Honremos a nuestros mayores

Honremos a nuestros mayores

“Tienes que mostrar consideración a la persona del envejecido.” (LEV. 19:32)

1. ¿En qué lamentable situación se encuentra la humanidad?

JEHOVÁ nunca quiso que los seres humanos sufriéramos los achaques de la edad. Al contrario, su propósito era que hombres y mujeres disfrutaran de una salud perfecta en el Paraíso. Pero la realidad es que “toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor” (Rom. 8:22). ¿Cómo cree usted que se siente Dios cuando ve los estragos que provoca el pecado en los seres humanos? Y, por si fuera poco, muchas personas mayores se ven abandonadas justo en esa etapa de la vida, cuando más ayuda necesitan (Sal. 39:5; 2 Tim. 3:3).

2. ¿Por qué agradecemos contar con hermanos mayores?

2 Los siervos de Jehová agradecemos tener hombres y mujeres mayores en la congregación. Su experiencia nos beneficia y su fe nos inspira. Muchos de nosotros somos familiares de estos queridos hermanos. Pero seamos parientes suyos o no, a todos nos preocupa su bienestar (Gál. 6:10; 1 Ped. 1:22). Por consiguiente, examinemos lo que Dios piensa de los hermanos de edad avanzada y veamos qué obligaciones tienen para con ellos tanto su familia como la congregación.

“NO ME DESECHES”

3, 4. a) ¿Qué importante petición hizo a Jehová el escritor del Salmo 71? b) ¿Qué pueden pedirle a Dios los mayores de la congregación?

3 Salmo 71:9 dice: “No me deseches en el tiempo de la vejez; justamente cuando mi poder está fallando, no me dejes”. Parece que el Salmo 71 es la continuación del Salmo 70, que lleva el encabezamiento “De David”. Así que probablemente fue David quien hizo esa súplica. Él sirvió a Dios desde su juventud hasta su vejez, y Jehová lo utilizó para realizar grandes hazañas (1 Sam. 17:33-37, 50; 1 Rey. 2:1-3, 10). Aun así, sintió la necesidad de pedirle a Jehová que lo siguiera bendiciendo y cuidando (lea Salmo 71:17, 18).

4 En las congregaciones hay muchos hermanos como David. A pesar de que han llegado a “los días calamitosos” de la vejez, hacen todo lo que está en su mano para alabar a Dios (Ecl. 12:1-7). Muchos no pueden hacer lo mismo que antes en distintos aspectos de su vida, como el ministerio. Pero, como David, pueden suplicarle a Jehová que siga bendiciéndolos y cuidándolos, seguros de que él contestará sus oraciones. Al fin y al cabo, con ellas expresan las mismas inquietudes válidas que David expresó por inspiración divina.

5. ¿Cuánto valora Jehová a los mayores fieles?

5 Las Escrituras dejan claro que Jehová tiene en alta estima a los cristianos de edad y espera que los honremos (Sal. 22:24-26; Prov. 16:31; 20:29). En Levítico 19:32 leemos: “Ante canas debes levantarte, y tienes que mostrar consideración a la persona del envejecido, y tienes que estar en temor de tu Dios. Yo soy Jehová”. Honrar a los mayores de la congregación era una seria responsabilidad cuando esas palabras se escribieron, y hoy lo sigue siendo. Pero ¿quién tiene la responsabilidad de atenderlos y cubrir sus necesidades?

LA RESPONSABILIDAD DE LA FAMILIA

6. ¿Qué ejemplo dio Jesús en cuanto al cuidado de los padres?

6 La Palabra de Dios nos dice: “Honra a tu padre y a tu madre” (Éx. 20:12; Efes. 6:2). Jesús subrayó este mandamiento cuando condenó a los fariseos y los escribas que se negaban a mantener a sus padres (Mar. 7:5, 10-13). Jesús mismo dio un buen ejemplo a este respecto. Cuando estaba a punto de morir en el madero, le encargó el cuidado de su madre, quien al parecer ya era viuda, a su amado discípulo Juan (Juan 19:26, 27).

7. a) ¿Qué principio estableció el apóstol Pablo en cuanto a mantener a los padres? b) ¿Cuál es el contexto de las palabras de Pablo?

7 Jehová inspiró al apóstol Pablo a escribir que los creyentes debían mantener a su propia familia (lea 1 Timoteo 5:4, 8, 16). Veamos el contexto de este pasaje. Pablo estaba explicándole a Timoteo quiénes podían recibir apoyo económico de la congregación y quiénes no. Aclaró que la responsabilidad de cuidar a las viudas de edad avanzada correspondía principalmente a los hijos, nietos y otros familiares creyentes. Eso libraba a la congregación de una carga económica innecesaria. También hoy, una forma en que los cristianos “practica[n] devoción piadosa” es ayudando materialmente a sus familiares que lo necesitan.

8. ¿Por qué la Biblia no ofrece soluciones concretas para cuidar a los padres en su vejez?

8 Dicho sencillamente, los cristianos adultos tienen que asegurarse de que las necesidades materiales de sus padres estén cubiertas. Y aunque Pablo se refería a familiares creyentes, los cristianos deben atender a sus padres aun si estos no son miembros de la congregación. La forma en que lo hagan puede variar. No hay dos situaciones idénticas. Las necesidades, la personalidad y la salud de los afectados serán distintas. Algunos mayores tienen varios hijos, y otros, solo uno. Hay quienes cuentan con ayudas del gobierno, mientras que otros no. Las preferencias de quienes necesitan cuidados también pueden variar. Por lo tanto, no sería prudente ni amoroso criticar la manera en que alguien atiende a sus familiares mayores. Al fin y al cabo, Jehová puede bendecir cualquier decisión que se amolde a su Palabra y hacer que funcione, como lo viene haciendo desde los días de Moisés (Núm. 11:23).

9-11. a) ¿A qué dificultades pueden enfrentarse algunos hermanos? (Vea la ilustración del principio.) b) ¿Por qué los hijos adultos que son siervos de tiempo completo no deben apresurarse a dejar su asignación? Dé un ejemplo.

9 Cuando los hijos viven lejos de sus padres, puede resultar difícil proporcionar la ayuda necesaria. El empeoramiento repentino de la salud de uno de los padres por culpa de una caída, una fractura u otra emergencia tal vez requiera una visita urgente. Y luego quizás necesiten asistencia, ya sea temporal o prolongada. *

10 Los siervos de tiempo completo con responsabilidades lejos de su casa quizás tengan que afrontar decisiones especialmente difíciles. Los betelitas, misioneros y superintendentes viajantes valoran muchísimo su asignación, pues la consideran una bendición de Jehová. Sin embargo, si sus padres se enfermaran, su primer pensamiento podría ser: “Tenemos que dejar nuestra asignación y volver a casa para cuidar a nuestros padres”. Pero antes de hacer eso, sería sabio orar a Jehová y asegurarse de si los padres realmente lo necesitan o lo desean. Nadie debe precipitarse a abandonar sus privilegios de servicio, pues no siempre hará falta. ¿Pudiera ser que el problema de salud fuera temporal y que algunos miembros de la congregación de los padres estuvieran dispuestos a ayudar? (Prov. 21:5.)

11 Pensemos, por ejemplo, en el caso de dos hermanos carnales que servían a Jehová lejos de casa. Uno era misionero en Sudamérica y el otro trabajaba en nuestra sede mundial, en Brooklyn (Nueva York). Cuando sus padres necesitaron ayuda, los hijos y sus esposas viajaron al Lejano Oriente para visitarlos y ver qué hacer. La pareja de Sudamérica se estaba planteando dejar su asignación y volver a casa. Entonces los llamó el coordinador del cuerpo de ancianos de la congregación de sus padres. Los ancianos habían hablado de la situación y deseaban que los misioneros siguieran con su labor lo máximo posible. Valoraban el buen trabajo que la pareja estaba haciendo y querían ayudar todo lo que pudieran en el cuidado de sus padres. Toda la familia agradeció su sincera preocupación.

12. ¿De qué deben asegurarse las familias cristianas al decidir cómo cuidar a sus padres?

12 Sin importar lo que una familia cristiana haga para atender a sus padres, todos los implicados querrán asegurarse de dejar en buen lugar el nombre de Dios. Nunca seamos como los guías religiosos de tiempos de Jesús (Mat. 15:3-6). Queremos que nuestras decisiones honren a Dios y a la congregación (2 Cor. 6:3).

LA RESPONSABILIDAD DE LA CONGREGACIÓN

13, 14. ¿Cómo indica la Biblia que las congregaciones deben preocuparse por cuidar a sus mayores?

13 No todos pueden ayudar a siervos de tiempo completo del modo que acabamos de mencionar. Sin embargo, algo que ocurrió en el siglo primero demuestra que las congregaciones deben interesarse por las necesidades de los hermanos mayores fieles. La Biblia dice que en la congregación de Jerusalén “no había ningún necesitado”. No es que todos estuvieran bien económicamente. Algunos eran pobres, pero “se efectuaba distribución a cada uno, según tuviera necesidad” (Hech. 4:34, 35). Posteriormente surgió un problema. Se informó que a ciertas viudas “se las pasaba por alto en la distribución diaria [de alimentos]”. Por tanto, los apóstoles nombraron a hombres capacitados que se encargaron de que las necesidades de las viudas se atendieran debidamente y por igual (Hech. 6:1-5). Es verdad que esa “distribución diaria” fue una medida temporal; tenía como propósito ayudar a los que se hicieron cristianos en el Pentecostés del año 33 y se quedaron un tiempo en Jerusalén para fortalecer su fe. Pero la decisión de los apóstoles indica que la congregación puede contribuir al cuidado de sus miembros necesitados.

14 Como ya hemos señalado, Pablo le indicó a Timoteo en qué circunstancias podría una viuda cristiana recibir apoyo material de la congregación (1 Tim. 5:3-16). Igualmente, el escritor bíblico Santiago reconoció la obligación cristiana de cuidar de huérfanos, viudas y otros con problemas o en necesidad (Sant. 1:27; 2:15-17). Y el apóstol Juan explicó: “Cualquiera que tiene los medios de este mundo para el sostén de la vida, y contempla a su hermano pasar necesidad, y sin embargo le cierra la puerta de sus tiernas compasiones, ¿de qué manera permanece el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17). Si cada cristiano tiene esa obligación hacia los necesitados, ¿cómo no van a tenerla las congregaciones?

En caso de que ocurra un accidente, ¿qué puede hacer la congregación? (Vea los párrafos 15 y 16)

15. ¿De qué factores dependerá la ayuda que se brinde a nuestros hermanos mayores?

15 En algunos países hay sistemas de pensiones, programas de asistencia social y cuidadores a domicilio para los ciudadanos mayores (Rom. 13:6). En otros, esos servicios no existen. Por lo tanto, la cantidad de cuidados físicos que los familiares y la congregación deben prestar a los hermanos mayores es distinta en cada situación. Muchos hijos creyentes viven lejos de sus padres, y ese factor quizás limite lo que razonablemente pueden hacer. En ese caso, se recomienda que los hijos se comuniquen abiertamente con los ancianos de la congregación de sus padres para asegurarse de que todos entiendan sus circunstancias familiares. Quizás los ancianos puedan ayudar a los padres a beneficiarse de los programas de asistencia que existan en la comunidad. Tal vez también observen situaciones —como que los padres no han abierto sobres con facturas o no están tomando su medicación— de las que pudieran informar a los hijos. La buena comunicación entre los ancianos y los hijos puede impedir que el problema empeore y ayudar a encontrar soluciones prácticas. Para los hijos será un gran alivio tener a alguien allí, cerca de sus padres, que los ayude y les avise de cualquier cosa que vea.

16. ¿Qué hacen algunos cristianos para ayudar a los mayores de la congregación?

16 Algunos cristianos dedican voluntariamente todo el tiempo y energías que pueden a atender las necesidades de nuestros queridos hermanos mayores, y lo hacen por el cariño que les tienen. Se interesan por ellos de un modo especial. Algunos se reparten las tareas con otros miembros de la congregación y se turnan para cuidarlos. Como sus circunstancias no les permiten ser siervos de tiempo completo, se alegran de poder ayudar a los hijos a permanecer en su asignación todo el tiempo posible. ¡Qué magnífico espíritu demuestran! Claro, su generosidad no libera a los hijos de la responsabilidad de hacer por sus padres todo lo que esté a su alcance.

HONREMOS A LOS MAYORES CON PALABRAS ALENTADORAS

17, 18. ¿Por qué es importante la actitud de los mayores y de sus cuidadores?

17 Tanto los mayores como quienes los cuidan pueden esforzarse para que la experiencia sea lo más agradable posible. Una actitud positiva hará mucho bien. En algunos casos, la edad produce desánimo y hasta depresión. Por lo tanto, usted quizás tenga que hacer un esfuerzo especial por honrar y animar a los mayores siendo siempre positivo al conversar con ellos. Nuestros fieles hermanos de edad avanzada merecen que los felicitemos. Jehová no olvida lo que han hecho para servirle, y nosotros tampoco (lea Malaquías 3:16 y Hebreos 6:10).

18 El sentido del humor puede hacer más llevaderas las dificultades que surgen en el día a día (Ecl. 3:1, 4). Muchos hermanos mayores evitan ser demasiado exigentes. Comprenden que la calidad de la atención y la cantidad de visitas que reciban dependerán de su propia actitud. No es raro oír decir a quienes visitan a un hermano mayor: “Yo iba con la intención de animarlo, pero fue él quien me animó a mí” (Prov. 15:13; 17:22).

19. ¿Qué ayudará a jóvenes y mayores en tiempos de angustia?

19 Anhelamos el día en que el sufrimiento y los efectos de la imperfección sean cosa del pasado. Mientras tanto, los siervos de Dios debemos concentrarnos en el futuro eterno que nos aguarda. Sabemos que la fe en las promesas de Dios es un ancla en tiempos de angustia. Gracias a esa fe, “no nos rendimos; más bien, aunque el hombre que somos exteriormente se vaya desgastando, ciertamente el hombre que somos interiormente va renovándose de día en día” (2 Cor. 4:16-18; Heb. 6:18, 19). Pero, además de mantener firme nuestra fe en las promesas divinas, ¿qué nos ayudará a afrontar la responsabilidad de cuidar a los mayores? En el próximo artículo veremos algunas sugerencias útiles.

^ párr. 9 En el artículo siguiente se analizan algunas posibles opciones para el cuidado de los mayores.