Apocalipsis 16:1-21

  • Los siete tazones de la furia de Dios (1-21)

    • Derramados en la tierra (2), el mar (3), los ríos y manantiales (4-7), el sol (8, 9), el trono de la bestia salvaje (10, 11), el Éufrates (12-16) y el aire (17-21)

    • La guerra de Dios en Armagedón (14,16)

16  Entonces oí una voz fuerte que venía del santuario+ y les decía a los siete ángeles: “Vayan y derramen en la tierra los siete tazones de la furia de Dios”.+ 2  El primer ángel se fue y derramó su tazón en la tierra.+ Y una úlcera dolorosa y maligna+ hizo sufrir a las personas que tenían la marca de la bestia salvaje+ y que adoraban a su imagen.+ 3  El segundo ángel derramó su tazón en el mar.+ Y este se convirtió en sangre+ como la de un muerto, y murieron todos los seres vivos,* los que había en el mar.+ 4  El tercer ángel derramó su tazón en los ríos y en los manantiales.*+ Y estos se convirtieron en sangre.+ 5  Entonces oí al ángel de las aguas decir: “Tú —aquel que es y que era,+ el Leal—+ eres justo porque has dictado estas sentencias.*+ 6  Como ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas,+ tú les has dado de beber sangre.+ Se lo merecen”.+ 7  Y oí al altar decir: “Sí, Jehová* Dios, el Todopoderoso,+ verdaderas y justas son tus sentencias”.*+ 8  El cuarto ángel derramó su tazón en el sol.+ Y al sol se le permitió quemar con fuego a la gente. 9  Y el intenso calor quemó a la gente. Pero blasfemaron contra el nombre de Dios —quien tiene la autoridad sobre estas plagas— y no se arrepintieron ni le dieron gloria. 10  El quinto ángel derramó su tazón sobre el trono de la bestia salvaje. Y su reino se oscureció.+ La gente empezó a morderse la lengua de dolor, 11  pero blasfemaron contra el Dios del cielo debido a los dolores y a las úlceras, y no se arrepintieron de sus obras. 12  El sexto ángel derramó su tazón en el gran río Éufrates.+ Y sus aguas se secaron+ para prepararles el camino a los reyes+ que venían del nacimiento del sol.* 13  Y vi tres mensajes inspirados* impuros parecidos a ranas salir de la boca del dragón,+ de la boca de la bestia salvaje y de la boca del falso profeta. 14  De hecho, son mensajes inspirados por demonios y realizan señales;+ se dirigen a los reyes de toda la tierra habitada con el fin de reunirlos para la guerra+ del gran día de Dios, el Todopoderoso.+ 15  “¡Escucha! Vengo como un ladrón.+ Feliz el que se mantiene despierto+ y con la ropa puesta,* para que no ande desnudo y la gente vea su vergüenza”.+ 16  Y reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.*+ 17  El séptimo ángel derramó su tazón en el aire. Con esto, una voz fuerte salió del santuario,+ desde el trono, y dijo: “¡Ya está hecho!”. 18  Y hubo relámpagos, voces y truenos, y hubo un gran terremoto como no había sucedido ninguno desde que el hombre llegó a existir en la tierra.+ Así de extenso y de grande fue el terremoto. 19  La gran ciudad+ quedó dividida en tres partes y las ciudades de las naciones se vinieron abajo; y Dios se acordó de Babilonia la Grande+ para darle la copa del vino del furor de su ira.+ 20  Además, todas las islas huyeron y las montañas desaparecieron.+ 21  Entonces del cielo cayeron sobre la gente grandes piedras de granizo+ —cada piedra pesaba alrededor de un talento—.* Y la gente blasfemó contra Dios debido a la plaga de granizo,+ ya que la plaga era excepcionalmente grande.

Notas

O “almas vivas”.
O “las fuentes de agua”.
O “estos juicios”.
O “verdaderos y justos son tus juicios”.
O “del este”, “del oriente”.
Lit. “espíritus”.
Lit. “y guarda sus mantos”.
En griego, Har Maguedṓn. Viene de un término hebreo que significa ‘montaña de Meguidó’.
Un talento griego equivalía a 20,4 kg (654 oz tr). Ver apén. B14.