Primer Libro de Samuel 30:1-31

  • Los amalequitas invaden y queman Ziclag (1-6)

    • David recurre a Dios para fortalecerse (6)

  • David vence a los amalequitas (7-31)

30  Cuando al tercer día David y sus hombres llegaron a Ziclag,+ los amalequitas+ habían invadido el sur* y Ziclag, y a Ziclag la habían atacado y quemado. 2  Se habían llevado a las mujeres+ y a todos los que estaban en la ciudad, del menor al mayor. No mataron a nadie, pero se los llevaron con ellos. 3  Al llegar, David y sus hombres se encontraron con que le habían prendido fuego a la ciudad y se habían llevado cautivas a sus esposas, sus hijos y sus hijas. 4  Y David y sus hombres se echaron a llorar desconsoladamente. Lloraron hasta quedarse sin fuerzas para llorar más. 5  A las dos esposas de David —Ahinoam de Jezreel y Abigaíl, la viuda de Nabal el carmelita— también se las habían llevado.+ 6  David estaba muy angustiado, y es que los hombres hablaban de apedrearlo, porque todos estaban muy amargados por haber perdido a sus hijos e hijas. Pero David recurrió a Jehová su Dios para fortalecerse.+ 7  Entonces David le dijo al sacerdote Abiatar,+ hijo de Ahimélec: “Por favor, tráeme el efod”.+ Así que Abiatar le trajo el efod. 8  Y David le consultó a Jehová:+ “¿Voy detrás de esta banda de saqueadores? ¿Los alcanzaré?”. Él le respondió: “Sí, persíguelos, porque los vas a alcanzar y lo recuperarás todo”.+ 9  Inmediatamente, David y los 600 hombres+ que estaban con él se pusieron en marcha y llegaron al torrente* de Besor, donde algunos de los hombres se quedaron. 10  David siguió adelante con 400 de sus hombres, pero 200 se quedaron atrás porque estaban demasiado cansados para cruzar el torrente de Besor.+ 11  Sus hombres encontraron por el campo a un egipcio y se lo llevaron a David. Le dieron comida y agua, 12  además de dos tortas de pasas y un pedazo de torta de higos comprimidos. En cuanto comió, recuperó las fuerzas,* porque no había comido ni bebido agua en tres días y tres noches. 13  David entonces le preguntó: “¿De dónde eres? ¿Quién es tu amo?”. Él le respondió: “Soy un sirviente egipcio, esclavo de un amalequita. Mi amo me abandonó porque hace tres días me enfermé. 14  Nosotros invadimos el sur del territorio de los keretitas,+ el territorio de Judá y el sur del territorio de Caleb,+ y le prendimos fuego a Ziclag”. 15  Al oír esto, David le preguntó: “¿Me llevas adonde está esa banda de saqueadores?”. Y él le respondió: “Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, yo te llevo adonde están los saqueadores”. 16  Así que lo llevó, y allí estaban, desparramados por todo el campo, comiendo y bebiendo. Estaban celebrando haberse llevado un botín tan grande de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17  Y David los atacó y estuvo peleando con ellos desde la madrugada hasta el siguiente anochecer. No escapó nadie;+ solo se salvaron 400 hombres, que salieron huyendo montados en camellos. 18  David recuperó todo lo que los amalequitas se habían llevado+ y rescató a sus dos esposas. 19  No faltaba nada, y estaban todos: del menor al mayor. Recuperaron a sus hijos y a sus hijas, y también sus pertenencias.+ David recuperó todo lo que se habían llevado. 20  Además, David se quedó con todas las ovejas y las vacas. Y sus hombres las llevaron delante de su propio ganado. Decían: “Este es el botín de David”. 21  Entonces David fue adonde estaban los 200 hombres que habían estado demasiado cansados para acompañarlo y se habían quedado atrás en el torrente de Besor.+ Y ellos salieron al encuentro de David y de los que iban con él. Al acercarse, David les preguntó cómo estaban. 22  Pero, entre los que habían ido con David, había algunos hombres malos y despreciables que se pusieron a decir: “Ellos no vinieron con nosotros, así que no les daremos nada de lo que recuperamos, solo le daremos a cada uno su esposa y sus hijos. Que se los lleven y se vayan”. 23  Pero David les dijo: “No, hermanos míos, no deben hacer eso con lo que Jehová nos ha dado. Él nos protegió y entregó en nuestras manos a esa banda de saqueadores que nos atacó.+ 24  ¿Creen que alguien podría estar de acuerdo con ustedes? Todos recibirán lo mismo: el que bajó a la batalla y el que se quedó vigilando las pertenencias.+ Todo se repartirá por igual”.+ 25  Desde aquel día, David hizo que esto fuera la norma, y llegó a ser ley en Israel. Y así es hasta el día de hoy. 26  Cuando David regresó a Ziclag, envió parte del botín a los ancianos de Judá que eran sus amigos. Les mandó decir: “Esto es un regalo* para ustedes del botín que les quitamos a los enemigos de Jehová”. 27  Él se lo envió a los de Betel,+ a los de Ramot del Négueb,* a los de Jatir,+ 28  a los de Aroer, a los de Sifmot, a los de Estemoa,+ 29  a los de Racal, a los de las ciudades de los jerahmeelitas,+ a los de las ciudades de los quenitas,+ 30  a los de Hormá,+ a los de Borasán, a los de Atac, 31  a los de Hebrón+ y a todos los lugares por donde David y sus hombres habían estado.

Notas

O “el Négueb”.
O “wadi”.
Lit. “su espíritu volvió a él”.
Lit. “una bendición”.
O “del sur”.