Job hizo un pacto con sus ojos (Job 31:1; lvs 9:12).

Job reflexionaba en las consecuencias de pecar (Job 31:2, 3; lvs 9:8).

Job recordaba que Jehová estaba pendiente de su comportamiento (Job 31:4; w20.07 30:7).

Debemos ser limpios y castos —es decir, puros en sentido moral— no solo en lo que hacemos y en lo que decimos, sino también en nuestro corazón (Mt 5:28).