Cómo hacer que su estudio personal sea regular

Cómo hacer que su estudio personal sea regular

¿LE CUESTA tener su estudio personal cada semana? ¿Le parece aburrido? A muchos nos pasa eso de vez en cuando. Hay muchas cosas que hacemos regularmente aunque requieran tiempo y esfuerzo, como bañarnos. ¡Pero qué bien nos sentimos después! Estudiar la Biblia también puede ser refrescante, como un “baño de agua por medio de la palabra” (Efes. 5:26). Las siguientes sugerencias lo pueden ayudar:

  • Haga un programa. El estudio personal es una de las cosas “más importantes” que un cristiano no debe descuidar (Filip. 1:10). Para que no se le olvide seguir el programa, ¿por qué no lo pone en un sitio visible, como en una cartelera o tablero de corcho o en la puerta de la nevera? O quizás puede ayudarlo poner una alarma en su teléfono un poco antes de la hora programada.

  • Adáptese a lo que le funcione mejor. Algunos pueden concentrarse en una sesión más larga, mientras que otros prefieren dividirla en periodos más cortos. ¿Cuál es su caso? Tómelo en cuenta cuando programe sus sesiones. Y, si no tiene muchas ganas de estudiar cuando llegue la hora, ¿por qué no intenta hacerlo aunque solo sean 10 minutos? Puede parecer poco tiempo, pero es mejor que nada. ¿Quién sabe? Quizás después de haber empezado le den ganas de continuar un ratito más (Filip. 2:13).

  • Decida antes los temas que va a estudiar. Si espera al momento de sentarse a estudiar para entonces ver qué va a analizar, no estará “aprovechando el tiempo de la mejor manera” (Efes. 5:16). ¿Por qué no hace una lista de los artículos y los temas que le gustaría estudiar? Cada vez que le surja una pregunta, anótela. Y, si al estudiar le surgen otras ideas que investigar, añádalas a la lista.

  • Sea flexible. Su objetivo es estudiar cada semana. Así que, si es necesario, ajuste el día, la hora, la duración y los temas.

Tener un estudio personal de la Biblia de manera regular le traerá muchos beneficios: se acercará más a Jehová, tomará buenas decisiones y se sentirá refrescado (Jos. 1:8).