LA PALABRA griega que se traduce “carro” en la Traducción del Nuevo Mundo puede referirse a distintos tipos de vehículos (Hech. 8:28, 29, 38). Al parecer, el vehículo en el que viajaba el etíope no era un simple carro militar o de carreras, sino que era un vehículo más grande. Veamos algunas razones por las que llegamos a esa conclusión.

 El etíope era un funcionario muy importante y había recorrido una gran distancia. Era “un hombre de autoridad que estaba al servicio de Candace, la reina de los etíopes, y que estaba a cargo de todo el tesoro de ella” (Hech. 8:27). En aquella época, Etiopía abarcaba lo que hoy es Sudán y la zona más al sur del actual Egipto. Aunque seguramente el etíope no viajó en el mismo vehículo todo el tiempo, debía llevar bastante equipaje para ese viaje tan largo. En el siglo primero se utilizaban distintos tipos de vehículos para transportar pasajeros. Uno de ellos eran carruajes que tenían cuatro ruedas y estaban cubiertos. Una obra de estudio bíblico afirma: “En esos carruajes se podía llevar más equipaje, se podía viajar con más comodidad y quizás se podían recorrer mayores distancias” (Acts—An Exegetical Commentary).

 El etíope estaba leyendo cuando Felipe se le acercó. El relato dice que “Felipe corrió al lado y oyó que él estaba leyendo en voz alta al profeta Isaías” (Hech. 8:30). Los carruajes de pasajeros no estaban diseñados para viajar a grandes velocidades, sino que avanzaban a un ritmo más lento. Eso permitiría que el etíope fuera leyendo y que Felipe lograra alcanzarlo corriendo.

 El etíope “le suplicó a Felipe que subiera y se sentara con él” (Hech. 8:31). En un carro de carreras, los conductores solían ir de pie. En cambio, en un carruaje de pasajeros, habría suficiente espacio para que el eunuco y Felipe se pudieran sentar.

 En vista de lo que dice el capítulo 8 de Hechos y de las pruebas históricas, ya no dibujamos en nuestras publicaciones al etíope en un carro de guerra o en uno de carreras, sino en un vehículo más grande.