ARTÍCULO DE ESTUDIO 36
Los siervos de Jehová amamos su justicia
“Felices los que tienen hambre y sed de justicia” (MAT. 5:6).
CANCIÓN 9 ¡Jehová es nuestro Rey!
AVANCE a
1. ¿Qué prueba enfrentó José, y cómo actuó?
JOSÉ, el hijo de Jacob, enfrentó una prueba muy difícil. Una mujer le decía: “Acuéstate conmigo”. Aunque esa mujer era la esposa de su amo, Potifar, José no le hacía caso. Quizás alguien se pregunte por qué José no se acostó con ella. Potifar no estaba allí, y José era un esclavo de la casa. Además, ella podía hacerle la vida imposible si él la rechazaba. Aun así, José nunca cedió a la constante presión de ella. ¿Por qué? Él mismo lo dijo: “¿Cómo podría yo hacer algo tan malo y de hecho pecar contra Dios?” (Gén. 39:7-12).
2. ¿Por qué sabía José que para Dios el adulterio es un pecado?
2 ¿Por qué sabía José que para Dios el adulterio es “algo tan malo”? Pensemos que todavía faltaban unos 200 años para que se escribiera la Ley de Moisés, que decía claramente: “No cometas adulterio” (Éx. 20:14). Pero lo que José sabía de Jehová era suficiente para percibir lo que él piensa de la inmoralidad sexual. Por ejemplo, seguro que sabía que Dios creó el matrimonio para un hombre y una mujer. Y muy probablemente había oído que Jehová tuvo que intervenir en dos ocasiones para proteger el honor de su bisabuela Sara cuando dos reyes quisieron acostarse con ella. Y recordaría que Dios hizo lo mismo para proteger a Rebeca, la esposa de Isaac (Gén. 2:24; 12:14-20; 20:2-7; 26:6-11). Al pensar en todo esto, José pudo darse cuenta de lo que está bien y lo que está mal desde el punto de vista de Dios. Como amaba tanto a Jehová, también amaba sus justas normas y estaba decidido a respetarlas.
3. ¿Qué veremos en este artículo?
3 ¿Ama usted la justicia de Dios? Seguro que sí. Pero todos somos imperfectos y, si no tenemos cuidado, el criterio de este mundo sobre lo que es bueno y lo que es malo podría influir fácilmente en nosotros (Is. 5:20; Rom. 12:2). Por eso, veremos qué es la justicia de Dios y por qué nos hace bien amarla. Luego analizaremos tres cosas que podemos hacer para amar más las normas de Jehová.
¿QUÉ ES LA JUSTICIA DE DIOS?
4. ¿Qué forma de ser no refleja la justicia de Dios?
4 Cuando Jesús estuvo en la Tierra, los líderes religiosos se consideraban justos y rectos. Pero Jesús los condenó enérgicamente porque eran duros con los demás y ponían sus propias normas sobre lo que está bien y lo que está mal (Ecl. 7:16; Luc. 16:15). Hoy en día hay personas que se parecen a ellos. Según su propio criterio, no hacen nada malo. Por lo general se creen superiores a los demás y son muy críticas. Esta forma de ser le desagrada mucho a Jehová y no tiene nada que ver con su justicia.
5. Según la Biblia, ¿qué implica ser justo? Mencione algunos ejemplos.
5 La justicia es una cualidad preciosa. En pocas palabras, implica hacer lo que está bien desde el punto de vista de Dios. En la Biblia, las palabras que se traducen “justicia” transmiten la idea de vivir según las normas más elevadas que existen: las de Jehová. Por ejemplo, Jehová ordenó que los comerciantes tenían que usar “una pesa exacta y justa” (Deut. 25:15). Por lo tanto, un cristiano que quiere ser justo a los ojos de Dios será honesto en todos sus negocios. Además, la persona que ama la justicia de Jehová odia ver que se trata a otros injustamente. Y, para agradar a Dios en todo, siempre lo toma en cuenta en sus decisiones (Col. 1:10).
6. ¿Por qué podemos confiar en las normas de Jehová sobre lo que está bien y lo que está mal? (Isaías 55:8, 9).
6 En la Biblia se dice que Jehová es “la morada de la justicia”. Eso quiere decir que la verdadera justicia viene de él (Jer. 50:7). Como es nuestro Creador, es el único que tiene el derecho de establecer las normas sobre lo que está bien y lo que está mal. Y, como es perfecto, su criterio está muy por encima del nuestro, que está limitado por la imperfección y el pecado (Prov. 14:12; lea Isaías 55:8, 9). Pero ¿podemos vivir según sus normas de justicia? Sí, porque fuimos creados “a su imagen” (Gén. 1:27). Además, nos encanta hacerlo. El amor que sentimos por nuestro Padre nos impulsa a imitarlo lo mejor posible (Efes. 5:1).
7. ¿Por qué es necesario que haya normas establecidas? Ponga algún ejemplo.
7 Cuando seguimos fielmente las normas de Jehová sobre lo que está bien y lo que está mal, nos va bien en la vida. Veamos por qué. Por ejemplo, ¿qué pasaría si cada banco decidiera el valor de las monedas o si cada empresa constructora tuviera su propio sistema de medidas? Sería un caos. Y, si en un hospital cada médico o cada enfermera atendiera a los pacientes a su manera, algunos podrían morir. Está claro que seguir las normas establecidas nos protege. Y lo mismo sucede con las normas de Dios, son para nuestro bien.
8. ¿Qué bendiciones recibirán los que aman la justicia de Dios?
8 Jehová bendice a los que se esfuerzan por respetar sus normas. Él promete: “Los justos heredarán la tierra y vivirán en ella para siempre” (Sal. 37:29). ¿Se imagina cómo será la vida cuando todo el mundo siga las normas de Jehová? Viviremos felices y disfrutaremos de paz y unidad. Jehová quiere que usted reciba esas bendiciones. Sin duda, tenemos razones de peso para amar su justicia. ¿Qué debemos hacer para amar más esta cualidad? Veamos tres cosas que nos ayudarán a lograrlo.
QUÉ PODEMOS HACER PARA AMAR MÁS LAS NORMAS DE JEHOVÁ
9. ¿Qué nos ayudará a amar la justicia?
9 Primero: Amar a la persona que pone las normas. Si queremos amar la justicia, debemos amar más al que pone las normas sobre lo que está bien y lo que está mal. Cuanto más amemos a Jehová, más desearemos vivir según sus justas normas. Pensemos en Adán y Eva. Si hubieran amado a Jehová, nunca lo habrían desobedecido (Gén. 3:1-6, 16-19).
10. ¿Qué hizo Abrahán para entender mejor a Jehová?
10 ¿Verdad que no queremos parecernos a Adán y Eva? Para no cometer el mismo error que ellos, debemos conocer cada vez mejor a Jehová, apreciar sus cualidades y esforzarnos por entender su forma de pensar. Si lo hacemos, seguro que nuestro amor por él crecerá. Fijémonos en Abrahán, que amaba profundamente a su Dios. Incluso cuando le resultó difícil comprender las decisiones de Jehová, no se rebeló. Al contrario, hizo todo lo posible por conocerlo mejor. Por ejemplo, ¿cómo reaccionó cuando se enteró de que Jehová había decidido destruir Sodoma y Gomorra? Al principio temía que “el Juez de toda la tierra” mataría a justos junto con malvados. Le parecía imposible que Dios hiciera algo así, por eso le hizo algunas preguntas con mucha humildad. Y Jehová fue paciente y le respondió. Al final de la conversación, Abrahán comprendió que Jehová examina el corazón de todos los seres humanos y que nunca castiga a los inocentes junto con los culpables (Gén. 18:20-32).
11. ¿Cómo demostró Abrahán que amaba a Jehová y confiaba en él?
11 La conversación que Abrahán tuvo con Jehová sobre Sodoma y Gomorra le dejó una profunda huella. Sin duda contribuyó a que amara y respetara a su Padre más que antes. Años más tarde, Abrahán se enfrentó a una situación muy complicada que puso a prueba su confianza en Dios. Jehová le pidió que sacrificara a su querido hijo Isaac. Para ese entonces, como Abrahán conocía mejor a su Dios, no hizo ninguna pregunta. Simplemente se preparó para hacer lo que Jehová le había pedido. Aun así, hacer esos preparativos debió ser muy duro. Seguramente meditó en lo que había aprendido de Jehová. Sabía que él nunca haría algo injusto o cruel. Según explicó el apóstol Pablo, Abrahán llegó a la conclusión de que Jehová podría resucitar a su querido Isaac (Heb. 11:17-19). Y eso tenía sentido, pues Jehová le había prometido que Isaac sería antepasado de una nación, y en ese momento él todavía no tenía hijos. Como Abrahán amaba a Jehová, estaba seguro de que él actuaría de manera justa. Con el corazón lleno de fe obedeció a su Padre, por muy difícil que fuera (Gén. 22:1-12).
12. ¿Cómo podemos imitar a Abrahán? (Salmo 73:28).
12 ¿Cómo podemos imitar a Abrahán? Necesitamos conocer cada vez mejor a Jehová. Si lo hacemos, nos acercaremos a él y lo amaremos todavía más (lea Salmo 73:28). Además, entrenaremos nuestra conciencia de acuerdo con la forma de pensar de Dios (Heb. 5:14). Así, cuando alguien ponga ante nosotros una tentación, diremos que no. Ni siquiera se nos pasará por la mente hacer algo que hiera los sentimientos de nuestro Padre y dañe nuestra amistad con él. ¿Qué más podemos hacer para demostrar que amamos la justicia de Dios?
13. ¿Qué tenemos que hacer para buscar con empeño la justicia? (Proverbios 15:9).
13 Segundo: Esforzarnos a diario por amar más la justicia. Fortalecer nuestro amor por las justas normas de Jehová es como fortalecer un músculo: se necesita esfuerzo constante. Es algo que podemos hacer todos los días. Sabemos que Jehová es razonable y nunca espera que hagamos más de lo que podemos hacer (Sal. 103:14). Nos asegura que él “ama a quien busca con empeño la justicia” (lea Proverbios 15:9). ¿Verdad que si tenemos una meta espiritual seguimos esforzándonos hasta que la alcanzamos? Pues con ese mismo empeño buscamos la justicia. Y Jehová nos ayudará con paciencia a seguir progresando, a ir mejorando con el paso del tiempo (Sal. 84:5, 7).
14. ¿Qué representa “la coraza de la justicia”, y por qué la necesitamos?
14 Jehová nos recuerda con amor que hacer lo que él dice que está bien no es una carga (1 Juan 5:3). Al contrario, nos protege, y necesitamos esa protección todos los días. Pensemos en la armadura espiritual de la que habló el apóstol Pablo (Efes. 6:14-18). ¿Qué parte protege el corazón del cristiano? “La coraza de la justicia”, que representa las justas normas de Jehová. Tal como una coraza protege el corazón físico, las normas de Jehová protegen nuestro corazón simbólico, es decir, lo que somos por dentro. Por eso es tan importante que nuestra armadura espiritual siempre lleve la coraza de la justicia (Prov. 4:23).
15. ¿Cómo nos ponemos la coraza de la justicia?
15 ¿Cómo nos ponemos la coraza de la justicia? Tomando en cuenta las normas de Dios en nuestras decisiones diarias. Antes de escoger los temas de los que hablaremos, la música que escucharemos, el entretenimiento que veremos o los libros que leeremos, preguntémonos: “¿Qué entrará en mi corazón? ¿Es algo que le agrade a Jehová? ¿O fomenta cosas que él considera injustas, como la inmoralidad sexual, la violencia, la codicia y el egoísmo?” (Filip. 4:8). Si nuestras decisiones están de acuerdo con la voluntad de Jehová, sus justas normas protegerán nuestro corazón de las malas influencias.
16, 17. ¿Cómo nos asegura Isaías 48:18 que es posible obedecer las normas de Jehová para siempre?
16 ¿Y si nos preocupa la idea de no ser capaces de seguir viviendo según las justas normas de Jehová día tras día, año tras año? Pensemos en una comparación que usa Jehová y que hallamos en Isaías 48:18 (léalo). Jehová promete que nuestra justicia puede ser “como las olas del mar”. Imaginemos que estamos en la orilla del mar observando tranquilamente cómo vienen las olas sin parar, una detrás de otra. ¿Verdad que en ese momento no pensamos en que quizás algún día las olas dejen de llegar? Por supuesto que no. Sabemos que las olas llevan miles de años llegando a esa playa, y seguro que seguirán haciéndolo.
17 Entonces, ¿qué debemos hacer para que nuestra justicia sea como las olas del mar? Cuando tengamos que tomar una decisión, primero pensemos en lo que Jehová quiere que hagamos, y después hagámoslo. Por muy difícil que sea una decisión, nuestro cariñoso Padre siempre estará ahí para ayudarnos a ser constantes y a seguir obedeciendo sus justas normas día tras día (Is. 40:29-31).
18. ¿Por qué no debemos juzgar a los demás según nuestras propias normas?
18 Tercero: Dejar que sea Jehová el que juzgue. Aunque nos esforzamos por vivir según las normas justas de Jehová, no debemos juzgar a otros ni pensar que somos más justos que ellos. No miramos a los demás con aires de superioridad, como si tuviéramos derecho a juzgarlos según nuestras propias normas. Más bien, tenemos presente que Jehová es “el Juez de toda la tierra” (Gén. 18:25). Él no nos ha nombrado jueces. De hecho, Jesús dio este mandato: “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados” (Mat. 7:1). b
19. ¿Cómo demostró José que confiaba en la justicia de Jehová?
19 Volvamos al ejemplo de José, que era un hombre justo. Él no juzgó a los demás, ni siquiera cuando lo trataron mal. Sus propios hermanos lo maltrataron, lo vendieron como esclavo y le hicieron creer a su padre que había muerto. Años más tarde, José se reencontró con ellos. Ahora que era un gobernante poderoso, podía haberlos juzgado con dureza y haberse vengado. Eso es justo lo que sus hermanos temían que hiciera, aunque estaban muy arrepentidos por lo que habían hecho. Pero José les aseguró: “No tengan miedo. ¿Acaso estoy yo en el lugar de Dios?” (Gén. 37:18-20, 27, 28, 31-35; 50:15-21). José fue humilde y pensó que solo Jehová tenía el derecho de juzgar a sus hermanos.
20, 21. ¿Qué nos ayudará a no creernos más justos que los demás?
20 Igual que José, nosotros también dejamos que sea Jehová el que juzgue. Por ejemplo, no damos por hecho que sabemos por qué nuestros hermanos hacen lo que hacen. No podemos ver lo que hay en su corazón; solo “Jehová examina las motivaciones” (Prov. 16:2). Él ama a todo tipo de personas, sin importar de dónde vengan o su cultura. Y nos da este mandato: “Abran de par en par sus corazones” (2 Cor. 6:13). Nuestra meta es amar a todos los miembros de nuestra familia espiritual, no juzgarlos.
21 Tampoco juzgamos a los que no forman parte de la congregación (1 Tim. 2:3, 4). Por ejemplo, no juzgamos a nuestros familiares que no están en la verdad ni pensamos que jamás se harán Testigos. Si lo hiciéramos, seríamos arrogantes y nos estaríamos creyendo más justos que los demás. Jehová todavía les está dando “a todos en todas partes” la oportunidad de arrepentirse (Hech. 17:30). Nunca olvidemos que Jehová considera injusto a quien se cree más justo que los demás.
22. ¿Qué le impulsa a usted a amar la justicia?
22 Si amamos la justicia de Jehová, seremos felices y un buen ejemplo para los que nos rodean. Y eso hará que nos amen más a nosotros y a nuestro Dios. Nunca dejemos de tener “hambre y sed de justicia” (Mat. 5:6). Estamos convencidos de que Jehová se fija en los esfuerzos que hacemos cada día por obedecer sus justas normas y de que eso lo hace muy feliz. Aunque en el mundo hay cada vez más injusticia, no perdamos el ánimo. Siempre recordemos que “Jehová ama a los justos” (Sal. 146:8).
CANCIÓN 139 ¿Te ves en el nuevo mundo?
a En este mundo tan malvado, no es fácil encontrar a personas que amen la justicia de Dios. Pero en realidad hay millones que respetan las normas justas de Jehová, y seguro que usted también. Las respeta porque ama a Jehová, el Dios que ama la justicia. ¿Qué podemos hacer para amar cada vez más esta preciosa virtud? Este artículo nos dirá cómo lograrlo. Pero antes veremos qué es la justicia de Dios y por qué es bueno que la amemos.
b A veces, los ancianos deben juzgar el caso de alguien que ha cometido un pecado grave y determinar si está arrepentido (1 Cor. 5:11; 6:5; Sant. 5:14, 15). Pero son humildes y recuerdan que no pueden ver lo que hay en el corazón y que juzgan para Jehová (compare con 2 Crónicas 19:6). Se esfuerzan por imitar a Dios siendo razonables, misericordiosos y justos.
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)