Usemos las leyes y los principios divinos para educar la conciencia

Usemos las leyes y los principios divinos para educar la conciencia

“Tus recordatorios me son de interés intenso” (SAL. 119:99).

CANCIONES: 127, 88

1. ¿Qué nos hace superiores a los animales?

JEHOVÁ nos dio a los seres humanos algo que nos hace superiores a los animales: la conciencia. Adán y Eva tenían conciencia. ¿Por qué lo sabemos? Porque, después de desobedecer la ley de Dios, se escondieron. Esto indica que los molestaba la conciencia.

2. ¿En qué se parece la conciencia a una brújula? (Vea el dibujo del principio).

2 La conciencia es un sentido interno de lo correcto y lo incorrecto que sirve para guiarnos en la vida. Podríamos compararla a una brújula. Una brújula bien calibrada ayuda al capitán de un barco a mantener el rumbo. Pero ¿qué ocurre si está desajustada? Que los vientos y corrientes del océano pueden desviarlo con facilidad de su curso. De modo parecido, una conciencia bien educada nos guía por el camino correcto, mientras que una conciencia mal educada es muy peligrosa.

3. ¿Qué puede ocurrir si la conciencia no está bien educada?

3 La conciencia que no está bien educada no nos alerta de que algo es malo y de que no debemos hacerlo (1 Tim. 4:1, 2). Hasta puede convencernos de que “lo malo es bueno” (Is. 5:20). Jesús les dijo a sus discípulos: “Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios” (Juan 16:2). Eso es lo que pensaban los que mataron al discípulo Esteban, y lo mismo han pensado quienes han actuado como ellos (Hech. 6:8, 12; 7:54-60). Los fanáticos religiosos que cometen estos crímenes horribles y afirman que sirven a Dios están en realidad violando sus leyes (Éx. 20:13). Está claro que sus conciencias los están engañando.

4. ¿Cómo podemos evitar que la conciencia nos engañe?

4 ¿Cómo podemos evitar que la conciencia nos engañe? Las leyes y los principios de la Palabra de Dios son útiles “para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Tim. 3:16). Por lo tanto, a fin de educar la conciencia para que concuerde con el modo de pensar de Dios y nos guíe bien, tenemos que ser buenos estudiantes de la Biblia, reflexionar en lo que dice y ponerla en práctica en la vida. Así pues, veamos cómo nos ayudan las leyes y los principios de Dios a educar la conciencia.

USEMOS LAS LEYES DE DIOS PARA EDUCAR LA CONCIENCIA

5, 6. ¿Cómo nos beneficia obedecer las leyes de Dios?

5 Para beneficiarnos de las leyes divinas, no basta con leerlas o conocerlas. Tenemos que llegar a amarlas y respetarlas. La Palabra de Dios dice: “Odien lo que es malo, y amen lo que es bueno” (Amós 5:15). Una clave para lograrlo es aprender a ver las cosas como las ve Jehová. Supongamos que llevamos una temporada durmiendo mal. Entonces, nuestro médico nos manda seguir una dieta, hacer ejercicio y cambiar algunos hábitos. Si vemos que nuestra vida mejora cuando hacemos todo lo que nos manda, ¿verdad que valoraremos mucho a ese médico y sus consejos?

6 De modo similar, nuestro Creador nos ha dado leyes que nos protegen de las consecuencias del pecado y mejoran nuestra vida. Por ejemplo, pensemos en cuánto nos beneficia obedecer lo que dice la Biblia sobre la mentira, el engaño, el robo, la inmoralidad sexual, la violencia y el ocultismo (lea Proverbios 6:16-19; Rev. 21:8). Cuando vemos los grandes beneficios de obedecer a Jehová, crece el amor y el aprecio que sentimos por él y sus normas.

7. ¿Cómo nos beneficia leer los relatos bíblicos y meditar en ellos?

7 No es necesario que suframos las consecuencias de desobedecer a Dios para aprender lecciones valiosas. Podemos aprenderlas leyendo en la Biblia sobre los errores que cometieron otras personas y meditando en ellos. Proverbios 1:5 dice: “El sabio escucha y absorbe más instrucción”. Esta instrucción o enseñanza viene de Dios, y es la mejor que existe. Por ejemplo, pensemos en cuánto sufrió David al desobedecer a Dios y cometer adulterio con Bat-seba (2 Sam. 12:7-14). Mientras leemos este pasaje, podemos reflexionar en preguntas como estas: “¿Cómo pudo ahorrarse David todo ese sufrimiento? Si yo me encontrara en una situación parecida, ¿qué haría? ¿Huiría, como hizo José, o caería en la tentación, como David?” (Gén. 39:11-15). Si pensamos en las consecuencias del pecado, reforzamos el odio que sentimos por lo malo.

8, 9. a) ¿Para qué nos sirve la conciencia? b) ¿Qué efecto tienen los principios de Dios en nuestra conciencia?

8 Seguramente todos evitamos las cosas que Dios odia. Sin embargo, hay situaciones sobre las que la Biblia no dice nada específico. En esos casos, ¿cómo sabemos lo que Jehová quiere que hagamos? Si tenemos una conciencia bien educada por la Biblia, tomaremos una buena decisión.

9 Jehová nos quiere, y por eso nos ha dado principios que guían la conciencia. Él mismo dice: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo, Aquel que te hace pisar en el camino en que debes andar” (Is. 48:17, 18). Cuando reflexionamos en los principios bíblicos y dejamos que nos lleguen al corazón, estamos moldeando, corrigiendo y ajustando nuestra conciencia. A su vez, esto nos permite tomar decisiones correctas.

USEMOS LOS PRINCIPIOS DE DIOS PARA EDUCAR LA CONCIENCIA

10. a) ¿Qué es un principio? b) ¿Cómo usó Jesús los principios?

10 Un principio es una verdad o idea fundamental que guía nuestra forma de pensar o actuar. Entender los principios bíblicos nos permite comprender cómo piensa Jehová y por qué dictó ciertas leyes. Durante su ministerio, Jesús les enseñó a sus discípulos verdades fundamentales para ayudarlos a ver las consecuencias de determinadas acciones y actitudes. Por ejemplo, les dijo que el rencor conduce a la violencia y que los malos pensamientos llevan al adulterio (Mat. 5:21, 22, 27, 28). Si nos dejamos guiar por los principios divinos, estaremos educando bien nuestra conciencia y tomaremos decisiones que honrarán a Dios (1 Cor. 10:31).

Los cristianos maduros tienen en cuenta la conciencia de los demás. (Vea los párrafos 11 y 12).

11. ¿Qué diferencias hay entre las conciencias?

11 ¿Se supone que todos tomemos siempre las mismas decisiones? No. Puede que dos cristianos con conciencias educadas por la Biblia tomen decisiones contrarias en algunos asuntos. Pongamos como ejemplo el consumo de bebidas alcohólicas. La Biblia prohíbe la borrachera y beber en exceso, pero no el consumo moderado de alcohol (Prov. 20:1; 1 Tim. 3:8). Ahora bien, a la hora de decidir si beberemos o no, ¿es la moderación el único factor que debemos tomar en cuenta? No, en absoluto. Además de estar en paz con nuestra conciencia, debemos tener en cuenta lo que les dice a otros hermanos su conciencia.

12. ¿Qué efecto debe tener en nosotros lo que dice Romanos 14:21?

12 Pablo enseñó que los cristianos debemos tener presente la conciencia de los demás. Dijo: “Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece” (Rom. 14:21). Si un hermano no bebe por motivos de conciencia, ¿verdad que renunciaríamos de buena gana a nuestro derecho a beber alcohol para no hacerlo tropezar? Claro que sí. Hay hermanos que bebían demasiado antes de ser Testigos, pero ahora están resueltos a no tomar nada de alcohol. Es obvio que no deseamos contribuir a que recaigan y sufran graves consecuencias (1 Cor. 6:9, 10). Por lo tanto, si le ofrecemos una copa a un hermano y la rechaza, no le mostraríamos amor si insistiéramos en que bebiera.

13. ¿Qué hizo Timoteo para ayudar a otras personas a aceptar las buenas nuevas?

13 Veamos el ejemplo de Timoteo. Cuando tenía unos 20 años, estuvo dispuesto a circuncidarse, que era una operación dolorosa, para no hacer tropezar a los judíos a los que iba a predicar. Así imitó la actitud del apóstol Pablo (Hech. 16:3; 1 Cor. 9:19-23). ¿Y nosotros? ¿Estamos también dispuestos a sacrificarnos por el bien de los demás?

“PASEMOS ADELANTE A LA MADUREZ”

14, 15. a) ¿Qué se necesita para llegar a ser un cristiano maduro? b) ¿Qué relación hay entre ser maduros y demostrar amor?

14 Todos los cristianos debemos tener el deseo de dejar atrás “la doctrina primaria acerca del Cristo” y avanzar hacia la madurez (Heb. 6:1). Pero esto no ocurre de manera automática. Tenemos que hacer un esfuerzo continuo. Para llegar a ser un cristiano maduro, nuestro conocimiento y perspicacia deben seguir aumentando. Por eso se nos anima una y otra vez a leer la Biblia a diario (Sal. 1:1-3). ¿Es esa nuestra meta? Leer la Biblia todos los días nos ayudará a entender mejor las leyes y los principios de Dios.

15 La ley cristiana más importante es la del amor. Jesús les dijo a sus seguidores: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35). Santiago, medio hermano de Jesús, la llamó “la ley real” (Sant. 2:8). Y Pablo dijo: “El amor es el cumplimiento de la ley” (Rom. 13:10). Es lógico que la Biblia dé tanta importancia al amor, pues “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Para Jehová, el amor no es solo un sentimiento, sino algo que él demuestra con hechos. Juan escribió: “Por esto el amor de Dios fue manifestado en nuestro caso, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros consiguiéramos la vida mediante él” (1 Juan 4:9). Así pues, cuando demostramos que amamos a Jehová y a su Hijo, a nuestros hermanos y a otras personas, damos prueba de que somos maduros (Mat. 22:37-39).

Cuando reflexionamos en los principios divinos, nuestra conciencia se convierte en una guía más confiable. (Vea el párrafo 16).

16. Al avanzar hacia la madurez, ¿por qué nos van pareciendo los principios cada vez más importantes?

16 Las leyes por lo general sirven para casos muy concretos, mientras que los principios son útiles para todo tipo de situaciones. Por esta razón, al avanzar hacia la madurez, los principios nos van pareciendo cada vez más importantes. Podemos compararlo a lo que les ocurre a los niños. Cuando son pequeños, no comprenden los peligros de tener malas amistades, y sus padres deben ponerles normas para protegerlos (1 Cor. 15:33). Pero, al ir madurando, poco a poco aprenden a razonar teniendo en cuenta los principios de la Biblia y a escoger bien a sus amigos (lea 1 Corintios 13:11; 14:20). De manera parecida, cuando nosotros reflexionamos en los principios divinos, nuestra conciencia se va adaptando al modo de pensar de Dios y se convierte en una guía más y más confiable.

17. ¿Por qué podemos decir que tenemos lo necesario para tomar buenas decisiones?

17 Tenemos todo lo que necesitamos para tomar decisiones que agraden a Jehová. ¿Por qué lo decimos? Porque las leyes y los principios que encontramos en la Biblia ayudan al cristiano a ser “enteramente competente” y estar “completamente equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17). Ahora bien, si queremos comprender “cuál es la voluntad de Jehová”, tenemos que esforzarnos (Efes. 5:17). Debemos aprovechar bien las herramientas que se nos proporcionan, como el Índice de las publicaciones Watch Tower, la Guía de estudio para los testigos de Jehová, el programa Watchtower Library, la BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower y la aplicación JW Library. Todas ellas nos permitirán sacarle el mayor partido posible a nuestro estudio personal y familiar.

LOS BENEFICIOS DE TENER UNA CONCIENCIA EDUCADA POR LA BIBLIA

18. ¿Cuáles son los beneficios de actuar de acuerdo con las leyes y los principios de Dios?

18 Si respetamos las leyes y los principios de Jehová, obtendremos muchos beneficios. Salmo 119:97-100 dice: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso. Tu mandamiento me hace más sabio que mis enemigos, porque hasta tiempo indefinido es mío. He llegado a tener más perspicacia que todos mis maestros, porque tus recordatorios me son de interés intenso. Me porto con más entendimiento que hombres de más edad, porque he observado tus propias órdenes”. Dedicar tiempo a reflexionar con “interés intenso” en las leyes y los principios divinos hará que tengamos más sabiduría, perspicacia y entendimiento. Y, si nos esforzamos todo lo posible por educar nuestra conciencia de acuerdo con ellos, conseguiremos alcanzar “la medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo” (Efes. 4:13).