vacíos para mediados de agosto de este año”.
Estaba claro que había mucho trabajo que hacer. La superficie total de las plantas de estos cinco edificios equivale a 11 campos de fútbol para partidos internacionales. ¡Y todo ese espacio tenía que desocuparse en tan solo sesenta días!
Durante décadas, los edificios 1 a 5 albergaron equipo de impresión y de encuadernación, pero en 2004 todo esto fue trasladado a Wallkill (Nueva York).
Desde entonces, los edificios se habían estado utilizando como talleres y como almacenes para mobiliario de oficina y materiales de construcción. También se guardaban allí herramientas y máquinas que podían utilizarse en obras de construcción tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
A fin de desocupar la propiedad a tiempo hacía falta buena organización. En primer lugar, se elaboró un inventario de todo lo que había en los edificios para decidir qué vender, qué desechar y qué conservar. Y luego se diseñó un plan para vaciar los edificios de forma eficaz, eficiente y segura.
La familia Betel apoyó con toda el alma este proyecto. Además, llegaron 41 voluntarios temporales de distintas partes de Estados Unidos. Dichos hermanos, en su mayoría jóvenes solteros y llenos de energía, aceptaron la invitación de colaborar de seis a diez semanas en Betel. Esto supuso dejar temporalmente a su familia y amigos, así como sus empleos. ¿Y qué les pareció la experiencia?
Jordan, de 21 años de edad, llegó del estado de Washington. Él dice: “¡Tendría que haber enviado antes la solicitud!”.
Steven, quien vino de Texas y tiene 20 años, comentó: “Me siento parte de una enorme familia internacional que trabaja duro y con entusiasmo”.
Justin, de 23 años, escribió: “Aquí en Betel me hacen sentir como en casa. Es genial vivir rodeado de personas espirituales que te dan cariño y amistad”.
Adler, un puertorriqueño de 20 años, dijo: “Para mí, lo más difícil ha sido madrugar tanto; pero he conseguido muchas amistades que me durarán para siempre”.
William, de 21 años, recuerda: “Desde niño había soñado con venir a Betel. Al principio pensaba que me iba a sentir solo y algo perdido, pero ¡qué va! Betel es una experiencia única. No puedo imaginar un lugar mejor”.
Entonces, ¿se logró cumplir con el plazo fijado? Sí. Y lo que es más, se logró terminar en tan solo cincuenta y cinco días.
a El edificio de viviendas del 90 de la calle Sands no habrá que vaciarlo sino hasta el 2017.