A la persona trabajadora no le asusta el trabajo. Todo lo contrario, le gusta mucho trabajar, ser autosuficiente y ayudar a otros, aunque el trabajo que realice no sea muy llamativo.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Nos guste o no, la vida está llena de responsabilidades. Además, hoy en día, ser trabajador es una ventaja, porque a mucha gente no le gusta el trabajo duro (Eclesiastés 3:13).
“Cuando trabajo mucho, me siento orgulloso y satisfecho. Por eso, cada vez me gusta más trabajar. Además, tener buenos hábitos de trabajo hace que te ganes una buena reputación” (Reyon).
PRINCIPIO BÍBLICO: “Todo esfuerzo tiene su recompensa” (Proverbios 14:23, Nueva Versión Internacional).
¿QUÉ PUEDES HACER?
Los siguientes consejos te ayudarán a tener una buena actitud hacia el trabajo.
Aprende a hacer las cosas bien. Concéntrate en lo que estás haciendo, tanto si estás realizando tareas domésticas o escolares, como si estás trabajando. Si ya sabes hacer algo bien, busca maneras de hacerlo mejor o más rápido. Cuanto mejor lo hagas, más disfrutarás.
PRINCIPIO BÍBLICO: “¿Has contemplado a un hombre hábil en su trabajo? Delante de reyes es donde él se apostará; no se apostará delante de hombres comunes” (Proverbios 22:29).
Piensa en los demás. La mayoría de las veces, cuando cumples con tus responsabilidades, otros se benefician. Por ejemplo, si cumples con las tareas que te encargan en casa, aliviarás la carga de los demás miembros de tu familia.
PRINCIPIO BÍBLICO: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
No te rijas por la ley del mínimo esfuerzo. No te limites a hacer solo lo que te pidan, haz un poco más. Así, serás tú quien controle tu vida. Es verdad que trabajarás más, pero será porque tú quieres, no porque otros te obliguen (Mateo 5:41).
PRINCIPIO BÍBLICO: “Que tu buen acto no sea como obligado, sino de tu propia voluntad” (Filemón 14).
Sé equilibrado. Ser muy trabajador no significa ser un adicto al trabajo. Hay que procurar ser equilibrado y disfrutar tanto del trabajo como del descanso.
PRINCIPIO BÍBLICO: “Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento” (Eclesiastés 4:6).