El pueblo de Judá se alejó de Jehová muchas veces y cayó en la idolatría, o sea, se puso a adorar a dioses falsos. Durante esos años, Jehová trató de ayudarlos enviándoles muchos profetas. Pero la gente no les hacía caso y se burlaba de ellos. Jehová quería acabar con la idolatría. ¿Cómo lo haría?
El rey de Babilonia, Nabucodonosor, iba conquistando una nación tras otra. La primera vez que conquistó Jerusalén, capturó al rey Joaquín, a los príncipes, guerreros y artesanos, y se los llevó a Babilonia. También se llevó los tesoros del templo de Jehová. Luego, Nabucodonosor decidió que Sedequías fuera el rey de Judá.
Al principio, el rey Sedequías obedecía a Nabucodonosor. Pero los profetas falsos y la gente de los países cercanos le decían a Sedequías que se rebelara contra Babilonia. Jeremías le advirtió: “Si te rebelas, habrá muertes, hambre y enfermedades en Judá”.
Después de ocho años, el rey Sedequías se rebeló contra Babilonia, y para eso le pidió ayuda al ejército de Egipto. Entonces, Nabucodonosor envió su ejército a atacar Jerusalén. El ejército babilonio acampó alrededor de la ciudad. Jeremías le dijo a Sedequías: “Jehová dice que, si te rindes a los babilonios, tú y la ciudad sobrevivirán. Pero, si no te rindes, ellos van a quemar Jerusalén y te llevarán prisionero”. Sedequías respondió: “¡No me voy a rendir!”.
Un año y medio después, los babilonios derribaron una parte de las murallas de Jerusalén. Por allí entraron a la ciudad y la quemaron. También quemaron el templo, mataron a mucha gente y se llevaron miles de prisioneros.
Sedequías logró escapar de Jerusalén, pero los babilonios lo persiguieron, lo atraparon cerca de Jericó y se lo llevaron al rey Nabucodonosor. El rey obligó a Sedequías a ver cómo mataban a sus hijos. Luego, lo dejó ciego y lo metió en prisión. Allí murió Sedequías. Pero Jehová hizo esta promesa al pueblo de Judá: “Después que pasen 70 años, voy a llevarlos de vuelta a su hogar en Jerusalén”.
¿Qué pasaría con los jóvenes que se habían llevado a Babilonia? ¿Seguirían leales a Jehová?
“Jehová Dios, el Todopoderoso, verdaderas y justas son tus sentencias” (Apocalipsis 16:7).