ARTÍCULO DE ESTUDIO 37

“Que no descansen tus manos”

“Que no descansen tus manos”

“Siembra tu semilla por la mañana, y que no descansen tus manos hasta el atardecer” (ECL. 11:6).

CANCIÓN 44 El gozo de la cosecha

AVANCE *

1, 2. ¿Qué relación tiene Eclesiastés 11:6 con la predicación de las buenas noticias del Reino?

EN ALGUNOS países, las personas aceptan con gusto las buenas noticias del Reino. Es justo lo que necesitaban. Pero en otros lugares a la gente le interesa muy poco hablar de Dios o de la Biblia. Sea cual sea la respuesta de las personas de nuestro territorio, Jehová quiere que sigamos predicando hasta que considere que la obra se ha terminado.

2 Cuando llegue el momento que Jehová ha fijado, la predicación terminará y “entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14, 36). Mientras llega ese día, ¿cómo podemos asegurarnos de que no descansen nuestras manos, como dice Eclesiastés 11:6? (Léalo). *

3. ¿Qué veremos en este artículo?

3 El artículo anterior analizó cuatro cosas que nos ayudarán a ser hábiles “pescadores de hombres” (Mat. 4:19). En este artículo, veremos tres maneras de fortalecer nuestro deseo de predicar sin importar las circunstancias que se nos presenten. Aprenderemos por qué es importante estar centrados, ser pacientes y tener una fe fuerte.

ESTEMOS CENTRADOS

4. ¿Por qué debemos estar centrados en la obra que Jehová nos ha encargado?

4 Jesús predijo lo que ocurriría en los últimos días y cómo serían las personas. También dijo que estas cosas podrían distraer de la predicación a sus discípulos. Por eso, les dijo: “Estén siempre vigilantes” (Mat. 24:42). Hoy día, existen distracciones similares a las que hicieron que la gente de los días de Noé no prestara atención a sus advertencias (Mat. 24:37-39; 2 Ped. 2:5). Por esa razón, queremos estar centrados en la obra que Jehová nos ha encargado.

5. Según Hechos 1:6-8, ¿hasta dónde llegaría la predicación?

5 En nuestros días, debemos estar muy centrados en predicar las buenas noticias del Reino. Jesús predijo que esta obra se extendería y continuaría mucho después de su muerte (Juan 14:12). Después que Jesús murió, algunos de sus discípulos volvieron a su negocio de la pesca. Tras su resurrección, Jesús usó su poder para que algunos de ellos atraparan una gran cantidad de peces. Aprovechó esa ocasión para dejarles claro que pescar hombres era más importante que cualquier otra labor (Juan 21:15-17). Justo antes de volver al cielo, les dijo a sus discípulos que la predicación que él había comenzado se llevaría a cabo más allá de las fronteras de Israel (lea Hechos 1:6-8). Años más tarde, le mostró al apóstol Juan en una visión lo que ocurriría “en el día del Señor”. * Entre otras cosas, Juan vio algo impresionante: que bajo la guía de los ángeles se anunciaban “buenas noticias eternas [...] a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 1:10; 14:6). Está claro que Jehová quiere que participemos hasta el final en esta monumental obra de predicar.

6. ¿Qué podemos hacer para estar centrados en la predicación?

6 Algo que nos ayudará a estar centrados en la predicación es pensar en todo lo que Jehová hace para ayudarnos. Por ejemplo, nos da abundante alimento espiritual: publicaciones impresas y digitales, grabaciones de audio y video, y programas de JW Broadcasting. Pensemos en esto: nuestro sitio oficial de Internet tiene información en más de mil idiomas (Mat. 24:45-47). En un mundo dividido por motivos políticos, religiosos y económicos, los más de ocho millones de siervos de Dios que hay por todo el mundo somos una verdadera familia unida. Por ejemplo, el viernes 19 de abril de 2019, los testigos de Jehová alrededor del planeta pudimos disfrutar de un video que analizaba el texto diario. Esa noche, 20.919.041 personas se reunieron para conmemorar la muerte de Jesús. ¿Verdad que es un gran honor ver este milagro de nuestros días y ser parte de él? Pensar en ello nos impulsa a estar centrados en la obra del Reino.

Jesús no dejó que nada lo distrajera de dar testimonio de la verdad. (Vea el párrafo 7).

7. ¿Cómo nos ayuda el ejemplo de Jesús a estar centrados?

7 Algo que también nos ayudará a estar centrados en la predicación es seguir el ejemplo de Jesús. Él no dejó que nada lo distrajera de dar testimonio de la verdad (Juan 18:37). No cayó en la tentación cuando Satanás le ofreció “todos los reinos del mundo y su gloria” ni cuando la gente quiso hacerlo rey (Mat. 4:8, 9; Juan 6:15). No se dejó llevar por el deseo de conseguir riquezas materiales ni por el temor ante la dura oposición (Luc. 9:58; Juan 8:59). Cuando se ponga a prueba nuestra fe, nos mantendremos centrados si, como dijo Pablo, seguimos el ejemplo de Jesús para no cansarnos ni rendirnos (Heb. 12:3).

SEAMOS PACIENTES

8. ¿Qué es la paciencia, y por qué es tan importante ahora?

8 La paciencia es la capacidad de esperar con calma a que una situación cambie. Sea que estemos esperando a que termine una situación desagradable o a que por fin suceda algo que hemos estado esperando por mucho tiempo, necesitamos paciencia. El profeta Habacuc deseaba que se acabara la violencia en Judá (Hab. 1:2). Los discípulos de Jesús “creían que el Reino de Dios iba a aparecer de un momento a otro” y los iba a librar del dominio romano (Luc. 19:11). Y nosotros anhelamos el día en el que el Reino de Dios quite la maldad y traiga un nuevo mundo de justicia (2 Ped. 3:13). Claro, debemos ser pacientes y esperar al momento que Jehová ha marcado. Veamos algunas maneras como Jehová nos enseña a ser pacientes.

9. ¿Qué pruebas tenemos de la paciencia de Jehová?

9 Jehová es el ejemplo perfecto de paciencia. Le dio a Noé suficiente tiempo para que construyera el arca e hiciera su labor de “predicador de justicia” (2 Ped. 2:5; 1 Ped. 3:20). Escuchó a Abrahán cuando este cuestionó una y otra vez su decisión de acabar con los malvados habitantes de Sodoma y Gomorra (Gén. 18:20-33). Por siglos, Jehová le tuvo una inmensa paciencia a la infiel nación de Israel (Neh. 9:30, 31). Y hoy vemos que Jehová es paciente porque les está dando tiempo para arrepentirse a todas las personas a las que él trae para que sean sus amigas (Juan 6:44; 1 Tim. 2:3, 4; 2 Ped. 3:9). El ejemplo de Jehová nos da buenas razones para ser pacientes mientras seguimos predicando y enseñando a otros. Él también nos enseña a ser pacientes con una comparación que hallamos en su Palabra. Veamos cuál es.

Al igual que un agricultor, esperamos con paciencia el resultado de nuestro duro trabajo. (Vea los párrafos 10 y 11).

10. ¿Qué nos enseña el ejemplo del agricultor mencionado en Santiago 5:7, 8?

10 (Lea Santiago 5:7, 8). El ejemplo del agricultor nos enseña a ser pacientes. Es verdad que algunas plantas crecen rápido, pero a la mayoría les lleva más tiempo madurar, sobre todo a las que dan fruto. En Israel, la temporada de cultivo duraba unos seis meses: el agricultor sembraba las semillas después de las primeras lluvias, a mediados de octubre, y recogía la cosecha después de las últimas lluvias, a mediados de abril (Mar. 4:28). Si somos sabios, seguiremos el ejemplo de paciencia del agricultor. Ahora bien, puede que esto no sea fácil.

11. ¿Cómo nos ayudará la paciencia en el ministerio?

11 Por nuestra imperfección, los seres humanos queremos ver de inmediato los frutos de nuestro esfuerzo. Pero, si alguien tiene un huerto y quiere que dé fruto, debe darle atención constante: tiene que cavar, plantar, deshierbar y regar. Lo mismo pasa con la obra de hacer discípulos. Tenemos que dedicar tiempo a desarraigar el prejuicio y la indiferencia del corazón de nuestros estudiantes. Cuando la gente nos rechaza, la paciencia nos ayudará a no desanimarnos. Pero también hay que ser pacientes cuando las personas responden bien, pues no podemos forzar el crecimiento de la fe del estudiante. A veces, hasta a los discípulos de Jesús les tomó tiempo entender el significado de lo que él enseñó (Juan 14:9). Recordemos que nosotros podemos plantar y regar, pero Dios lo hace crecer (1 Cor. 3:6).

12. ¿Cómo demostramos paciencia cuando les predicamos a nuestros familiares?

12 Un campo en el que se nos puede hacer difícil ser pacientes es cuando les predicamos a nuestros familiares. En Eclesiastés 3:1, 7, encontramos un principio que nos puede ayudar. Allí dice: “Hay [...] un tiempo para quedarse callado y un tiempo para hablar”. Aunque con nuestra buena conducta damos testimonio, siempre estamos pendientes de cualquier oportunidad para hablar de la verdad (1 Ped. 3:1, 2). Predicamos y enseñamos con entusiasmo, pero somos pacientes con todo el mundo, incluida nuestra familia.

13, 14. ¿Cuáles son algunos ejemplos de paciencia que podemos imitar?

13 Hallamos buenos ejemplos de paciencia en los siervos fieles del pasado y de nuestros días. Habacuc deseaba ver el fin de la maldad, pero dijo con confianza: “Me mantendré de pie en mi puesto de guardia” (Hab. 2:1). El apóstol Pablo dijo que deseaba de corazón terminar su ministerio. Aun así, con paciencia siguió dando “un testimonio completo de las buenas noticias” (Hech. 20:24).

14 Veamos el ejemplo de un matrimonio que se graduó de la Escuela de Galaad y fue a servir a un país donde hay pocos Testigos y donde la religión mayoritaria no es cristiana. Encontraron a pocas personas que quisieran estudiar la Biblia. En cambio, sus compañeros de clase que estaban en otros países les enviaban noticias emocionantes de todas las personas a las que ayudaban a bautizarse. Aunque la obra avanzaba a paso lento, el matrimonio seguía predicando con paciencia. Después de ocho años de predicar sin ningún resultado aparente, por fin tuvieron la alegría de que uno de sus estudiantes se hiciera Testigo. ¿Qué tienen en común estos ejemplos del pasado y de nuestros días? Que no se hicieron perezosos ni dejaron descansar sus manos, y Jehová los bendijo por su paciencia. Así pues, imitemos “a los que por su fe y paciencia heredan las promesas” (Heb. 6:10-12).

TENGAMOS UNA FE FUERTE

15. ¿Por qué fortalece la fe nuestro deseo de seguir predicando?

15 Como tenemos fe en el mensaje que llevamos, queremos que lo escuchen tantas personas como sea posible. Confiamos en las promesas de la Palabra de Dios (Sal. 119:42; Is. 40:8). Hemos visto cumplirse algunas de las profecías de la Biblia en nuestros días. También hemos visto cómo las personas mejoran su vida cuando empiezan a poner en práctica los consejos bíblicos. Todo esto nos convence más y más de que el mundo entero necesita oír las buenas noticias del Reino.

16. a) En armonía con Salmo 46:1-3, ¿por qué fortalece la fe en Jehová nuestro deseo de seguir predicando? b) ¿Cómo nos ayuda también la fe en Jesús?

16 También tenemos fe en Jehová, la fuente del mensaje que llevamos, y en Jesús, a quien ha nombrado Rey del Reino (Juan 14:1). Pase lo que pase, Jehová siempre será nuestro refugio y nuestra fuerza (lea Salmo 46:1-3). Además, estamos convencidos de que Jesús dirige desde el cielo la predicación con el poder y la autoridad que Jehová le ha dado (Mat. 28:18-20).

17. Dé un ejemplo que demuestre por qué debemos seguir predicando.

17 Gracias a la fe, estamos cada vez más convencidos de que Jehová bendecirá nuestros esfuerzos, a veces de maneras que no nos imaginamos (Ecl. 11:6). Por ejemplo, todos los días miles de personas pasan por delante de nuestros carritos y mesas de publicaciones. ¿De verdad tiene éxito este método de predicar? ¡Claro que sí! Nuestro Ministerio del Reino de noviembre de 2014 habló de una universitaria que decidió escribir un artículo sobre los testigos de Jehová. No logró encontrar ningún Salón del Reino, pero se topó con una mesa de publicaciones en la universidad. Así consiguió la información que necesitaba para su artículo. Con el tiempo se bautizó, y ahora es precursora regular. Casos como este nos motivan a seguir predicando, pues demuestran que todavía hay personas que necesitan oír el mensaje del Reino.

ESTEMOS DECIDIDOS A QUE NUESTRAS MANOS NO DESCANSEN

18. ¿Por qué estamos seguros de que la obra de predicar el Reino terminará en el momento que Jehová ha decidido?

18 Podemos estar seguros de que la obra de predicar el Reino terminará en el momento debido. Pensemos en lo que ocurrió en los días de Noé. Jehová demostró que siempre actúa en el momento perfecto. Con unos ciento veinte años de antelación, decidió cuándo empezaría el Diluvio. Décadas más tarde, le mandó a Noé que construyera el arca. Durante unos cuarenta o cincuenta años, Noé trabajó sin descanso. Aunque las personas no lo escucharon, siguió advirtiéndoles hasta que Jehová dijo que era hora de que los animales entraran en el arca. Entonces, en el momento perfecto, “Jehová cerró la puerta” (Gén. 6:3; 7:1, 2, 16).

19. ¿Qué podemos esperar si no dejamos que nuestras manos descansen?

19 Pronto, Jehová le pondrá fin a la predicación, “cerrará la puerta” del sistema de Satanás y traerá un nuevo mundo de justicia. Mientras llega ese momento, sigamos el ejemplo de Noé, Habacuc y otros siervos fieles de Dios que no han dejado que sus manos descansen. Estemos centrados, seamos pacientes y tengamos una fe fuerte en Jehová y sus promesas.

CANCIÓN 10 “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”

^ párr. 5 El artículo anterior animó a los estudiantes de la Biblia que han progresado hasta cierto punto a que aceptaran la invitación de Jesús de ser pescadores de hombres. Este artículo analizará tres cosas que ayudarán a todos los publicadores, con mucha o con poca experiencia, a fortalecer su deseo de seguir predicando las buenas noticias del Reino hasta que Jehová diga basta.

^ párr. 2 IDEA IMPORTANTE: En este artículo, la expresión “que no descansen tus manos” significa que debemos estar decididos a seguir predicando las buenas noticias hasta que Jehová diga que la obra ha terminado.

^ párr. 5 “El día del Señor” dio inicio cuando Jesús empezó a gobernar en 1914 y se extiende hasta el final del Reinado de Mil Años.