Dios destruyó a los desobedientes y salvó a Noé y su familia (Génesis 7:11, 12, 23)
Durante cuarenta días y cuarenta noches llovió sin parar. El agua inundó la Tierra, y todas las personas malas murieron.
Los ángeles rebeldes dejaron sus cuerpos humanos y se unieron a Satanás. Ahora son demonios.
Solo se salvaron los que estaban dentro del arca. Con el tiempo, Noé y su familia murieron, pero Dios les devolverá la vida, y podrán vivir para siempre.
Dios pronto volverá a destruir a los malos y a salvar a los buenos (Mateo 24:37-39)
El Diablo y los demonios siguen intentando que la gente no obedezca a Jehová.
Hoy, como en tiempos de Noé, muchas personas no quieren obedecer a Jehová. Él pronto va a destruir a toda la gente mala (2 Pedro 2:5, 6).
Pero también hay personas que son como Noé y hacen lo que Dios manda. Son los testigos de Jehová.