CAPÍTULO 2

Cómo prepararse para tener éxito en el matrimonio

Cómo prepararse para tener éxito en el matrimonio

1, 2. a) ¿Cómo recalcó Jesús la importancia de la planificación? b) ¿En qué campo es especialmente importante la planificación?

 LA CONSTRUCCIÓN de un edificio requiere preparación cuidadosa. Antes de colocar el fundamento, debe adquirirse el terreno y han de trazarse los planos. Sin embargo, no puede pasarse por alto otro elemento fundamental. Jesús dijo: “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla?”. (Lucas 14:28.)

2 Lo que es cierto en la construcción de un edificio también lo es en la formación de un matrimonio de éxito. Muchos dicen: “Quiero casarme”. ¿Pero cuántos se paran y calculan el costo? Aunque la Biblia habla favorablemente del matrimonio, también señala los desafíos que este presenta. (Proverbios 18:22; 1 Corintios 7:28.) Por lo tanto, los que están contemplando el matrimonio deben tener una visión realista tanto de las bendiciones como del costo que comporta.

3. ¿Por qué es valiosa la Biblia para los que planean casarse, y qué tres preguntas nos ayudará a contestar?

3 La Biblia puede ayudarnos. Su consejo lo inspiró quien dio origen al matrimonio, Jehová Dios. (Efesios 3:14, 15; 2 Timoteo 3:16.) Vamos a utilizar los principios que se hallan en esta guía, antigua pero de gran actualidad, para determinar 1) ¿cómo puede uno saber si está preparado para el matrimonio?, 2) ¿qué debe buscarse en el futuro cónyuge? y 3) ¿cómo puede mantenerse honorable el noviazgo?

¿ESTAMOS PREPARADOS PARA EL MATRIMONIO?

4. ¿Qué factor fundamental contribuye a mantener un buen matrimonio, y por qué?

4 La construcción de un edificio puede ser costosa, pero no lo es menos su mantenimiento a largo plazo. Lo mismo sucede en el caso del matrimonio. Casarse puede constituir un desafío; pero mantener una buena relación en el matrimonio año tras año no lo es menos. ¿Qué se requiere para mantener esa buena relación? Un factor fundamental es el sentimiento de compromiso sin reservas. La Biblia describe la relación matrimonial del siguiente modo: “El hombre dejará a su padre y a su madre, y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne”. (Génesis 2:24.) Jesucristo especificó la única base bíblica para el divorcio con la posibilidad de contraer nuevas nupcias: la “fornicación”, es decir, las relaciones sexuales extramaritales ilícitas. (Mateo 19:9.) Si estamos contemplando el matrimonio, tengamos presentes estas normas bíblicas. Si aún no estamos preparados para aceptar ese compromiso solemne, no estamos preparados para el matrimonio. (Deuteronomio 23:21; Eclesiastés 5:4, 5.)

5. Aunque a algunos les asusta el compromiso solemne del matrimonio, ¿por qué deben valorarlo los que piensan casarse?

5 La idea de un compromiso solemne asusta a muchos. “Saber que los dos estábamos atados para toda la vida me hizo sentir acorralado, encerrado, totalmente cercado”, confesó un joven. Pero si amamos de verdad a la persona con la que pensamos casarnos, el compromiso no nos parecerá una carga. Por el contrario, lo veremos como una garantía de seguridad. El sentimiento de compromiso implicado en el matrimonio hará que la pareja desee estar junta durante tiempos favorables y desfavorables, así como apoyarse mutuamente en toda circunstancia. Pablo, apóstol cristiano, escribió que el amor verdadero “soporta todas las cosas”, “aguanta todas las cosas”. (1 Corintios 13:4, 7.) “El compromiso del matrimonio me da seguridad —dice una mujer—. Valoro el sentimiento reconfortante que me produce haber admitido para nosotros mismos y delante del mundo que deseamos mantenernos unidos.” (Eclesiastés 4:9-12.)

6. ¿Por qué es mejor no casarse demasiado joven?

6 Cumplir ese compromiso requiere madurez. Por ello, Pablo aconseja a los cristianos que es preferible que pospongan el matrimonio hasta que hayan pasado la “flor de la juventud”, el tiempo en el que los impulsos sexuales se intensifican y pueden afectar el buen juicio. (1 Corintios 7:36.) Los jóvenes cambian con rapidez al crecer. Muchos de los que se casan cuando son muy jóvenes se dan cuenta de que sus necesidades y deseos, así como los de su pareja, cambian después de unos cuantos años. Las estadísticas ponen de relieve que la probabilidad de que los matrimonios de adolescentes sean infelices y terminen en divorcio es mucho mayor que en el caso de los que se desposan más tarde. De modo que no hay que precipitarse. Los años que vivimos como adultos jóvenes solteros pueden proporcionarnos una experiencia muy valiosa para convertirnos en cónyuges más maduros y mejor preparados. Posponer el matrimonio también puede ayudarnos a entendernos mejor a nosotros mismos, un factor esencial para una buena relación de pareja.

PRIMERO DEBEMOS CONOCERNOS A NOSOTROS MISMOS

7. ¿Por qué deberían primero autoexaminarse los que piensan casarse?

7 ¿Nos parece fácil enumerar las cualidades que nos gustaría que tuviera nuestra pareja? Para la mayoría sí lo es. Sin embargo, ¿qué puede decirse de nuestras cualidades? ¿Qué cualidades tengo yo que puedan contribuir al éxito de mi matrimonio? ¿Qué clase de esposo o esposa seré? Por ejemplo, ¿admito sin vacilar mis errores y acepto el consejo, o siempre me pongo a la defensiva cuando me corrigen? ¿Soy normalmente alegre y optimista, o suelo ser pesimista y quejumbroso? (Proverbios 8:33; 15:15.) Recordemos que el matrimonio no va a cambiar nuestra personalidad. Si somos orgullosos, hipersensibles o muy pesimistas de solteros, seremos igual de casados. Puesto que es difícil vernos a nosotros mismos como nos ven los demás, ¿por qué no pedimos a nuestros padres o a un amigo de confianza su opinión sincera y sus recomendaciones? Si vemos que podemos efectuar algún cambio, trabajemos en ello antes de contemplar el matrimonio.

Cultivemos en la soltería cualidades, hábitos y aptitudes que puedan ayudarnos en el matrimonio

8-10. ¿Qué consejo da la Biblia sobre la preparación para el matrimonio?

8 La Biblia nos anima a permitir que el espíritu santo de Dios actúe en nosotros a fin de producir cualidades como “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio”. También nos dice que ‘seamos hechos nuevos en la fuerza que impulsa nuestra mente’, y que ‘nos vistamos de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad’. (Gálatas 5:22, 23; Efesios 4:23, 24.) La aplicación de este consejo durante la soltería es como depositar dinero en el banco: producirá dividendos en el futuro, después de casados.

9 Por ejemplo, en el caso de la mujer, puede aprender a prestar más atención a “la persona secreta del corazón” que a su apariencia física. (1 Pedro 3:3, 4.) La modestia y el juicio sano la ayudarán a tener sabiduría, que es una verdadera “corona de hermosura”. (Proverbios 4:9; 31:10, 30; 1 Timoteo 2:9, 10.) En cuanto al hombre, puede aprender a tratar a las mujeres con amabilidad y respeto. (1 Timoteo 5:1, 2.) Asimismo, debe aprender a tomar decisiones y a asumir responsabilidades, y también a ser modesto y humilde. Las actitudes dominantes provocan muchos problemas en el matrimonio. (Proverbios 29:23; Miqueas 6:8; Efesios 5:28, 29.)

10 Aunque cambiar el modo de ser en estos campos no es fácil, es algo en lo que todos los cristianos debemos trabajar, y, además, nos ayudará a ser mejores cónyuges.

QUÉ BUSCAR EN EL FUTURO CÓNYUGE

11. ¿Cómo pueden determinar dos personas si son compatibles?

11 ¿Es costumbre en el lugar donde vive que uno escoja a su pareja? En tal caso, ¿cómo debe proceder si halla a alguien del sexo contrario que le resulta atractivo? Primero pregúntese: ‘¿Tengo en realidad la intención de casarme?’. Es cruel jugar con las emociones de otra persona creándole falsas expectativas. (Proverbios 13:12.) Luego pregúntese: ‘¿Estoy en condición de casarme?’. Si la respuesta a ambas preguntas es afirmativa, los pasos siguientes van a depender de las costumbres locales. En algunos países, después de observar a la persona por algún tiempo, se le expresa directamente el deseo de conocerla mejor. Si la respuesta es negativa, no debe insistirse hasta el punto de ser desagradable. Recordemos que la otra persona también tiene el derecho de tomar su decisión al respecto. Sin embargo, si la respuesta es afirmativa, podemos planear pasar tiempo juntos en actividades sanas. De este modo tendremos la oportunidad de determinar si esa es la pareja idónea para nosotros. a ¿Qué debe buscarse durante esta etapa?

12. ¿Qué deben tener en cuenta dos personas que son novios? Ilústralo

12 Para contestar esa pregunta, imagínese dos instrumentos musicales, como por ejemplo, el piano y la guitarra. Si están bien afinados, cualquiera de los dos produce música agradable como instrumento solista. Pero ¿qué sucede si se tocan juntos? En ese caso deben estar afinados entre sí. Lo mismo sucede con los componentes de la pareja. Es posible que cada uno se haya esforzado por “afinar” su personalidad a nivel individual. Pero la pregunta importante es: ¿están afinados entre sí? En otras palabras, ¿son compatibles?

13. ¿Por qué es muy imprudente iniciar una relación con alguien que no comparte nuestra fe?

13 Es importante que ambos compartan las mismas creencias y principios. El apóstol Pablo escribió: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos”. (2 Corintios 6:14; 1 Corintios 7:39.) Casarse con alguien que no comparte nuestra fe en Dios aumenta el riesgo de que se produzca una grave discordancia. Por otra parte, la devoción mutua a Jehová Dios es el fundamento más seguro de la unidad. Jehová quiere que seamos felices y que nos una el lazo más estrecho con nuestra pareja. Desea que estemos unidos a él y uno al otro en un lazo triple de amor. (Eclesiastés 4:12.)

14, 15. Explique por qué profesar la misma fe no es el único factor unificante del matrimonio.

14 Aunque la adoración conjunta a Dios es el aspecto más importante de la unidad, hay otros factores implicados. Para estar en armonía, la pareja debe tener metas similares. ¿Cuáles son las suyas? Por ejemplo, ¿qué piensan sobre tener hijos? ¿Qué ocupa el lugar prioritario en su vida? b (Mateo 6:33.) El verdadero éxito en el matrimonio requiere que ambos cónyuges sean buenos amigos y disfruten de la compañía mutua. (Proverbios 17:17.) Para ello deben poseer intereses en común. Es difícil mantener una amistad estrecha —mucho menos un matrimonio— cuando este no es el caso. Ahora bien, si a su futura pareja le gusta una actividad en particular, como el excursionismo, y a usted no, ¿quiere decir eso que no son el uno para el otro? No necesariamente. Es posible que tengan en común otros intereses de mayor relevancia. Es más, usted puede hacer feliz a su futura pareja participando en las actividades sanas que a ella le gustan. (Hechos 20:35.)

15 Puede decirse que la compatibilidad viene determinada por la facultad de adaptación más bien que por la identidad de caracteres. En vez de preguntarse: ‘¿Concordamos en todo?’, sería mejor plantearse: ‘¿Qué sucede cuando disentimos? ¿Podemos discutir los asuntos con calma, respetando la dignidad de nuestra pareja? ¿O se convierten los desacuerdos en discusiones acaloradas?’. (Efesios 4:29, 31.) Si queremos casarnos, debemos cuidarnos de quienes sean orgullosos, dogmáticos, de los que nunca quieran ceder o de los que constantemente insistan en salirse con la suya, abierta o solapadamente.

DEBEMOS INFORMARNOS PRIMERO

16. ¿Qué puede buscar la mujer en su futura pareja?

16 A aquellos a quienes se confían responsabilidades en la congregación cristiana primero se ‘les prueba en cuanto a aptitud’. (1 Timoteo 3:10.) Podemos utilizar también este principio. Por ejemplo, la mujer podría preguntarse: ‘¿Qué reputación tiene este hombre? ¿Quiénes son sus amigos? ¿Tiene autodominio? ¿Cómo trata a las personas mayores? ¿De qué clase de familia procede? ¿Cómo se lleva con sus familiares? ¿Qué actitud tiene con referencia al dinero? ¿Abusa de las bebidas alcohólicas? ¿Tiene mal genio o es incluso violento? ¿Qué responsabilidades tiene en la congregación, y cómo cumple con ellas? ¿Podría respetarlo profundamente?’. (Levítico 19:32; Proverbios 22:29; 31:23; Efesios 5:3-5, 33; 1 Timoteo 5:8; 6:10; Tito 2:6, 7.)

17. ¿Qué puede buscar el hombre en su futura pareja?

17 El hombre podría preguntarse: ‘¿Ama y respeta a Dios esta mujer? ¿Puede encargarse de un hogar? ¿Qué esperará de nosotros su familia? ¿Es prudente, trabajadora, ahorrativa? ¿De qué suele hablar? ¿Se interesa sinceramente por el bienestar ajeno, o es egocéntrica y entrometida? ¿Es confiable? ¿Está dispuesta a someterse a la jefatura, o es terca, incluso hasta rebelde?’. (Proverbios 31:10-31; Lucas 6:45; Efesios 5:22, 23; 1 Timoteo 5:13; 1 Pedro 4:15.)

18. Si se perciben debilidades de poca importancia durante el noviazgo, ¿qué debe tenerse presente?

18 No hay que olvidar que estamos tratando con alguien que es descendiente imperfecto de Adán, no con un héroe (o heroína) idealizado tomado de una novela romántica. Todo el mundo tiene debilidades y algunas deben pasarse por alto, tanto en lo que toca a uno mismo como a la futura pareja. (Romanos 3:23; Santiago 3:2.) Además, una determinada debilidad puede contribuir al crecimiento espiritual. Por ejemplo, imagínese que tienen una discusión durante el noviazgo, pues incluso las personas que se aman y respetan mutuamente a veces discrepan en sus conclusiones. (Compárese con Génesis 30:2; Hechos 15:39.) ¿Es posible que ambos tengan sencillamente que ‘refrenar su espíritu’ un poco más y aprender a resolver los asuntos de manera más pacífica? (Proverbios 25:28.) ¿Muestra su futura pareja un deseo de mejorar? ¿Y qué puede decirse de uno mismo? ¿Podría aprender a ser menos sensible, menos susceptible? (Eclesiastés 7:9.) Aprender a resolver problemas puede crear el marco para una comunicación franca que va a ser esencial en la vida de casados. (Colosenses 3:13.)

19. ¿Qué sería prudente hacer si surgieran problemas serios durante el noviazgo?

19 ¿Qué podemos hacer si percibimos tendencias que nos preocupan mucho? Estas deben sopesarse detenidamente. Por mucho que nos atraiga la persona y por grandes que sean los deseos que tengamos de casarnos, nunca cerremos los ojos a las faltas graves. (Proverbios 22:3; Eclesiastés 2:14.) Si tenemos serias reservas sobre nuestra futura pareja, lo más prudente es romper la relación y no comprometernos solemnemente con ella.

MANTENGAMOS HONORABLE EL NOVIAZGO

20. ¿Cómo pueden mantener los novios una conducta irreprochable?

20 ¿Cómo podemos mantener honorable el noviazgo? Primero hay que asegurarse de que la conducta moral sea irreprochable. ¿Se considera apropiado donde vive que las parejas no casadas se agarren de la mano, se besen o se abracen? De todos modos, aunque no se desaprueben estas acciones, tales expresiones de afecto deben reservarse para la etapa de la relación en la que ya se ha formalizado el compromiso para el matrimonio. Hay que cuidarse, asimismo, de que estas no se intensifiquen hasta desembocar en conducta inmunda o en fornicación. (Efesios 4:18, 19; compárese con Cantar de los Cantares 1:2; 2:6; 8:5, 9, 10.) Dado que el corazón es traicionero, es prudente no quedarse solos en una casa, un apartamento, un automóvil estacionado o en ningún otro lugar que pudiera prestarse a comportamiento impropio. (Jeremías 17:9.) Mantener el noviazgo moralmente limpio demuestra que poseemos autodominio y que anteponemos altruistamente el bienestar de nuestra pareja a nuestros propios deseos. Y lo que es más importante, un noviazgo limpio agrada a Jehová Dios, quien manda a sus siervos que se abstengan de la inmundicia y la fornicación. (Gálatas 5:19-21.)

21. ¿Qué comunicación franca puede ser necesaria para mantener honorable el noviazgo?

21 En segundo lugar, un noviazgo honorable también exige comunicación sincera. Cuando los novios contemplan el matrimonio, hay ciertos asuntos que deben tratar sin reservas. ¿Dónde van a vivir? ¿Trabajarán ambos? ¿Quieren tener hijos? También es justo revelar asuntos, quizás del pasado, que puedan afectar al matrimonio. Entre estos pueden contarse deudas u obligaciones importantes y cuestiones de salud, como alguna enfermedad grave. Ya que muchas personas infectadas con el VIH (el virus que causa el sida) no manifiestan síntomas inmediatos, no sería impropio que el interesado o sus padres pidieran una prueba del sida a quien tuviera un pasado de promiscuidad sexual o drogadicción intravenosa. Si los resultados del análisis son positivos, la persona infectada no debe presionar a su futura pareja para que mantenga el compromiso si esta no lo desea. Es más, sería aconsejable que todo aquel que hubiera pertenecido a un grupo de alto riesgo se sometiera voluntariamente a la prueba del sida antes de iniciar un noviazgo.

DESPUÉS DE LA BODA

22, 23. a) ¿Cómo podría perderse el equilibrio al preparar la boda? b) ¿Qué visión equilibrada debe mantenerse sobre la boda y el matrimonio?

22 Es probable que durante los meses anteriores a la boda ambos estén muy ocupados con los preparativos. Se puede aliviar mucha tensión siendo moderados. Una boda sofisticada posiblemente complazca a los parientes y a la comunidad, pero tal vez suponga un esfuerzo físico y económico innecesario para los recién casados y sus familias. Es razonable seguir hasta cierto grado las costumbres locales, pero deben evitarse los extremos y la competencia, pues pueden ensombrecer la ocasión y privar a los novios de la alegría propia de ese día. Aunque es importante tomar en consideración los sentimientos de los demás, el novio es principalmente el primer responsable de decidir qué se hará en la recepción de bodas. (Juan 2:9.)

23 Recordemos que la boda dura solo un día, pero el matrimonio es para toda la vida. Evitemos concentrarnos demasiado en el día de la boda. En lugar de eso, busquemos la dirección de Jehová Dios y planeemos de antemano la vida de casados. Así estaremos bien preparados para tener éxito en el matrimonio.

a Lo antedicho sería aplicable en los países donde se considera apropiado que los cristianos salgan juntos para conocerse.

b Aun en la congregación cristiana es posible que algunos vivan un tanto al margen de las actividades espirituales, y en vez de ser siervos entusiastas de Dios, se dejen influir por las actitudes y la conducta del mundo. (Juan 17:16; Santiago 4:4.)