LA NIÑA que ves aquí tiene 12 años. Jesús la tiene de la mano, y la madre y el padre de ella están cerca. ¿Sabes por qué están tan contentos? Vamos a ver.
El padre de la niña es un hombre importante llamado Jairo. Un día su hija enferma, y la ponen en una cama. Pero no mejora; se pone cada vez más enferma. Jairo y su esposa se preocupan mucho, porque parece que la niñita se va a morir. Ella es su única hija. Así que Jairo busca a Jesús. Él ha oído acerca de los milagros que Jesús hace.
Cuando Jairo halla a Jesús, hay una muchedumbre grande alrededor de él. Pero Jairo pasa por en medio de la muchedumbre y cae a los pies de Jesús. ‘Mi hija está muy enferma,’ dice. ‘Ven, por favor, y sánala,’ suplica. Jesús dice que vendrá.
Mientras caminan, la muchedumbre sigue empujando para acercarse. De repente Jesús se detiene. ‘¿Quién me tocó?’ pregunta. Jesús sintió que de él salió poder, y sabe que alguien lo ha tocado. Pero ¿quién? Es una mujer que ha estado enferma por 12 años. ¡Vino y tocó la ropa de Jesús, y sanó!
Esto hace que Jairo se sienta mejor, porque puede ver que es fácil para Jesús sanar a alguien. Pero entonces viene un mensajero. ‘No molestes más a Jesús,’ le dice a Jairo. ‘Tu hija ha muerto.’ Jesús oye esto y le dice a Jairo: ‘No te preocupes; ella estará bien.’
Cuando por fin llegan a la casa de Jairo, la gente está llorando con gran tristeza. Pero Jesús dice: ‘No lloren. La niña no ha muerto. Solo duerme.’ Pero ellos se ríen y burlan de Jesús, porque saben que ella está muerta.
Jesús entonces entra con el padre y la madre de la niña y tres de sus apóstoles en el cuarto donde la niña está. La toma de la mano y dice: ‘¡Levántate!’ Y ella vuelve a vivir, como lo ves aquí. ¡Se levanta y camina! Por eso el padre y la madre de ella están tan felices.
Esta no es la primera persona a quien Jesús levanta de entre los muertos. El primero es el hijo de una viuda que vive en la ciudad de Naín. Después, Jesús también resucita a Lázaro, el hermano de María y Marta. Cuando Jesús gobierne como el rey dado por Dios, resucitará a muchísimas personas. ¿No nos debe alegrar eso?