Josías empezó a reinar en Judá cuando tenía 8 años. En ese tiempo, la gente usaba magia y adoraba ídolos. Cuando Josías tenía 16 años, quiso aprender a adorar a Jehová de la manera correcta. Después, cuando tenía 20 años, empezó a destruir los ídolos y altares por todo el país. Y, cuando tenía 26 años, preparó todo para reparar el templo de Jehová.
El sumo sacerdote, Hilquías, encontró allí en el templo el rollo de la Ley de Dios. Quizás ese rollo era el que había escrito Moisés. Safán, el secretario del rey, le llevó el rollo a Josías y empezó a leérselo en voz alta. Josías lo escuchó y se dio cuenta de que el pueblo había desobedecido a Jehová por muchos años. Entonces el rey Josías le dijo a Hilquías: “Jehová está muy molesto con nosotros. Habla con él para que nos diga lo que tenemos que hacer”. Jehová le dio este mensaje a la profetisa Huldá: “El pueblo de Judá me ha dejado. Los voy a castigar, pero no mientras Josías sea el rey, porque él es humilde”.
Cuando el rey Josías escuchó ese mensaje, fue al templo y reunió al pueblo de Judá. Luego, leyó la Ley de Jehová en voz alta a la nación. Josías y el pueblo prometieron obedecer a Dios con todo el corazón.
Hacía muchos años que la nación de Judá no celebraba la Pascua. Pero Josías leyó en la Ley que la Pascua se debía celebrar todos los años, así que le dijo al pueblo: “Tendremos una fiesta de Pascua para Jehová”. Después, Josías dio órdenes para que prepararan muchos sacrificios y para que hubiera un coro que cantara en el templo. Entonces, celebraron la Pascua y luego la Fiesta de los Panes Sin Levadura, que duró siete días. No habían tenido una Pascua como esa desde que Samuel estaba vivo. Josías de verdad amaba la Ley de Dios. ¿Y a ti? ¿También te gusta aprender de Jehová?
“Tu palabra es una lámpara para mi pie y una luz para mi camino” (Salmo 119:105).