ARTÍCULO DE ESTUDIO 2
Podemos ser “una fuente de gran consuelo” para otros
“Ellos son mis colaboradores a favor del Reino de Dios, y se han convertido en una fuente de gran consuelo para mí” (COL. 4:11).
CANCIÓN 53 Sirvamos a Dios en unidad
AVANCE a
1. ¿A qué difíciles situaciones se enfrentan muchos siervos fieles de Jehová?
POR todo el mundo, muchos siervos de Jehová se enfrentan a situaciones muy difíciles e incluso dolorosas. Es posible que lo veamos en nuestra misma congregación. Algunos tienen una enfermedad grave o han perdido a un ser querido en la muerte. Otros sufren el intenso dolor que les causa que un familiar o un amigo cercano deje la verdad. Y hay quienes tienen que aguantar las consecuencias de los desastres naturales. Todos ellos necesitan alivio de sus sufrimientos. ¿Cómo podemos ayudarlos?
2. ¿Por qué hubo ocasiones en las que Pablo necesitó ánimo?
2 La vida de Pablo estuvo en peligro una y otra vez (2 Cor. 11:23-28). El apóstol también tuvo que soportar “una espina en la carne”, posiblemente un problema de salud (2 Cor. 12:7). Además, se llevó una gran decepción cuando Demas, un antiguo colaborador, lo abandonó “por amar este sistema” (2 Tim. 4:10). Aunque Pablo era un cristiano ungido valiente que se entregaba a favor de los demás, hubo ocasiones en las que también se desanimó (Rom. 9:1, 2).
3. ¿De qué maneras animó Jehová a Pablo?
3 Pablo recibió el ánimo que necesitaba. ¿De qué maneras? Sin duda, Jehová utilizó el espíritu santo para fortalecerlo (2 Cor. 4:7; Filip. 4:13). Pero también se valió de los hermanos. El apóstol dijo que algunos de ellos eran “una fuente de gran consuelo” (Col. 4:11). Entre otros, dio el nombre de Aristarco, Tíquico y Marcos, quienes lo reconfortaron y lo ayudaron a aguantar. ¿Qué cualidades hicieron que estos tres cristianos fueran de tanto consuelo? ¿Cómo podemos seguir su buen ejemplo cuando intentamos animarnos unos a otros?
SEAMOS LEALES COMO ARISTARCO
4. ¿Cómo demostró Aristarco que era un amigo leal?
4 Aristarco fue un amigo leal de Pablo. Procedía de Tesalónica, una ciudad de Macedonia. La primera vez que la Biblia habla de él, estaba con Pablo en Éfeso, durante el tercer viaje misionero del apóstol. Allí, una turba se apoderó de Aristarco (Hech. 19:29). Cuando por fin lo dejaron en libertad, no pensó en ponerse a salvo, sino que fue leal y se quedó con Pablo. Algunos meses después, en Grecia, cuando unos enemigos de la verdad trataron de matar al apóstol, Aristarco seguía a su lado (Hech. 20:2-4). Hacia el año 58, cuando llevaban a Pablo preso a Roma, Aristarco hizo el largo viaje junto con él y ambos sufrieron un naufragio (Hech. 27:1, 2, 41). Ya en Roma, parece ser que estuvo algún tiempo en prisión con el apóstol (Col. 4:10). No es de extrañar que Pablo se sintiera reconfortado con un amigo tan leal.
5. Según Proverbios 17:17, ¿cómo podemos ser amigos verdaderos?
5 Podemos ser amigos leales como Aristarco si estamos al lado de los hermanos tanto en los buenos momentos como en los “tiempos de angustia” (lea Proverbios 17:17). Es posible que los hermanos sigan necesitando nuestro apoyo después que termine la prueba. Por ejemplo, Frances b perdió a sus padres en solo tres meses debido al cáncer. Ella dice: “Creo que el sufrimiento que nos causan las pruebas tarda mucho en desaparecer. Agradezco tener amigos leales que recuerden que sigo sintiendo dolor aunque haya pasado tiempo desde que fallecieron mis padres”.
6. ¿Qué nos motiva a hacer la lealtad?
6 Los amigos leales se sacrifican por sus hermanos. Veamos el siguiente caso. A un hermano llamado Peter le diagnosticaron una enfermedad terminal muy agresiva. Su esposa, Kathryn, dice: “Un matrimonio de la congregación nos llevó a la cita médica en la que nos dieron el diagnóstico de Peter. En ese mismo momento, decidieron que no nos dejarían solos durante aquel doloroso proceso, y han estado a nuestro lado siempre que los hemos necesitado”. ¿No es cierto que nos reconforta tener amigos de verdad que nos ayudan durante las pruebas?
SEAMOS CONFIABLES COMO TÍQUICO
7, 8. De acuerdo con Colosenses 4:7-9, ¿cómo demostró Tíquico que era confiable?
7 Tíquico, cristiano de la provincia romana de Asia, fue para Pablo un amigo muy confiable (Hech. 20:4). Hacia el año 55, el apóstol organizó una colecta para socorrer a los cristianos de Judea, y quizás le pidió a Tíquico que colaborara en esa importante misión (2 Cor. 8:18-20). Tiempo después, la primera vez que Pablo estuvo preso en Roma, Tíquico fue su mensajero personal. Entregaba las cartas y los mensajes de ánimo del apóstol a las congregaciones de Asia (Col. 4:7-9).
8 Tíquico siguió siendo un leal amigo de Pablo (Tito 3:12). No todos los cristianos de entonces eran tan confiables como él. Por ejemplo, la segunda vez que el apóstol estuvo preso en Roma, alrededor del año 65, escribió que muchos cristianos de la provincia de Asia no se relacionaban con él, posiblemente por miedo a los opositores (2 Tim. 1:15). En cambio, confiaba en Tíquico y le encargó una labor más (2 Tim. 4:12). Está claro que el apóstol valoraba contar con un amigo tan bueno.
9. ¿Cómo podemos ser igual que Tíquico?
9 ¿Cómo podemos ser amigos tan confiables como Tíquico? Una manera es dando la ayuda que hemos prometido (Mat. 5:37; Luc. 16:10). Quienes necesitan ayuda se sienten muy aliviados cuando saben que pueden confiar en nosotros. Una hermana dice cuál es el motivo: “Estás tranquila porque sabes que la persona hará a tiempo lo que te prometió”.
10. Como indica Proverbios 18:24, ¿quiénes pueden consolar a los que pasan por una prueba o sufren una desilusión?
10 Los que pasan por una prueba o sufren una desilusión encuentran alivio cuando se sinceran con un amigo en el que confían (lea Proverbios 18:24). Así se sintió un hermano llamado Bijay. Cuando su hijo fue expulsado, dijo: “Necesitaba desahogarme con alguien de confianza”. Otro hermano, Carlos, cometió un error y perdió una asignación que valoraba mucho. Confiesa: “Necesitaba encontrar a alguien con quien hablar sin el miedo a sentirme juzgado”. Los ancianos fueron quienes lo ayudaron a superar la situación. Además, lo tranquilizaba saber que eran discretos y no hablaban con nadie sobre lo que él les contaba.
11. ¿Cómo podemos ser amigos confiables?
11 Debemos cultivar paciencia para ser amigos confiables. A Zhanna la abandonó su esposo. ¿Qué la aliviaba en esa triste situación? Hablar de sus sentimientos con sus amigos cercanos. Dice: “Aunque probablemente repetía lo mismo una y otra vez, ellos me escuchaban con paciencia”. Nosotros también seremos buenos amigos si sabemos escuchar.
SEAMOS SERVICIALES COMO MARCOS
12. ¿Quién fue Marcos, y cómo demostró un espíritu dispuesto?
12 Marcos era un cristiano judío de Jerusalén. Su primo Bernabé era un misionero muy conocido (Col. 4:10). Por lo visto, la familia de Marcos era adinerada, pero las posesiones no eran para él lo más importante. Durante toda su vida, demostró que tenía un espíritu dispuesto y que estaba contento sirviendo a los demás. Por ejemplo, en diversas ocasiones acompañó a los apóstoles Pablo y Pedro mientras estos atendían sus obligaciones. En esos casos, él compraba la comida, buscaba alojamiento o hacía cosas similares (Hech. 13:2-5; 1 Ped. 5:13). Pablo dijo que era uno de sus “colaboradores a favor del Reino de Dios” y “un socorro fortalecedor” para él (Col. 4:10, 11, nota).
13. ¿Cómo muestra 2 Timoteo 4:11 que Pablo valoraba el fiel servicio de Marcos?
13 Marcos y Pablo llegaron a tener una estrecha amistad. ¿Por qué lo decimos? Cuando el apóstol estuvo preso por última vez en Roma, hacia el año 65, escribió su segunda carta a Timoteo. En ella, le pidió a Timoteo que fuera a Roma y que llevara con él a Marcos (2 Tim. 4:11). No cabe duda de que valoraba el fiel servicio que había prestado Marcos, y por eso pidió que estuviera con él en aquellos momentos decisivos. Marcos lo ayudó de diversas formas, quizás llevándole alimentos o artículos para la escritura. El apoyo y el ánimo que Pablo recibió seguramente lo ayudaron a aguantar en los días previos a su ejecución.
14, 15. ¿Qué nos enseña Mateo 7:12 sobre ayudar a los demás?
14 (Lea Mateo 7:12). Cuando pasamos por dificultades, agradecemos de corazón la ayuda que se nos da. Ryan, que perdió repentinamente a su padre en un trágico accidente, dice: “Hay muchas cosas rutinarias que te parece imposible hacer cuando estás sufriendo. Significa mucho para ti la ayuda que te dan los demás, aunque parezca insignificante”.
15 Si somos observadores, veremos maneras de ayudar. Volvamos al caso de Peter y Kathryn, mencionados en el párrafo 6. Una hermana decidió ayudarlos a ir a las citas médicas. Como ninguno de los dos era capaz de volver a conducir, la hermana preparó un programa para que los hermanos de la congregación que se habían ofrecido los llevaran por turnos al médico. ¿Cuál fue el resultado? Kathryn dice: “Sentimos que nos quitaban un peso de encima”. Nunca restemos importancia a lo mucho que pueden aliviar a quien sufre nuestros sencillos gestos de bondad.
16. ¿Qué importante lección aprendemos del ejemplo de Marcos?
16 Volvamos al ejemplo de Marcos, del siglo primero. No hay duda de que estaba muy ocupado. Había recibido importantes asignaciones de parte de Jehová, como escribir un Evangelio. Pese a todo, dedicó tiempo a reconfortar a Pablo, y este tenía la confianza de pedir su ayuda. Ángela, que perdió a un familiar en una muerte violenta, agradeció que quienes la consolaron tuvieran esta misma disposición. Dice: “Cuando los hermanos quieren ayudarte de verdad, es fácil dirigirte a ellos. No dudan en darte ayuda ni lo hacen a regañadientes”. Por eso, preguntémonos: “¿Piensan otros de mí que siempre estoy dispuesto a consolar a los hermanos?”.
RESOLVÁMONOS A CONSOLAR A LOS DEMÁS
17. ¿A qué puede motivarnos meditar en 2 Corintios 1:3, 4?
17 No tenemos que rebuscar para encontrar a hermanos necesitados de consuelo. Tal vez podamos reconfortarlos con las mismas ideas que otros han usado con nosotros. Nino, una hermana que perdió en la muerte a su abuela, dice: “Jehová puede utilizarnos para dar consuelo a los demás si se lo permitimos” (lea 2 Corintios 1:3, 4). Y Frances, citada en el párrafo 5, dice: “Las palabras de 2 Corintios 1:4 son muy ciertas. Podemos consolar a otros con el consuelo que nosotros mismos recibimos”.
18. a) ¿Por qué temen algunos dar consuelo? b) ¿Cómo podemos reconfortar a los demás? Dé un ejemplo.
18 Debemos buscar maneras de aliviar el sufrimiento de los demás pese a nuestros temores. Por ejemplo, quizás nos dé miedo no saber qué decir o qué hacer por alguien que está sufriendo. Un anciano llamado Paul recuerda lo que algunos hermanos hicieron cuando falleció su padre. Dice: “Me daba cuenta de que se les hacía difícil hablar conmigo. No sabían qué decirme. Pero sigo agradeciendo su deseo de apoyarme”. Y un hermano llamado Tajon dijo después de vivir un fuerte terremoto: “Sinceramente, no recuerdo lo que decía cada uno de los mensajes que recibí los días posteriores al terremoto. Lo que sí recuerdo es que quienes los enviaron se preocupaban por saber cómo estaba”. No cabe duda de que nuestro interés en otros puede hacer mucho bien.
19. ¿Por qué estamos resueltos a ser “una fuente de gran consuelo”?
19 Mientras más nos acerquemos al fin de este sistema, peor será la situación en el mundo y más difícil será la vida en él (2 Tim. 3:13). Además, somos imperfectos y continuaremos cometiendo errores. Por todo esto, seguiremos necesitando consuelo. El apóstol Pablo pudo aguantar fiel hasta el final de su vida gracias en parte al ánimo que recibió de sus hermanos. Así pues, seamos leales como Aristarco, confiables como Tíquico y serviciales como Marcos. Si lo hacemos, ayudaremos a nuestros hermanos a ser fieles a Jehová (1 Tes. 3:2, 3).
a El apóstol Pablo pasó por muchas dificultades durante su vida. Hubo algunos hermanos que lo consolaron mucho en los momentos difíciles. En este artículo, hablaremos de tres cualidades que hicieron que estos cristianos fueran de tanto consuelo para otros. También veremos maneras de imitar su ejemplo.
b En este artículo, se han cambiado algunos nombres.
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LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)