¿Qué necesitan los hijos de sus padres?
TODO padre y toda madre intervienen en un hecho que escapa a la comprensión humana: ambos aportan algo de sí mismos para formar un ser vivo que crece en el seno de la madre hasta estar plenamente desarrollado. Por lo tanto, no sorprende que la gente se refiera al nacimiento de un bebé como “el milagro de una nueva vida”.
Por supuesto, engendrar hijos es tan solo el comienzo de la responsabilidad de los progenitores. Al principio, los bebés dependen de los adultos para casi todo, pero a medida que crecen requieren más que atención física: necesitan ayuda para desarrollarse mental, emocional, moral y espiritualmente.
Los hijos precisan en especial del amor de los padres para lograr un sano desarrollo. Aunque expresarles amor con palabras es importante, estas deben ir respaldadas por acciones; es decir: los niños necesitan que sus padres pongan un buen ejemplo. Asimismo, los hijos necesitan principios por los cuales guiarse, y los necesitan desde su más tierna infancia. Cuando la ayuda llega demasiado tarde, pueden producirse, y de hecho se producen, situaciones lamentables.
Los mejores principios que existen son los que se hallan en la Biblia. Las ventajas de la instrucción bíblica son excepcionales, pues mediante ella, los niños llegan a darse cuenta de que lo que se les está enseñando no son las palabras de un ser humano, sino las de su Creador, su Padre celestial, lo cual confiere al consejo una fuerza incomparable.
La Biblia anima a los padres a esforzarse por inculcar buenos principios en la mente de sus hijos. Sin embargo, a medida que estos van creciendo, a los padres les suele resultar difícil hablar con ellos de las cuestiones de mayor importancia. Este libro, APRENDAMOS DEL GRAN MAESTRO, se ha concebido para evitar dicha situación. Les proporcionará a usted y a sus hijos información espiritual que puedan leer juntos. Sobre todo, fomentará la conversación entre los niños y quienes lean el libro con ellos.
Observará que el libro pide que los niños den respuestas. En sus páginas hay una gran cantidad de preguntas colocadas de manera oportuna. A continuación de cada una encontrará puntos suspensivos (...), que sirven como recordatorio de que se debe pausar y pedir al niño su opinión. A los niños les gusta sentirse parte activa de las situaciones; de lo contrario, pierden el interés rápidamente.
No obstante, el aspecto más importante de las preguntas es que le permitirán descubrir qué piensa su hijo. Es probable que las respuestas que dé no sean las correctas. Pero la información que sigue a cada pregunta está ideada para ayudar al niño a desarrollar patrones de pensamiento sanos.
Una característica especial del libro son sus más de doscientas treinta ilustraciones. Al pie de la mayoría de ellas hay preguntas que animan al niño a expresarse, basándose en lo que está viendo y en lo que acaba de leer. Por lo tanto, examine las láminas con su hijo. Son un excelente instrumento educativo que sirven para recalcar las lecciones que se enseñan.
Cuando su pequeño aprenda a leer, anímelo a que le lea el libro a usted y también a que lo lea por sí mismo, pues cuanto más lo haga, más se le grabarán en la mente y el corazón sus buenos consejos. No obstante, para fortalecer los vínculos de cariño y respeto entre su hijo y usted, es preciso que lean el libro juntos y de forma regular.
En la actualidad, los niños se ven expuestos constantemente, y a un grado que hubiera resultado inimaginable no hace tantos años, a información relacionada con la inmoralidad sexual, el espiritismo y otras prácticas degradantes. Por eso necesitan protección, que este libro ayuda a suministrarles de forma digna a la vez que franca. Pero sobre todo, los niños precisan que se les dirija a la Fuente de toda sabiduría, nuestro Padre celestial, Jehová Dios. Eso fue lo que Jesús, el Gran Maestro, hizo siempre. Es nuestro deseo sincero que este libro contribuya a que usted y su familia vivan de una forma que agrade a Jehová y obtengan su bendición eterna.
APRENDAMOS DEL GRAN MAESTRO