Los cónyuges que son respetuosos se preocupan el uno del otro, incluso cuando no están de acuerdo. El libro Diez claves para transformar tu matrimonio dice: “Estas parejas no se quedan atrincheradas o estancadas en sus distintas posturas. En lugar de eso, siguen hablando sobre sus conflictos. Escuchan con respeto los puntos de vista de su cónyuge y llegan a acuerdos que sean aceptables para ambas partes”.
PRINCIPIO BÍBLICO: “El amor [...] no busca sus propios intereses” (1 Corintios 13:4, 5).
“Para mí, respetar a mi esposa significa valorarla y no hacer nada que pueda lastimarla o dañar nuestro matrimonio” (Micah).
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Cuando los cónyuges no se respetan, sus conversaciones pueden verse salpicadas de comentarios críticos, sarcásticos o incluso hirientes. Según los expertos, estos son los primeros avisos de que un matrimonio acabará en divorcio.
“Los comentarios maliciosos, las indirectas o las burlas destruirán la autoestima de su esposa y harán que deje de confiar en usted” (Brian).
¿QUÉ PUEDE HACER?
ANALÍCESE
Piense en las conversaciones que ha tenido con su cónyuge y en cómo lo ha tratado durante la última semana. Después, conteste estas preguntas:
¿Cuántas veces lo criticó y cuántas le hizo un cumplido?
¿De qué maneras le mostró respeto?
PARA HABLAR EN PAREJA
¿Qué palabras y acciones hacen que nos sintamos respetados?
¿Qué palabras y acciones hacen que no nos sintamos respetados?
SUGERENCIAS
Que cada uno escriba tres maneras en las que le gustaría que su cónyuge le mostrara respeto. Intercambien las listas y esfuércense por complacerse mutuamente.
Haga una lista de las cualidades que admira de su cónyuge y dígale cuánto las valora.
“Para mí, respetar a mi esposo significa demostrarle con mis acciones que lo valoro y que quiero que sea feliz. El respeto no se demuestra siempre con grandes cosas, a veces, basta con pequeños gestos” (Megan).
En realidad, lo importante no es que usted se considere respetuoso, sino que su cónyuge se sienta respetado.
PRINCIPIO BÍBLICO: “Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia” (Colosenses 3:12).