Nuestra sede mundial se encuentra en los Estados Unidos. Sin embargo, no somos una secta norteamericana. He aquí por qué.
Algunos definen secta como un grupo que se ha independizado de una religión establecida. Los testigos de Jehová no se separaron de ninguna otra religión. Al contrario, hemos trabajado por restablecer el cristianismo del primer siglo.
Hay testigos de Jehová activos en más de doscientos treinta países y territorios. Y sin importar dónde vivamos, le debemos lealtad principalmente a Jehová y a Jesucristo, no al gobierno de los Estados Unidos ni a ningún otro (Juan 15:19; 17:15, 16).
Creemos en lo que enseña la Biblia, no en los escritos de ningún líder religioso norteamericano (1 Tesalonicenses 2:13).
Somos seguidores de Jesucristo, no de ningún hombre (Mateo 23:8-10).