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ARTÍCULO ESTUDIÁYPAJ 29

¿Preparasckas tianquísh atun tribulaciúnpaj?

¿Preparasckas tianquísh atun tribulaciúnpaj?

«Preparasckas tiaychis» (MAT. 24:44).

CANCIÚN 150 ¡Jehová será tu Salvador!

AVANCE a

1. ¿Imaraycu allít can listus tiayta manáraj suj desastre sucedeptin?

 LA PREPARACIÓN salva vidas. Por ejemplo, cuando ocurre un desastre, las personas que están bien preparadas tienen más posibilidades de sobrevivir y de ayudar a otros. Tal como dijo una organización humanitaria de Europa, “una buena preparación puede marcar una gran diferencia”.

2. ¿Imaraycu listus tianáysh tían atun tribulaciúnpaj? (Mateo 24:44).

2 La “gran tribulación” empezará de repente (Mat. 24:21). Pero, a diferencia de muchos otros desastres, no tomará a todo el mundo por sorpresa. Hace unos 2.000 años, Jesús les dijo a sus seguidores que debían estar preparados para ese día (lea Mateo 24:44). Si seguimos este consejo, será más fácil que sobrevivamos a ese periodo tan difícil y que ayudemos a otras personas a lograrlo (Luc. 21:36).

3. ¿Imaraycu aguante, compasiún y munayta precisaycu listus tiáypaj atun tribulaciúnpaj?

3 Para estar preparados para la gran tribulación necesitamos cultivar tres cualidades. ¿Cuál será nuestra reacción si se nos pide que llevemos un duro mensaje de condena y otras personas se ponen en nuestra contra? (Apoc. 16:21). Ahí necesitaremos aguante para obedecer a Jehová y confiar en que él nos protegerá. ¿Qué haremos si nuestros hermanos pierden parte de sus posesiones o se quedan sin nada? (Hab. 3:17, 18). Ahí necesitaremos compasión para socorrerlos y cubrir sus necesidades. ¿Y cómo actuaremos cuando nos ataque una coalición de naciones y quizás tengamos que vivir en un espacio pequeño con nuestros hermanos durante un tiempo? (Ezeq. 38:10-12). Ahí nos hará falta un amor muy profundo por nuestra familia espiritual.

4. ¿Imaina yacháysh ima esforsacunaycu tían astaan apíypaj aguante, compasiún y munayta?

4 La Palabra de Dios nos anima a tener más aguante, compasión y amor. Lucas 21:19 afirma: “Con su aguante salvarán su vida”. Colosenses 3:12 aconseja: “Vístanse de tierna compasión”. Y 1 Tesalonicenses 4:9, 10 dice: “Dios mismo les está enseñando a amarse unos a otros. [...] Pero los animamos, hermanos, a que sigan haciéndolo todavía más”. Todas estas palabras iban dirigidas a personas que ya estaban demostrando aguante, compasión y amor. Pero tenían que seguir cultivando estas cualidades. Y lo mismo nos toca hacer a nosotros. ¿Qué nos ayudará a lograrlo? En este artículo veremos cómo cultivaron estas cualidades los primeros cristianos y cómo podemos imitarlos, y así estar preparados para la gran tribulación.

AGUANTE HUIÑÁCHIY

5. ¿Imát ʼruarancu cristianus huámaj siglumanta aguantáypaj?

5 Los primeros cristianos necesitaban aguantar (Heb. 10:36). Además de los problemas normales de la vida, enfrentaban otras dificultades debido a su fe. Muchos sufrían la persecución de los líderes religiosos judíos y de las autoridades romanas, y también la oposición de su propia familia (Mat. 10:21). A veces tenían que luchar contra la influencia de los apóstatas, que intentaban dividir la congregación con sus enseñanzas falsas (Hech. 20:29, 30). A pesar de todo, esos cristianos aguantaron (Apoc. 2:3). ¿Cómo lo lograron? Meditando en ejemplos de aguante de las Escrituras Hebreas, como Job (Sant. 5:10, 11). Orándole a Jehová para pedirle fuerzas (Hech. 4:29-31). Y teniendo muy presente que él los recompensaría por su aguante (Hech. 5:41).

6. ¿Imát yachachíasyh Merita ʼruasckanta oposiciún aguantáypaj?

6 Nosotros también podemos aguantar si tenemos la costumbre de meditar en los ejemplos de aguante que encontramos en la Biblia y en nuestras publicaciones. Eso es lo que ayudó a una hermana de Albania llamada Merita a seguir adelante a pesar de la oposición violenta de su familia. Ella cuenta: “Cuando estudié en la Biblia la historia de Job, me llegó al corazón. Este hombre sufrió muchísimo..., y no sabía quién era la causa de sus problemas. A pesar de todo, como dice Job 27:5, él afirmó ‘¡Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad!’. Esto me hizo pensar en que mis pruebas son mucho más pequeñas que las suyas y en que yo sí sé quién está detrás de ellas”.

7. Amapas mana crusashcanqui suj sajra pruebaraycu ca momentupi, ¿ima allít can aprendenayqué cunanmanta?

7 Otra cosa que nos dará más aguante es desahogarnos con Jehová frecuentemente (Filip. 4:6; 1 Tes. 5:17). Puede que usted no esté pasando por una prueba difícil en estos momentos. ¿Pero qué hace cuando se siente disgustado, confundido o agobiado? ¿Busca la guía de Jehová? Si tiene la costumbre de acudir a Jehová para afrontar los problemas del día a día, también lo hará en el futuro cuando las cosas se pongan peor. Estará convencido de que él sabe exactamente cuándo y cómo ayudarlo (Sal. 27:1, 3).

EL AGUANTE

Con cada prueba que aguantamos nos hacemos más fuertes para afrontar la siguiente. (Vea el párrafo 8).

8. ¿Imaina ckaachin Mírap ejemplun ima cunan aguantayta yanapáaj ʼríysh ámoj pachapi aguantayta? (Santiago 1:2-4; dibuju ckáay).

8 Hay más posibilidades de que aguantemos la gran tribulación si aguantamos las pruebas que tenemos ahora (Rom. 5:3). ¿Por qué podemos decir esto? Muchos hermanos sienten que, con cada prueba que aguantan, se hacen más fuertes para afrontar la siguiente. Cuando aguantan una prueba con la ayuda de Jehová, aumenta su fe en que él quiere ayudarlos. Y, gracias a esa fe, logran aguantar la siguiente prueba (lea Santiago 1:2-4). Así piensa una precursora de Albania llamada Mira. Esta hermana confiesa que a veces le parece que nadie tiene tantos problemas como ella. En esos momentos, se pone a pensar en cuánto la ha apoyado Jehová en los últimos 20 años y se dice a sí misma: “Sé fiel. No tires por la borda todos esos años de servicio y todas esas batallas ganadas con la ayuda de Jehová”. Usted también puede pararse a pensar en todo lo que Jehová ha hecho para ayudarlo a aguantar. Tenga la total confianza de que cada vez que aguanta una prueba él lo ve y lo recompensará por ello (Mat. 5:10-12). Entonces, cuando estalle la gran tribulación, usted ya sabrá aguantar y estará decidido a seguir aguantando.

COMPASIÚN CKAÁCHIY

9. ¿Imaina compasiún ckaachera congregaciunta Antioquía Siriamanta?

9 Pensemos en lo que pasó cuando los cristianos de Judea sufrieron una época de mucha hambre. Cuando los hermanos de Antioquía de Siria se enteraron, sintieron compasión por ellos. Y demostraron lo que sentían con sus acciones: “Decidieron enviarles ayuda, cada uno según sus posibilidades, a los hermanos que vivían en Judea” (Hech. 11:27-30). Aunque los hermanos que estaban pasando necesidad vivían lejos, los cristianos de Antioquía estaban decididos a socorrerlos (1 Juan 3:17, 18).

LA COMPASIÓN

Cuando ocurre un desastre, podemos demostrar nuestra compasión. (Vea el párrafo 10).

10. ¿Ima layasmanta ckaachiyta atíysh compasiunniycu áicap huauckesniycu crusashcancu suj sajra situaciún? (Ckáay dibuju).

10 Nosotros también podemos demostrar nuestra compasión cuando nos enteramos de que los hermanos están pasando por una situación de emergencia. Podríamos actuar rápidamente de las siguientes maneras: poniéndonos a disposición de los ancianos, haciendo donativos a la obra mundial y orando por los que están sufriendo (Prov. 17:17). b En el 2020, por ejemplo, se formaron en todo el mundo más de 950 Comités de Socorro para ayudar a los afectados por la pandemia del COVID-19. Agradecemos muchísimo el trabajo de todos los que participan en labores de socorro. La compasión que sienten por sus hermanos y hermanas los ha motivado a llevarles ayuda humanitaria, a darles consuelo espiritual y, en algunos casos, a reparar o reconstruir hogares y lugares de reunión (compare con 2 Corintios 8:1-4).

11. ¿Imaina honra ckopúysh tataycuta áicap compasiún ckaachíysh?

11 Todo lo que hacemos para mostrar compasión después de un desastre llama la atención de otras personas. Veamos un caso. En el 2019, el huracán Dorian destruyó un Salón del Reino en las Bahamas. Cuando se estaba reconstruyendo el salón, los hermanos le pidieron a un contratista que les hiciera un presupuesto para unos trabajos que había que hacer. Él les dijo: “Quiero hacer algo por su organización. Me gustaría poner la maquinaria, la mano de obra y los materiales. Me impresiona mucho ver cómo tratan ustedes a sus amigos”. La mayoría de las personas no conocen a Jehová, pero muchos se fijan en lo que hacemos sus Testigos. Es un gran honor saber que nuestros actos de compasión pueden animar a otras personas a conocer a “Dios, que es rico en misericordia” (Efes. 2:4).

12. ¿Imaraycu preparaáysh atun tribulaciúnpaj ckaachiyta compasiún cunan? (Apocalipsis 13:16, 17).

12 ¿Por qué necesitaremos ser compasivos durante la gran tribulación? Porque la Biblia indica que quienes no apoyen a los gobiernos tendrán problemas, tanto ahora como durante la gran tribulación (lea Apocalipsis 13:16, 17). Tal vez nuestros hermanos necesiten ayuda para cubrir sus necesidades básicas. ¿Verdad que deseamos que cuando venga nuestro Rey, Jesucristo, a juzgar a la gente nos encuentre mostrando compasión y nos diga: “Hereden el Reino”? (Mat. 25:34-40).

ASTAAN MÚNAY HUAUCKESRAYCU APINÁYSH TÍAN

13. ʼ¿Ima ʼruarancu cristianus huámaj siglumanta astaan munacunancúpaj? (Romanos 15:7).

13 En el siglo primero, todo el mundo sabía que los cristianos se amaban. ¿Pero era fácil para ellos demostrarse ese amor? Pensemos en la congregación de Roma, que estaba formada por cristianos muy distintos. Algunos eran judíos, que se habían criado siguiendo la Ley de Moisés. Pero también había hermanos de otras naciones, con antecedentes culturales muy distintos. Probablemente, algunos eran esclavos y otros, hombres libres, y es posible que algunos tuvieran esclavos. ¿Qué los ayudaría a superar esas diferencias y quererse cada vez más? El apóstol Pablo les dio este consejo: “Recíbanse con gusto” (lea Romanos 15:7). ¿Qué quiso decir? La palabra que aquí se traduce “recíbanse con gusto” transmite la idea de recibir a alguien con amabilidad o con hospitalidad, como cuando una persona recibe a alguien en su casa o lo incluye en su círculo de amigos. Por ejemplo, Pablo le dijo a Filemón cómo tenía que recibir a un esclavo que se llamaba Onésimo y que se había fugado de su casa. Le dijo: “Recíbelo amablemente” (Filem. 17). Priscila y Áquila sabían mucho más del cristianismo que Apolos, pero lo recibieron con gusto y se lo llevaron con ellos (Hech. 18:26). Aunque todos estos cristianos eran muy distintos, no dejaron que esas diferencias los dividieran. Al contrario, las superaron y se recibieron con gusto.

EL AMOR

Necesitamos el amor de todos los hermanos. (Vea el párrafo 15).

14. ¿Imaina munaynincu ckaacherancu Anna ckosanuan?

14 Nosotros también podemos expresar nuestro amor por los hermanos recibiéndolos con gusto, incluyéndolos en nuestro círculo de amistades. Por lo general, eso hará que ellos también nos traten con cariño (2 Cor. 6:11-13). Veamos lo que les pasó a Anna y a su esposo, que eran misioneros en África Occidental. Poco después de ser enviados a otro país de la región, estalló la pandemia del COVID-19, y ya no podían reunirse en persona con los hermanos de la congregación. ¿Qué hizo este matrimonio para expresarles su amor? Se pusieron en contacto con ellos por videoconferencia para decirles que tenían muchas ganas de conocerlos mejor. Este gesto les llegó al corazón a los hermanos, y empezaron a llamar por teléfono a Anna y a su esposo y a enviarles mensajes. ¿Por qué se esforzaron estos misioneros por integrarse en la congregación? Anna lo explica así: “Llevo en mi corazón todo el amor que los hermanos nos demostraron a mi familia y a mí en los buenos y en los malos momentos. Pensar en eso me impulsa a demostrar mi amor”.

15. ¿Imát yachachisun munaymanta huauckesta Vanéssap ejemplun? (Ckáay dibuju).

15 Muchas congregaciones están formadas por hermanos y hermanas con personalidades y antecedentes muy distintos. ¿Qué nos ayudará a amarlos más a todos? Centrarnos en sus buenas cualidades. A una hermana que se llama Vanessa y que vive en Nueva Zelanda le costaba mucho llevarse bien con algunos hermanos de su congregación porque sus personalidades la irritaban. En lugar de dejarlos a un lado, decidió pasar más tiempo con ellos. Gracias a eso, descubrió las cosas que a Jehová le gustan de esas personas. Ella cuenta: “Como a mi esposo lo nombraron superintendente de circuito, nos juntamos con muchos más hermanos, y cada uno tiene su personalidad. Pero ahora se me hace más fácil llevarme bien con los demás. Me encanta la variedad. Y está claro que a Jehová también le encanta, porque él mismo trae a su pueblo a personas muy distintas”. Entonces, ¿cómo podemos demostrar que amamos a nuestros hermanos? Haciendo el esfuerzo de verlos como Jehová los ve (2 Cor. 8:24).

Si durante la gran tribulación nos mantenemos unidos a nuestros hermanos, Jehová nos protegerá, tal como ha prometido. (Vea el párrafo 16).

16. ¿Imaraycu ancha necesariu caj ʼrin múnay apiyta atun tribulaciunpi? (Ckáay dibuju).

16 Durante la gran tribulación, será imprescindible que amemos a nuestros hermanos. ¿Cómo nos protegerá Jehová cuando comience la gran tribulación? Pensemos en las instrucciones que Jehová le dio a su pueblo para sobrevivir al ataque que sufriría la antigua Babilonia: “Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores y cierra las puertas detrás de ti. Escóndete por un breve momento hasta que la furia haya pasado” (Is. 26:20). Es posible que nosotros también tengamos que seguir estas instrucciones durante la gran tribulación. La expresión “cuartos interiores” puede referirse a las congregaciones. Si durante ese periodo nos mantenemos unidos a nuestros hermanos, Jehová nos protegerá, tal como ha prometido. Por lo tanto, no basta con soportar a nuestros hermanos; debemos amarlos de verdad. Es probable que sin ese amor no podamos sobrevivir.

CUNAN PREPARACÚYSH

17. ¿Ima ʼrúaj ʼriycu atun tribulaciunpi si cunan preparacúysh?

17 “El gran día de Jehová” será un periodo muy angustioso para toda la humanidad (Sof. 1:14, 15). Los siervos de Jehová también tendremos dificultades. Pero, si nos preparamos ahora, podremos mantener la calma y ayudar a los demás. Con el aguante, afrontaremos cualquier desafío que se presente. Con la compasión, estaremos dispuestos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para socorrer a nuestros hermanos y cubrir sus necesidades. Y, con el amor que ya sentiremos por ellos, lograremos mantenernos unidos. Jehová nos premiará con la vida eterna en un mundo en el que los desastres y las tribulaciones caerán en el olvido (Is. 65:17).

CANCIÚN 144 No dejes de mirar allí

a Pronto va a empezar la gran tribulación, el periodo más complicado de la historia humana. Para prepararnos, debemos desarrollar el aguante, la compasión y el amor. En este artículo, veremos qué hicieron los primeros cristianos para cultivar estas tres cualidades, cómo podemos hacer nosotros lo mismo y cómo nos ayudarán estas virtudes a estar preparados para la gran tribulación.

b Todos los que deseen participar en labores de socorro deben llenar la Solicitud de voluntario local de diseño y construcción (DC-50) o la Solicitud para el programa de voluntarios (A-19). Luego deben esperar a que se les invite a participar.