Colaboremos con Jehová todos los días
“Somos colaboradores de Dios” (1 COR. 3:9).
CANCIONES: 64, 111
1. ¿De qué maneras podemos colaborar con Jehová?
CUANDO Jehová nos creó, quería que cooperáramos con él en el cumplimiento de sus propósitos. A pesar de que ahora somos imperfectos, los siervos fieles de Dios podemos trabajar con él todos los días. Por ejemplo, la Biblia dice que “somos colaboradores de Dios” al predicar y hacer discípulos (1 Cor. 3:5-9). Es un inmenso honor que el Creador todopoderoso del universo nos vea dignos de ser sus colaboradores en una obra que considera tan importante. Ahora bien, hay otras maneras de trabajar con Jehová. En este artículo, vamos a ver algunas de ellas: ayudando a nuestra familia y a los hermanos, siendo hospitalarios, ofreciéndonos para trabajar para la organización y ampliando nuestro servicio a Dios (Col. 3:23).
2. ¿Por qué no debemos comparar lo que nosotros hacemos por Jehová con lo que otros hacen?
2 Mientras estudiamos el artículo, no comparemos lo que nosotros podemos hacer por Jehová con lo que otros pueden hacer. No olvidemos que la edad, la salud, las circunstancias y las habilidades de cada uno son diferentes. El apóstol Pablo dijo por inspiración divina: “Que cada uno pruebe lo que su propia obra es, y entonces tendrá causa para alborozarse respecto de sí mismo solo, y no en comparación con la otra persona” (Gál. 6:4).
AYUDEMOS A NUESTRA FAMILIA Y A LOS HERMANOS
3. ¿Por qué podemos decir que quienes cuidan de su familia colaboran con Jehová?
3 Jehová espera que sus siervos cuiden de sus familias. Por ejemplo, hay quienes tienen que trabajar para llevar el sustento. Muchas madres se quedan en casa para criar a sus hijos pequeños. Y algunos cristianos deben cuidar de sus padres envejecidos. Estas son cosas que es necesario atender. La Biblia dice: “Si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe” (1 Tim. 5:8). Si tenemos algunas de estas obligaciones, es probable que no podamos dedicar a las actividades espirituales todo el tiempo que nos gustaría. Pero no nos desanimemos. A Dios le agrada que cuidemos de nuestra familia (1 Cor. 10:31).
4. ¿Cómo pueden los padres anteponer los intereses del Reino a los suyos, y con qué resultados?
4 Los padres trabajan con Jehová cuando animan a sus hijos a ponerse metas espirituales. Con los años, muchos de esos niños se hacen siervos de tiempo completo y sirven lejos de su familia. Algunos son misioneros, otros son precursores en lugares donde hacen falta predicadores del Reino y algunos sirven en Betel. Claro, como viven lejos, sus familias no pueden verlos tanto como les gustaría. A pesar de ello, los padres abnegados animan a sus hijos a continuar en sus asignaciones. ¿Por qué? Porque les hace muy felices saber que sus hijos están poniendo el Reino en primer lugar (3 Juan 4). Muchos de esos padres tal vez se sientan como Ana, que dijo que le había prestado su hijo Samuel a Jehová. Esos padres hacen bien en ver esta manera de colaborar con Dios como un privilegio maravilloso que no cambiarían por nada (1 Sam. 1:28).
5. ¿Qué ayuda práctica podemos dar en la congregación? (Vea las fotos del principio).
5 ¿Qué podemos hacer si no tenemos responsabilidades familiares apremiantes? Tal vez podamos ayudar a hermanos mayores, enfermos o que tienen otras necesidades. También podríamos colaborar con los cuidadores de estos hermanos. ¿Por qué no echamos un vistazo a la congregación y pensamos en alguien a quien ayudar? Supongamos que una hermana cuida de un padre envejecido. ¿Por qué no pasamos algún tiempo con él para que la hermana pueda atender otros asuntos? O quizá podamos ofrecernos para llevar a alguien a las reuniones, a visitar a un familiar en el hospital, a comprar o a hacer encargos. De esta manera, podríamos estar cooperando con Jehová en responder las oraciones de estos hermanos (lea 1 Corintios 10:24).
SEAMOS HOSPITALARIOS
6. ¿Qué implica ser hospitalarios?
6 Los colaboradores de Dios son conocidos por mostrar hospitalidad. En las Escrituras Griegas Cristianas, el término que se traduce “hospitalidad” significa “bondad a extraños” (Heb. 13:2; nota). La Biblia contiene muchos relatos que nos enseñan a mostrar hospitalidad (Gén. 18:1-5). Hacemos bien en acostumbrarnos a aprovechar toda oportunidad que se presente de ayudar a otros, estén o no “relacionados con nosotros en la fe” (Gál. 6:10).
7. ¿Por qué deberíamos ser hospitalarios con los siervos de tiempo completo que visitan nuestra congregación?
7 Podemos colaborar con Dios siendo hospitalarios con los siervos de tiempo completo que visitan la congregación (lea 3 Juan 5, 8). Por lo general, esas visitas suministran la oportunidad de que haya “un intercambio de estímulo” (Rom. 1:11, 12). Veamos el caso de un hermano llamado Olaf. Hace décadas, cuando era joven, visitó su congregación un superintendente de circuito soltero, y nadie podía alojarlo. Olaf les preguntó a sus padres, que no eran Testigos, si podía quedarse en su casa. Le respondieron que sí, pero le dijeron que él tendría que dormir en el sofá. La experiencia valió la pena. Olaf recuerda que fue una semana maravillosa. Dice: “El superintendente de circuito y yo nos levantábamos temprano todos los días y hablábamos de temas muy interesantes mientras desayunábamos. El ánimo que recibí me despertó el deseo de servir a tiempo completo”. Olaf ha sido misionero en varios países durante los pasados cuarenta años.
8. ¿Por qué debemos mostrar bondad aunque parezca que no nos lo agradecen? Dé un ejemplo.
8 Es posible mostrar bondad a los extraños de muchas maneras, aunque al principio no agradezcan lo que hacemos. Veamos un ejemplo. En España, una publicadora daba clases de la Biblia a una señora de Ecuador llamada Yésica, cuando esta se echó a llorar desconsolada. La hermana le preguntó qué le pasaba, y Yésica le contó que antes de ir a España era tan pobre que un día no tenía nada de comer. Lo único que podía darle a su hija era agua. Mientras trataba de dormir a la niña entre sus brazos, se puso a orar. Poco después, dos Testigos llamaron a su puerta. Yésica las trató mal y hasta rompió la revista que le ofrecieron. Les gritó: “¿Esto le voy a dar a mi hija para que coma?”. Las hermanas trataron de tranquilizarla, pero no hubo manera. Un rato después, le dejaron en la puerta una cesta de comida. Ahora, se emocionaba al recordar la bondad de las hermanas, aunque se sentía culpable al recordar que Dios había contestado su oración y ella no le había hecho caso. Pero estaba decidida a servir a Jehová. Y todo gracias a la generosidad de las hermanas (Ecl. 11:1, 6).
OFREZCÁMONOS PARA TRABAJAR PARA LA ORGANIZACIÓN
9, 10. a) En el antiguo Israel, ¿cuáles fueron algunas ocasiones en las que hizo falta solicitar voluntarios? b) ¿Cuáles son algunas de las cosas que hay que atender hoy en la congregación?
9 En el antiguo Israel, hubo varias ocasiones en las que fue necesario solicitar voluntarios (Éx. 36:2; 1 Crón. 29:5; Neh. 11:2). Hoy también tenemos muchas oportunidades de ofrecer nuestro tiempo, recursos y capacidades para ayudar a nuestros hermanos. Si lo hacemos, seremos muy felices y recibiremos muchas bendiciones.
10 La Palabra de Dios anima a los varones a colaborar con Jehová esforzándose por ser siervos ministeriales y ancianos (1 Tim. 3:1, 8, 9; 1 Ped. 5:2, 3). Quienes lo hacen sienten el deseo de ayudar a sus hermanos tanto en sentido espiritual como de maneras prácticas (Hech. 6:1-4). ¿Nos han preguntado los ancianos si estamos dispuestos a ser acomodadores, a encargarnos de las publicaciones o los territorios, a colaborar en el mantenimiento o a realizar tareas parecidas? Los que se encargan de esas responsabilidades seguro que nos dirán que se disfruta muchísimo ayudando así a los demás.
11. ¿Cómo le ayudaron a una hermana las amistades que hizo durante la construcción de Salones del Reino?
11 Quienes participan en trabajos para la organización suelen hacer nuevos amigos. Veamos lo que le pasó a Margie, una hermana que ha trabajado durante dieciocho años en la construcción de Salones del Reino. A lo largo de los años, dio capacitación a varias hermanas jóvenes. Ella consideraba que esas eran ocasiones perfectas para animarse mutuamente en sentido espiritual (Rom. 1:12). Y, cuando pasó por momentos difíciles en su vida, todas esas amigas la consolaron mucho. ¿Nos hemos ofrecido alguna vez para trabajar en la construcción? Podemos hacerlo tengamos o no un oficio específico.
12. ¿Cómo podemos colaborar en las labores de socorro tras un desastre?
12 Los desastres ofrecen a los siervos de Dios la oportunidad de trabajar con él ayudando a los hermanos de maneras prácticas. Por ejemplo, pueden donar dinero para los afectados (Juan 13:34, 35; Hech. 11:27-30). También pueden participar en las labores de limpieza y reconstrucción. Una hermana de Polonia llamada Gabriela se quedó prácticamente sin casa por una inundación. Pero se sintió muy aliviada cuando fueron a ayudarla hermanos de congregaciones cercanas. Ella cuenta: “No quiero hablar de lo que perdí, pues al fin y al cabo son solo cosas materiales. Prefiero hablar de lo mucho que gané. Lo que viví me confirmó que formar parte de la congregación cristiana es un honor incomparable y una fuente de felicidad”. Muchos hermanos que han recibido ayuda después de un desastre dicen que la experiencia los ha enriquecido. Y quienes colaboran con Jehová dando esa ayuda se sienten muy satisfechos (lea Hechos 20:35; 2 Corintios 9:6, 7).
13. ¿Cómo fortalece nuestro amor a Jehová el que nos ofrezcamos voluntarios? Dé un ejemplo.
13 Una hermana llamada Stephanie y otros publicadores tuvieron la alegría de trabajar con Dios ayudando a Testigos que habían huido de sus países por la guerra y se habían refugiado en Estados Unidos. Colaboraron buscando y acondicionando casas para estos hermanos. Ella cuenta: “Nos conmovió la alegría y el agradecimiento que sintieron al ver el amor de la hermandad mundial. Ellos piensan que los hemos ayudado nosotros, pero en realidad ellos han hecho por nosotros muchísimo más. El amor, la unidad, la fe y la confianza en Jehová que hemos presenciado han fortalecido nuestro amor a Dios. Y esto nos ha hecho valorar mucho más todo lo que nos da mediante su organización”.
AMPLIEMOS NUESTRO SERVICIO A DIOS
14, 15. a) ¿Qué actitud tuvo el profeta Isaías? b) ¿Cómo podemos los cristianos imitar la actitud de Isaías?
14 ¿Nos gustaría colaborar más con Jehová? ¿Estaríamos dispuestos a mudarnos adonde la organización necesite más trabajadores? Es verdad que los siervos de Dios no estamos obligados a ir lejos de nuestra casa para demostrar nuestra generosidad. No obstante, las circunstancias de algunos hermanos les permiten mudarse lejos para servir a Jehová. Su actitud es la misma que la del profeta Isaías. Jehová preguntó: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”, a lo que él contestó: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí” (Is. 6:8). ¿Tenemos el deseo de dar esa misma respuesta cuando surjan la oportunidad y las circunstancias para hacerlo? ¿Qué necesidades hay en la actualidad?
15 Hablando sobre la obra de predicar y hacer discípulos, Jesús dijo: “La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por lo tanto, rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su siega” (Mat. 9:37, 38). ¿Podemos servir de precursores donde hay necesidad de predicar más? O ¿podemos ayudar a otra persona a hacerlo? Para muchos hermanos, la mejor manera de demostrar su amor a Dios y al prójimo es sirviendo de precursores en lugares donde hacen falta más obreros. ¿Se nos ocurren otras oportunidades de ampliar nuestro servicio a Dios? Si las aprovechamos, seremos muy felices.
16, 17. ¿Qué otras oportunidades existen para los que desean hacer más por Jehová?
16 ¿Estaríamos dispuestos a servir en Betel o en una construcción, bien como trabajadores temporales, bien como voluntarios externos? Existe una necesidad constante de hermanos dispuestos a servir en cualquier lugar y en cualquier tarea que se les asigne. Esto tal vez signifique servir en un campo en el que se necesite ayuda aunque tengamos habilidades y experiencias en un campo distinto. En cualquier caso, Jehová valora a quienes se ofrecen de manera abnegada para hacer lo que se necesite (Sal. 110:3).
17 Si tenemos el deseo de recibir mayor capacitación para servir a Jehová, tal vez llenemos los requisitos para asistir a la Escuela para Evangelizadores del Reino. En ella se prepara a hombres y mujeres espirituales que son siervos de tiempo completo para que la organización de Jehová pueda usarlos en mayor medida. Los que solicitan asistir a este curso deben tener la disposición de aceptar cualquier asignación que reciban al graduarse. ¿Estaríamos dispuestos a asistir a esta escuela y así recibir mayores responsabilidades? (1 Cor. 9:23).
18. ¿Qué beneficios obtendremos si colaboramos con Jehová todos los días?
18 Los siervos de Jehová deseamos ser generosos, demostrar amor y bondad, e interesarnos todos los días por los demás. Esto nos hace sentir gozo, paz y felicidad (Gál. 5:22, 23). No importa cuáles sean nuestras circunstancias, podemos disfrutar de la alegría de imitar la generosidad de Jehová y de contarnos entre sus queridos colaboradores (Prov. 3:9, 10).
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)