La Biblia no revela la fecha en que nació Jesús, ni dice que debamos celebrar ese acontecimiento. Una reconocida obra de consulta señala: “La celebración de la Navidad no es un mandato divino, ni tiene su origen en el Nuevo Testamento” (Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, de John McClintock y James Strong).
Repasar la historia de la Navidad deja claro que dicha celebración hunde sus raíces en ritos paganos. La Biblia muestra que si adoramos a Dios de un modo que él no aprueba, en realidad lo ofendemos (Éxodo 32:5-7).
Historia de las costumbres navideñas
Celebración del nacimiento de Jesús. Los primeros cristianos no celebraban el cumpleaños de Cristo porque “consideraban estas festividades [...] como reliquias de las prácticas paganas” (Las cosas nuestras de cada día).
El 25 de diciembre. No hay prueba de que Jesús haya nacido en esa fecha. Al parecer, los líderes de la Iglesia eligieron una fecha que coincidiera con la época de las celebraciones paganas del solsticio de invierno.
Regalos, banquetes y fiestas. “Las Saturnales, fiestas romanas que se celebraban a mediados de diciembre, sentaron en muchos aspectos el modelo para el jolgorio navideño. De ellas se tomaron, por ejemplo, los banquetes, la entrega de regalos y el encendido de velas.” (The Encyclopedia Americana.) A este respecto, el Diccionario de historia de la Iglesia reconoce: “El jolgorio y el intercambio de regalos tienen origen en el festival romano de las Saturnales (17-24 de diciembre)”. Además, la Encyclopædia Britannica dice que durante las Saturnales se suspendían todas las labores.
Luces navideñas. De acuerdo con The Encyclopedia of Religion, las familias europeas decoraban sus hogares “con luces y hojas perennes de todo tipo” para celebrar el solsticio de invierno y para protegerse de los malos espíritus. Y el Diccionario de historia de la Iglesia afirma: “Los arbustos verdes y las luces vienen de las Calendas de enero (1 de en., el nuevo año) con asociación con el sol”.
Adornos hechos con acebo y muérdago. “Los druidas atribuían poderes mágicos al muérdago en particular. Las hojas de acebo eran veneradas como una promesa del retorno del Sol.” (The Encyclopedia Americana.)
Árbol de Navidad. La Encyclopædia Britannica señala: “El culto a los árboles era común entre los europeos paganos y sobrevivió a la conversión de estos al cristianismo”. Una de las prácticas derivadas de este culto es “colocar un árbol de Navidad a la entrada o en el interior de la casa durante la fiesta invernal”.