DE VEZ en cuando los escritores de la Biblia repetían ciertas frases, incluso palabra por palabra. ¿Por qué lo hacían? Veamos tres factores que quizás influyeron:
Cuándo se escribió. En el antiguo Israel la mayoría de las personas no tenían una copia personal de la Ley. Casi siempre la escuchaban cuando se reunía la nación entera para que se la leyeran en el tabernáculo y en el templo (Deut. 31:10-12). Podemos imaginar cuántas distracciones había al estar tantas horas de pie entre tantas personas (Neh. 8:2, 3, 7). En esas ocasiones, escuchar muchas veces las frases importantes hacía que fuera más fácil recordarlas y aplicarlas. Y esas repeticiones eran especialmente útiles cuando se trataba de asuntos que incluían muchos detalles, como por ejemplo las normas y las decisiones judiciales (Lev. 18:4-22; Deut. 5:1).
Cómo se escribió. Más o menos el 10 % de la Biblia son canciones, lo que incluye los libros de Salmos, El Cantar de los Cantares y Lamentaciones. Algunas canciones contenían un estribillo. Esta frase que se repetía servía para destacar el tema de la canción y para que la letra fuera más fácil de memorizar. Para hacernos una idea, fijémonos en Salmo 115:9-11: “Oh, Israel, confía en Jehová. (Él es su ayuda y su escudo). Oh, casa de Aarón, confía en Jehová. (Él es su ayuda y su escudo). Ustedes que temen a Jehová, confíen en Jehová. (Él es su ayuda y su escudo)”. Cuando alguien cantaba esa canción, seguro que ese mensaje tan bonito se le quedaba bien grabado.
Por qué se escribió. Algunos escritores repetían ciertas frases porque eran muy importantes y querían enfatizarlas. Por ejemplo, cuando Jehová les dijo a los israelitas que no comieran sangre, hizo que Moisés les repitiera vez tras vez la razón de ese mandato. Dios quería que quedara claro que la vida de los seres vivos está en la sangre, es decir, que la sangre representa la vida (Lev. 17:11, 14). Mucho después, cuando los apóstoles y los ancianos de Jerusalén hablaron de las cosas que debemos evitar si queremos agradar a Dios, volvieron a repetir la importancia de abstenerse de sangre (Hech. 15:20, 29).
Aunque la Biblia de vez en cuando repite ciertas cosas, eso no significa que Jehová quiere que repitamos ciertas frases, como si se tratara de un ritual. De hecho, Jesús dijo: “Cuando ores, no repitas lo mismo una y otra vez” (Mat. 6:7). Además, mencionó varias ideas que podemos incluir en nuestras oraciones y que están de acuerdo con la voluntad de Dios (Mat. 6:9-13). Aunque, cuando le oramos a Jehová, no repetimos las mismas palabras vez tras vez, sí que podemos hablarle de los mismos temas tantas veces como queramos (Mat. 7:7-11).
¡Qué bueno que la Biblia repite ciertas palabras y frases! Es uno de los métodos que utiliza nuestro Gran Instructor para enseñarnos por nuestro propio bien (Is. 48:17, 18).