La Biblia no habla específicamente sobre cosas como la pornografía y el cibersexo. Sin embargo, expone claramente lo que Dios piensa sobre las prácticas que pueden llevar a alguien a adoptar una visión distorsionada del sexo o a tener relaciones sexuales con una persona que no sea su cónyuge. Fíjese en los siguientes principios bíblicos:
Colosenses 3:5 señala que debemos eliminar los malos deseos que puedan llevarnos a caer en conducta inmunda o fornicación. Pero lejos de eliminar los malos deseos, la pornografía los aviva. Ceder al impulso de ver pornografía nos hace inmundos, o sucios, a los ojos de Dios.
Según Mateo 5:28, “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. Ver imágenes pornográficas despierta en el corazón deseos indebidos que pueden conducirnos a conducta inmoral.
Efesios 5:3 dice a los cristianos: “Que la fornicación y la inmundicia de toda clase, o la avidez, ni siquiera se mencionen entre ustedes”. Si está mal que andemos contando cosas obscenas, es obvio que también está mal entretenernos con imágenes o lecturas pornográficas.
“Las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación, inmundicia [...] y cosas semejantes a estas. En cuanto a estas cosas, les aviso de antemano, de la misma manera como ya les avisé, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21.) Al igual que sucede con los que ven pornografía, Dios considera inmundos a quienes practican el cibersexo, el sexo telefónico o el sexteo. Si hiciéramos de estas cosas un hábito, nos expondríamos a perder por completo la aprobación de Dios.