El Diablo y los demonios tienen tanta influencia sobre la humanidad que las Escrituras mismas declaran: “El mundo entero está bajo el control del maligno” (1 Juan 5:19, Nueva Versión Internacional). En ellas también se indican las formas en que el Diablo ejerce esa influencia. Veamos algunas.
Engaños. La Biblia nos dice que debemos “estar firmes contra los engaños del diablo” (Efesios 6:11, Dios habla hoy). Una de las maneras en que Satanás intenta engañarnos es haciendo pasar por siervos de Dios a quienes en realidad trabajan para él (2 Corintios 11:13-15).
Ocultismo. El Diablo se vale de médiums, adivinos, astrólogos y demás practicantes del ocultismo para confundir y extraviar a las personas (Deuteronomio 18:10-12). Además, quienes se drogan, se dejan hipnotizar o practican ciertas técnicas de meditación exponen su mente al control demoníaco (Lucas 11:24-26).
Religión falsa. Las religiones que no enseñan la verdad impiden que las personas obedezcan a Dios (1 Corintios 10:20). La Biblia dice que esas falsedades son “enseñanzas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
Posesión demoníaca. Las Escrituras mencionan casos de personas poseídas por espíritus malignos. A veces, dichos espíritus cegaban a sus víctimas, las enmudecían o hacían que se lastimaran a sí mismas (Mateo 12:22; Marcos 5:2-5).
Cómo protegernos de la influencia del Diablo
Con todo, no hay por qué vivir con miedo a Satanás y los demonios, pues la Biblia nos enseña a combatir su influencia. He aquí cómo:
Aprender cuáles son los “designios”, o estrategias, del Diablo a fin de no caer en sus trampas (2 Corintios 2:11).
Estudiar la Biblia y poner por obra sus enseñanzas. Si nos regimos por los principios bíblicos, estaremos protegidos contra la influencia demoníaca (Efesios 6:11-18).
Deshacerse de cualquier cosa que pudiera estar relacionada con los demonios (Hechos 19:19). Esto incluye todo lo que promueva el ocultismo, sean libros, videos, grabaciones musicales, revistas o hasta un póster.