Carta a los Romanos 9:1-33

  • La tristeza de Pablo por el pueblo de Israel (1-5)

  • La verdadera descendencia de Abrahán (6-13)

  • Nadie puede cuestionar las decisiones de Dios (14-26)

    • Vasijas de ira y vasijas de misericordia (22, 23)

  • “Solo un resto será salvado” (27-29)

  • Israel tropezó (30-33)

9  Digo la verdad en Cristo; no miento, y mi conciencia da testimonio conmigo en el espíritu santo 2  de que tengo una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. 3  Porque preferiría que yo mismo fuera separado del Cristo como un hombre maldito si de esa forma ayudara a mis hermanos, mis parientes carnales, 4  los israelitas. A ellos les pertenecen la adopción como hijos,+ la gloria, los pactos,+ la Ley,+ el servicio sagrado+ y las promesas.+ 5  A ellos les pertenecen los patriarcas+ y de ellos descendió el Cristo.+ Que Dios, que está por encima de todo, sea alabado para siempre. Amén. 6  Sin embargo, no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los que son descendientes de Israel son realmente “Israel”.+ 7  Tampoco son todos hijos por ser descendencia de Abrahán,+ sino que es como está escrito: “Por medio de Isaac vendrá lo que será llamado tu descendencia”.+ 8  Es decir, los descendientes naturales* no son realmente los hijos de Dios.+ Más bien, son los hijos de la promesa+ los que son considerados como descendencia. 9  Porque esta fue la promesa: “Por estas fechas vendré, y Sara tendrá un hijo”.+ 10  Y no solo se hizo en esa ocasión, sino también cuando Rebeca concibió gemelos de un solo hombre, nuestro antepasado Isaac.+ 11  Cuando ellos todavía no habían nacido ni habían hecho nada bueno ni nada malo, para que el propósito de Dios de escoger a alguien siguiera dependiendo de aquel que llama y no de las obras, 12  se le dijo a ella: “El mayor será esclavo del más joven”.+ 13  Como está escrito: “Amé a Jacob, pero odié a Esaú”.+ 14  Entonces, ¿qué diremos? ¿Es Dios injusto? ¡Claro que no!+ 15  Porque le dice a Moisés: “Le mostraré misericordia a quien yo quiera mostrarle misericordia, y le mostraré compasión a quien yo quiera mostrarle compasión”.+ 16  Por tanto, no depende del deseo de una persona ni de sus esfuerzos,* sino de Dios, que muestra misericordia.+ 17  Porque cierto pasaje de las Escrituras le dice al faraón: “Te he dejado vivir por esta razón: para demostrar mi poder en tu caso y para que se proclame mi nombre por toda la tierra”.+ 18  Así que él le muestra misericordia a quien desea, pero deja que quien él desea se haga terco.+ 19  Sin embargo, tú me dirás: “¿Por qué él todavía acusa a las personas? ¿Acaso puede alguien ir en contra de su voluntad?”. 20  Pero ¿quién eres tú, un simple hombre, para contestarle a Dios?+ ¿Acaso el objeto moldeado puede decirle al que lo moldeó “¿Por qué me hiciste así?”?+ 21  ¿Es que no tiene el alfarero el derecho de hacer con la misma masa de barro+ una vasija para un uso honroso y otra para un uso deshonroso? 22  ¿Y qué si Dios, aunque quería demostrar su ira y dar a conocer su poder, toleró con mucha paciencia a vasijas de ira hechas para ser destruidas? 23  ¿Y qué si lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasijas de misericordia+ que él preparó de antemano para la gloria, 24  es decir, nosotros, a quienes llamó no solo de entre los judíos, sino también de entre la gente de las naciones?+ 25  Es como él dice también en Oseas: “Llamaré mi pueblo a los que no son mi pueblo+ y llamaré amada a la que no era amada.+ 26  Y, en el lugar donde se les dijo ‘Ustedes no son mi pueblo’, allí serán llamados hijos del Dios vivo”.+ 27  Además, Isaías proclama sobre Israel: “Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solo un resto será salvado.+ 28  Porque Jehová* hará un ajuste de cuentas sobre la tierra, de forma completa y sin demora”.*+ 29  Y como Isaías también predijo: “Si Jehová* de los ejércitos no nos hubiera dejado una descendencia, habríamos llegado a ser como Sodoma y nos habríamos parecido a Gomorra”.+ 30  Entonces, ¿qué diremos? Que gente de las naciones, aunque no buscaba la justicia, alcanzó la justicia,+ la justicia que se obtiene por la fe.+ 31  Pero Israel, aunque buscaba una ley de justicia, no logró alcanzar esa ley. 32  ¿Por qué razón? Porque ellos no la buscaron por la fe, sino por las obras. Tropezaron con la “piedra que hace tropezar”;+ 33  como está escrito: “¡Miren! Pongo en Sion una piedra+ que hace tropezar y una roca que ofende,* pero el que ponga su fe en ella no será decepcionado”.+

Notas

Lit. “los hijos de la carne”.
Lit. “ni del que desea ni del que corre”.
O “lo ejecutará rápidamente”. Lit. “concluyéndolo y acortándolo”.
O “que hace caer”.