FÍJATE en Samuel derramando aceite en la cabeza de ese hombre. Esto es lo que le hacían a alguien para mostrar que había sido escogido como rey. Jehová le dice a Samuel que derrame aceite sobre la cabeza de Saúl. Es un aceite especial de dulce olor.
Saúl no creía que él era lo suficientemente bueno para ser rey. ‘Yo pertenezco a la tribu de Benjamín, la más pequeña de Israel,’ le dice a Samuel. ‘¿Por qué dices que seré rey?’ A Jehová le agrada Saúl porque no pretende ser grande e importante. Por eso lo escoge para ser rey.
Pero Saúl no es pobre ni un hombre pequeño. Él viene de una familia rica, y es muy hermoso y alto. ¡Le pasa por como la tercera parte de un metro a cualquier otro en Israel! Saúl también es muy buen corredor, y un hombre muy fuerte. La gente se alegra de que Jehová haya escogido a Saúl para ser rey. Todos empiezan a gritar: ‘¡Viva el rey!’
Los enemigos de los israelitas siguen estando fuertes. Poco después que se hace rey a Saúl, los amonitas suben contra ellos. Pero Saúl reúne un ejército grande, y vence a los amonitas. El pueblo se alegra de tener a Saúl como rey.
Pasan los años, y Saúl guía a los israelitas a muchas victorias. Saúl también tiene un hijo valiente, Jonatán. Y Jonatán ayuda a Israel a ganar muchas batallas. Los filisteos todavía son los peores enemigos de Israel. Un día, miles y miles de filisteos vienen contra Israel.
Samuel le dice a Saúl que espere hasta que él venga y haga un sacrificio a Jehová. Pero Samuel se tarda. Saúl teme que los filisteos empiecen la batalla, así que se adelanta y hace el sacrificio él mismo. Cuando Samuel finalmente llega, le dice a Saúl que ha sido desobediente. ‘Jehová escogerá a otra persona para que sea rey sobre Israel,’ dice Samuel.
Más tarde, Saúl desobedece otra vez. Samuel le dice: ‘Mejor es obedecer a Jehová que hacerle un regalo de las mejores ovejas. Porque no has obedecido a Jehová, él no te seguirá teniendo como rey de Israel.’
De esto podemos aprender una buena lección. Nos muestra que es importante obedecer a Jehová siempre. También, esto nos muestra que alguien bueno, como lo había sido Saúl, puede hacerse malo. ¡Que nunca nos pase eso! ¿verdad?