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YAĆHACHICUY 42

¿Listullachun cayanqui cäsucunayquipä?

¿Listullachun cayanqui cäsucunayquipä?

‘Jehová Dios yaćhayninta uycuśhan nunam ichá caynu […] cällanmanmi lulaycunpis’ (SANT. 3:17).

TAQUI 101 Sirvamos a Dios en unidad

AVANCE a

1. ¿Imapïmi sasa canman cäsucuyta?

 ¿LE CUESTA a veces obedecer? En ocasiones, a David le pasó. Por eso, le pidió a Dios: “Despierta en mí el deseo de obedecerte” (Sal. 51:12). Aunque David amaba a Jehová, en algunos momentos se le hacía difícil obedecerlo, y a nosotros nos pasa lo mismo. ¿Por qué? Primero, porque hemos heredado la tendencia a desobedecer. Segundo, porque Satanás siempre está incitándonos a rebelarnos, tal como hizo él (2 Cor. 11:3). Y, tercero, porque el mundo que nos rodea tiene una actitud rebelde; ese es “el espíritu que ahora actúa en los hijos de la desobediencia” (Efes. 2:2). Así que, para obedecer a Jehová y a las personas a las que él les ha dado autoridad, debemos esforzarnos al máximo por luchar contra nuestra imperfección, contra Satanás y contra este mundo.

2. ¿Ima ninanmi listulla cayca cäsucunapä? (Santiago 3:17).

2 (Lea Santiago 3:17). El escritor bíblico Santiago dijo que la persona sabia “está lista para obedecer”. ¿Qué significa eso? Que debemos estar dispuestos a obedecer a aquellos a quienes Jehová les ha dado cierta autoridad y que debemos tener el deseo de hacerlo. Claro está, Jehová no espera que obedezcamos a alguien que nos pida ir en contra de sus normas (Hech. 4:18-20).

3. ¿Imapïmi cäsucunanchic autoridäniyücunata?

3 Quizás sintamos que es más fácil obedecer a Jehová que a los seres humanos porque las instrucciones que él nos da siempre son perfectas (Sal. 19:7). Y eso casi nunca pasa con los humanos que tienen autoridad. A pesar de eso, nuestro Padre celestial les ha dado cierta autoridad a los padres, las autoridades y los ancianos (Prov. 6:20; 1 Tes. 5:12; 1 Ped. 2:13, 14). En realidad, cuando obedecemos a estas personas, estamos obedeciendo a Jehová. Veamos qué podemos hacer para obedecer a aquellos a quienes Jehová les ha dado autoridad, incluso cuando nos cueste aceptar las normas que nos dan y seguirlas.

CÄSUCUY TAYTA-MAMACUNATA

4. ¿Imapïmi achca wamla-walaśhcuna cäsuculcanchu taytancunacta?

4 Los jóvenes tienen muchos compañeros que son “desobedientes a los padres” (2 Tim. 3:1, 2). ¿Por qué hay tantos que actúan así? Algunos ven que sus padres les piden que hagan cosas que ellos mismos no hacen, y eso quizás les parezca hipócrita. Otros piensan que los consejos de sus padres están pasados de moda, son demasiado estrictos o no son prácticos. Joven, ¿te has sentido así alguna vez? A muchos tal vez les parezca difícil respetar el siguiente mandato de Jehová: “Sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo” (Efes. 6:1). ¿Qué puede ayudarte a hacer eso?

5. Lucas 2:46-52 nishannü, ¿imapïmi juc alli ejemplo Jesús taytancunacta cäsucunanpä?

5 Para aprender a ser obedientes, no hay mejor ejemplo que el de Jesús (1 Ped. 2:21-24). Él era perfecto, pero sus padres eran imperfectos. Sin embargo, los honró, incluso cuando se equivocaban o no lo entendían (Éx. 20:12). Fíjate en lo que le pasó cuando tenía 12 años (lee Lucas 2:46-52). Jesús viajó con su familia a Jerusalén para celebrar una de las fiestas anuales. Cuando José y María emprendieron el viaje de regreso a su casa, no se dieron cuenta de que Jesús no estaba con ellos. En realidad, tendrían que haberse asegurado de que todos sus hijos estuvieran en el grupo. Cuando por fin encontraron a Jesús, ¡María lo culpó por el susto que se habían llevado! Aunque Jesús podía haberles dicho que eso era muy injusto, no lo hizo. Más bien, les dio una respuesta sencilla y respetuosa. Pero José y María “no entendieron lo que les estaba diciendo”. A pesar de todo, Jesús “continuó sujeto a ellos”.

6, 7. ¿Imam yanapanman müsucunata taytancunacta cäsucunanpä?

6 Joven, cuando tus padres cometen un error o no te entienden, ¿se te hace difícil obedecerlos? ¿Qué podría ayudarte? Primero, ten en cuenta cómo se siente Jehová. La Biblia dice que, si los hijos obedecen a los padres, “eso le agrada al Señor” (Col. 3:20). Cuando tus padres no te entienden o ponen normas que no son del todo justas, Jehová lo sabe. Pero, si decides obedecerlos a pesar de todo, él se sentirá muy feliz.

7 Segundo, ten en cuenta cómo se sienten tus padres. Cuando los obedeces, los haces felices y te ganas su confianza (Prov. 23:22-25). Y seguramente te sentirás más unido a ellos. Alexandre, un hermano de Bélgica, dice: “Cuando empecé a hacerles más caso a mis papás, nuestra relación mejoró. Estábamos más unidos y más contentos”. b Tercero, ten en cuenta que ser obediente ahora te ayudará más adelante. Paulo, de Brasil, cuenta: “Aprender a obedecer a mis papás me ha ayudado a obedecer a Jehová y a otros que tienen autoridad”. La Palabra de Dios te da esta poderosa razón para obedecer a tus padres: “Para que te vaya bien y permanezcas durante mucho tiempo sobre la tierra” (Efes. 6:2, 3).

8. ¿Imapïmi achca müsucuna cäsuculcan taytancunacta?

8 Muchos jóvenes han visto que les va bien cuando obedecen a sus padres. A Luiza, que también es de Brasil, al principio le costaba mucho entender por qué sus padres durante un tiempo no la dejaban tener su propio teléfono, ya que casi todos los jóvenes de su edad tenían uno. Pero luego se dio cuenta de que sus padres en realidad la estaban protegiendo. Ella dice: “Ahora veo que obedecer a mis papás no es como llevar una camisa de fuerza, sino como ponerme un cinturón de seguridad que me puede salvar la vida”. A una joven de Estados Unidos que se llama Elizabeth a veces le cuesta ser obediente. Ella explica lo que hace: “Cuando mis papás me ponen una norma y no entiendo bien el porqué, pienso en todas las ocasiones en que sus normas me protegieron”. Monica, que vive en Armenia, dice que siempre le va mejor cuando obedece a sus padres que cuando no lo hace.

CÄSUCUŚHUN ‘MAS PUYDÏ AUTORIDÄCUNATA’

9. ¿Imapïmi nunacunaca cäsuculcanchu autoridäcunata lluy mandaśhanta?

9 En general, las personas reconocen que los gobiernos son necesarios y que hay que obedecer al menos algunas de las leyes de esas “autoridades superiores” (Rom. 13:1). Pero, cuando les parece que una ley es injusta o que les exige demasiado, ya no están tan dispuestas a obedecerla. Hablemos por ejemplo del pago de impuestos. Según una encuesta realizada en un país europeo, una de cada cuatro personas cree que, “si alguien considera que un impuesto es injusto, está bien que no lo pague”. Como piensan así, no extraña que los ciudadanos de ese país solo paguen aproximadamente el 65 % de los impuestos que les pide el Gobierno.

¿Qué aprendemos de la obediencia de José y María? (Vea los párrafos 10 a 12). c

10. ¿Imapïmi cäsucunchic autoridäcunata, masqui mana munaśhanchic captinpis?

10 Según la Biblia, los gobiernos humanos hacen sufrir a la gente, están bajo el control de Satanás y pronto van a ser destruidos (Sal. 110:5, 6; Ecl. 8:9; Luc. 4:5, 6). Pero también nos dice que “el que se opone a la autoridad se ha puesto en contra del orden establecido por Dios”. Por ahora, Jehová permite que haya gobiernos para que las cosas no se salgan de control, y él espera que nosotros los respetemos. Por eso debemos darles “a todos lo que les corresponde”, y eso incluye pagar impuestos, darles honra y obedecerlos (Rom. 13:1-7). Puede que nos parezca que obedecer cierta ley no sea conveniente para nosotros o que nos salga demasiado caro, o tal vez el problema es que nos parezca injusta. Pero obedecemos a Jehová, y él espera que obedezcamos a los gobiernos, siempre y cuando no nos pidan algo que vaya en contra de las leyes divinas (Hech. 5:29).

11, 12. Lucas 2:1-6 nishannü, ¿imactam lulapäcula José Mariawan cäcuculcananpä autoridänincunacta masqui mana fácil captinpis? ¿Ñatac imanuymi capäcula? (Licaycuytac dibujucunata).

11 Podemos aprender mucho de José y María. Ellos estaban listos para obedecer a las autoridades superiores incluso cuando era difícil hacerlo (lea Lucas 2:1-6). Por ejemplo, su obediencia se puso a prueba cuando María llevaba unos nueve meses de embarazo. Resulta que el emperador romano César Augusto ordenó realizar un censo. Para cumplir con ese decreto, José y María tenían que ir a Belén. Eso exigía viajar unos 150 kilómetros (93 millas) por terreno montañoso. El viaje no sería nada fácil, especialmente para María. Puede que a los dos les preocupara el bienestar de ella y del bebé. ¿Y si el momento de dar a luz llegaba en pleno camino? ¡María llevaba en su vientre al que sería el Mesías! ¿Habría sido una razón válida para desobedecer el decreto?

12 José y María no usaron ninguna de estas preocupaciones como excusa para desobedecer la ley. Y Jehová los bendijo por ser obedientes: María llegó bien a Belén, dio a luz a un bebé sano y hasta contribuyó al cumplimiento de una profecía bíblica (Miq. 5:2).

13. Ya’anchic cäsucuptinchic autoridäcunata, ¿imanuypam yanapaycun juc hermanucunata?

13 Si obedecemos a las autoridades superiores, nos beneficiamos tanto nosotros como otras personas. ¿En qué sentido? Por un lado, nos ahorramos el castigo que las autoridades les imponen a los que pasan por alto la ley (Rom. 13:4). Y, por otro lado, nuestra obediencia individual puede influir en cómo ven las autoridades a los testigos de Jehová como colectivo. Eso fue lo que pasó en Nigeria hace algunas décadas. Un grupo de soldados entró en un Salón del Reino durante una reunión. Estaban buscando a unas personas que protestaban con violencia contra los impuestos. Pero el oficial a cargo les ordenó a los soldados que se fueran de allí. Les dijo: “Los testigos de Jehová no andan por ahí protestando contra el pago de impuestos”. Cada vez que usted obedece las leyes, contribuye a que la reputación del pueblo de Jehová sea mejor. Y algún día esa buena reputación podría proteger a sus hermanos (Mat. 5:16).

14. ¿Imactam lulala juc hermana autoridäcunata ‘cäsucunanpä listulla cananpä’?

14 Con todo, puede que a veces nos cueste trabajo obedecer a las autoridades superiores. Una hermana de Estados Unidos llamada Joanna dice con sinceridad: “Para mí, obedecer era superdifícil porque mi familia había sufrido muchas injusticias por culpa de las autoridades”. Pero Joanna se propuso cambiar su forma de pensar. ¿Cómo lo logró? Primero, dejó de leer en las redes sociales cualquier mensaje que alimentara esos sentimientos negativos contra las autoridades (Prov. 20:3). Segundo, le pidió a Jehová que la ayudara a confiar en él en lugar de esperar un cambio en los gobiernos humanos (Sal. 9:9, 10). Y, tercero, se puso a leer artículos de nuestras publicaciones sobre la neutralidad (Juan 17:16). Joanna dice que respetar y obedecer a las autoridades le ha dado “una paz indescriptible”.

CÄSUCUŚHUN DIOSPA MALCAN MANDAMÄŚHANCHICTA

15. ¿Imapïmi sasa canman cäsucuy Diospa malcan mandamäśhanchic?

15 Jehová nos pide que seamos obedientes a los que nos dirigen en la congregación (Heb. 13:17). Aunque nuestro Líder, Jesús, es perfecto, las personas que él ha escogido para dirigirnos aquí en la Tierra no lo son. A veces, obedecer sus instrucciones puede resultarnos difícil, especialmente si nos piden que hagamos algo que no queremos hacer. En una ocasión, el apóstol Pedro se sintió así. Un ángel le dijo que tenía que comer animales que eran impuros según la Ley de Moisés. Pero Pedro se negó a hacerlo nada más y nada menos que tres veces (Hech. 10:9-16). En su opinión, estas nuevas instrucciones no eran lógicas. Él estaba acostumbrado a hacer las cosas de otra manera. Si a Pedro le costó mucho obedecer a un ángel perfecto, no debería extrañarnos que a nosotros a veces se nos haga difícil seguir las instrucciones de hombres imperfectos.

16. ¿Imactam lulala apóstol Pablo mandato ćhasquiśhan mana allinnü captin? (Hechos 21:23, 24, 26).

16 El apóstol Pablo demostró que estaba listo para obedecer incluso cuando recibió unas instrucciones que tal vez no le parecieron muy razonables. Ciertos cristianos de origen judío habían oído algunos rumores sobre él: que estaba “enseñando una apostasía contra Moisés” y que no respetaba la Ley mosaica (Hech. 21:21, nota). Los ancianos de Jerusalén le dijeron a Pablo que demostrara que estaba obedeciendo la Ley. Para eso debía ir al templo con cuatro hombres y limpiarse ceremonialmente. Pero Pablo sabía que los cristianos ya no estaban bajo la Ley y que él no había hecho nada malo. A pesar de todo, obedeció inmediatamente. El relato dice: “Al día siguiente, Pablo se llevó a estos hombres y se limpió ceremonialmente con ellos” (lea Hechos 21:23, 24, 26). Con su obediencia, contribuyó a la unidad entre los hermanos (Rom. 14:19, 21).

17. ¿Imactam yaćhanchic Stephanie śhutiyüta pasaśhampi?

17 A una hermana que se llama Stephanie se le hizo muy difícil aceptar una decisión que tomó la sucursal. Ella y su esposo eran muy felices sirviendo en un grupo de habla extranjera. Pero la sucursal decidió que el grupo se disolviera, y a esta pareja se le pidió volver a una congregación de su idioma materno. ¿Cómo se sintió Stephanie? Ella admite: “Me sentía muy triste, y no pensaba que una congregación de nuestro propio idioma necesitara más ayuda”. Aun así, ella decidió apoyar el cambio. Dice: “Con el tiempo entendí que los hermanos tomaron una decisión sabia. En nuestra nueva congregación muchos no tienen a nadie de su familia en la verdad, así que nos convertimos en sus padres espirituales. También le doy clases de la Biblia a una hermana que hasta hace poco era inactiva. Y ahora tengo más tiempo para mi estudio personal”. Concluye diciendo: “Sé que he hecho todo lo posible por ser obediente, y eso me deja con la conciencia tranquila”.

18. ¿Imanuypam yanapamanchic cäsucücama cayta?

18 Todos podemos aprender a ser obedientes. Jesús “aprendió lo que es la obediencia por las cosas que sufrió”, y no por vivir en condiciones perfectas (Heb. 5:8). Muchas veces, nosotros también aprendemos a ser obedientes cuando pasamos por situaciones difíciles. Pensemos en lo que ocurrió al principio de la pandemia del COVID-19. Se nos pidió que dejáramos de reunirnos en los Salones del Reino y que no fuéramos a predicar de casa en casa. ¿Cómo le fue a usted? ¿Se le hizo difícil obedecer? Sea como sea, su obediencia le sirvió de protección, lo mantuvo unido a sus hermanos y alegró a Jehová. Ahora estamos todos más preparados para obedecer cualquier instrucción que nos llegue durante la gran tribulación. Probablemente la obediencia nos salvará la vida (Job 36:11).

19. ¿Imapïmi munanqui cäsucu cayta?

19 Hemos aprendido que cuando somos obedientes recibimos muchas bendiciones. Pero, sobre todo, decidimos obedecer a Jehová porque lo amamos y queremos agradarle (1 Juan 5:3). Nunca podremos devolverle todo lo que ha hecho por nosotros (Sal. 116:12). Pero hay algo que sí podemos hacer: obedecer a Jehová y a quienes tienen autoridad. Con nuestra obediencia demostramos que somos sabios. Y, cuando somos sabios, alegramos el corazón de Jehová (Prov. 27:11).

TAQUI 89 Jehová bendice al que escucha y obedece

a Como somos imperfectos, a veces nos resulta difícil obedecer, incluso si quien pone las normas tiene derecho a hacerlo. Este artículo hablará de los beneficios de obedecer a los padres, a “las autoridades superiores” y a los hermanos que dirigen la congregación.

b En el artículo “¿Cómo puedo hablar con mis padres sobre las reglas que me ponen?”, de jw.org, encontrarás sugerencias para hablar con tus padres cuando te ponen normas que te parecen difíciles de seguir.

c DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: José y María cumplieron con el decreto de César y fueron a Belén para registrarse. Hoy en día, los cristianos obedecemos las leyes de tránsito, pagamos los impuestos y seguimos las instrucciones de las autoridades para proteger la salud.