UNO de los lugares adonde la gente fue a vivir después del Diluvio se llamaba Ur. Ur llegó a ser una ciudad importante con casas bonitas. Pero la gente de allí adoraba dioses falsos. Eso hacían en Babel también. La gente de Ur y Babel no eran como Noé y su hijo Sem, que siguieron sirviendo a Jehová.
Al fin, 350 años después del diluvio, el fiel Noé murió. Solo dos años después nació el hombre que ves en este cuadro. Era una persona muy especial para Dios. Se llamaba Abrahán. Vivía con su familia en aquella ciudad de Ur.
Un día Jehová le dijo a Abrahán: ‘Deja a Ur y tus parientes, y ve a un país que te voy a mostrar.’ ¿Obedeció él a Dios y dejó atrás todas las comodidades de Ur? Sí. Y porque Abrahán siempre obedecía a Dios se le llegó a conocer como el amigo de Dios.
Parte de la familia de Abrahán salió con él cuando él se fue de Ur. Su padre Taré salió. También su sobrino Lot. Y, claro, también su esposa, Sara. Con el tiempo todos llegaron al sitio llamado Harán, y Taré murió. Estaban lejos de Ur.
Después Abrahán y su casa salieron de Harán y llegaron a la tierra llamada Canaán. Allí Jehová dijo: ‘Esta es la tierra que daré a tus hijos.’ Abrahán se quedó en Canaán y vivió en tiendas de campaña.
Dios empezó a ayudar a Abrahán y éste llegó a tener grandes rebaños de ovejas y otros animales y cientos de siervos. Pero él y Sara no tenían hijos suyos.