El término griego que se usó originalmente en la Biblia y que suele traducirse “iglesia” se refiere a la congregación —a un grupo de fieles—, no a un lugar de reunión.
Por ejemplo, cuando el apóstol Pablo escribió a los cristianos de Roma, envió saludos a un matrimonio, Áquila y Priscila, y añadió lo siguiente: “Saluden igualmente a la iglesia que se reúne en la casa de ellos” (Romanos 16:5, Nueva Versión Internacional). Es obvio que Pablo estaba mandando saludos a un grupo de personas, a la congregación que se reunía en aquella casa.a
Así pues, en vez de llamar iglesia a nuestro lugar de culto, preferimos llamarlo Salón del Reino.
¿Y por qué el nombre Salón del Reino de los Testigos de Jehová?
Hay diversas razones por las que este nombre es adecuado. He aquí algunas:
El recinto es un salón, un centro de reuniones.
Nos reunimos para alabar a Jehová, el Dios del que habla la Biblia, y para dar testimonio acerca de él (Salmo 83:18; Isaías 43:12).